El jardín de la reforma del artículo 135 de la Constitución será de difícil salida para Pedro Sánchez. Desde que el nuevo secretario general socialista anunciara que su partido votaría a favor de la proposición de IU para derogar el precepto, pactado en agosto de 2011 entre PP y PSOE, cuando José Luis Rodríguez Zapatero era presidente del Gobierno, no han cesado las críticas, incluso desde su propio bando. Primero hubo quien le recordó que él mismo apoyó y trabajó en aquella reforma, y este mismo miércoles un grupo de ex altos cargos socialistas encabezados por Miguel Sebastián firmaba en El Mundo un artículo contra su decisión.
Y no sólo desde las filas socialistas se ha cargado contra Sánchez. También este miércoles, Luis de Guindos se salía de su habitual tono para lanzar un recado con una enorme carga de profundidad al líder socialista. En un almuerzo convocado por la Asociación para el Progreso de la Dirección en Madrid, el ministro de Economía le recordaba actual líder de la oposición que aquella reforma no fue sólo "consecuencia de un pacto entre el PP y el PSOE". "No sé si se lo han explicado bien", ha apuntado De Guindos, pero el artículo 135 es la plasmación directa de "un tratado intergubernamental", es consecuencia de que somos miembros de la zona euro.
En este sentido, ha explicado que España tiene "un pacto fiscal", que firmaron todos los países de la UE excepto Reino Unido y la República Checa, que "obliga a lo que dice el artículo 135 de la Constitución". Por eso, recuerda, hay que cumplir con ese precepto, "esté o no" en la Carta Magna, "tenemos que cumplirlo porque estamos en la Eurozona". Por eso, el ministro de Economía se ha mostrado sorprendido por la decisión de Sánchez, que ha achacado a la situación política de su partido: "Por muy compleja que sea su situación, entre la herencia de Rodríguez Zapatero y Podemos, estoy convencido de que no quiere sacar a España del euro".
De hecho, ni siquiera ha sido este asunto el único en el que De Guindos ha lanzado un dardo envenenado a su adversario socialista y a la herencia del último presidente del Gobierno del PSOE. En otro momento del coloquio, y preguntado por el Plan Juncker de inversión en toda Europa, el ministro de Economía ha pedido la inversión de más de 300.000 millones de euros que plantea la Comisión Europea no se convierta "en un compendio de Planes E: no puede ser un conjunto de planes keynesianos de demanda", que sólo servirían, en su opinión, a muy corto plazo, imponiendo una carga de deuda que habría que pagar durante muchos años. El Gobierno español pretende que estas inversiones vayan dirigidas a proyectos realmente útiles a medio plazo, para lo que ha pedido la involucración del sector privado en todo el programa.