El presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ha reclamado que se adopten reformas estructurales en la eurozona que impulsen la productividad y la innovación, ya que la política monetaria no puede impulsar "de forma permanente" las perspectivas de crecimiento de la unión monetaria.
Durante su participación en la Convención Anual de la Asociación de Mercados Financieros (AMF), Weidmann recalcó que el mayor problema al que se enfrenta actualmente la eurozona son las "débiles previsiones de crecimiento" debido en gran medida a los ajustes macroeconómicos realizados, lo que, junto con la baja inflación, ha llevado al BCE a adoptar medidas de política acomodaticia "sin precedentes".
Sin embargo, recalcó que, aunque la política monetaria puede influir en la demanda en el corto plazo, no puede impulsar de forma permanente las perspectivas de crecimiento. Preguntado sobre la posible compra de deuda pública, indicó que, aunque parece ser la "receta mágica, distrae la atención de lo que realmente importa. Mi postura es bien conocida, lo que no quiere decir que la compra de deuda soberana esté prohibida per se. Pero hay límites en la legislación europea por motivos de peso".
Además, recordó que, desafortunadamente, la política fiscal tampoco puede impulsar el crecimiento por sí sola, aunque aún existe espacio para ajustes adicionales. Así, agregó que desde un punto de vista estructural la perspectiva futura "parece dejar mucho que desear", lo que se traduce no solo en una menor calidad de vida en el futuro y limitaciones presupuestarios, además del riesgo de volver a caer en tasas de crecimiento negativas.
En este contexto, incidió en que es necesario un incremento del crecimiento a medio plazo, lo que, en su opinión, ocurrirá únicamente si se hace frente de forma "decidida" a los actuales déficits estructurales.
Productividad e innovación
El presidente del Bundesbank reconoció las reformas adoptadas en los últimos años y destacó, por ejemplo, la reforma laboral española, entre las medidas que han permitido a los países europeos aumentar su competitividad. Sin embargo, añadió que, aunque esto es necesario para la prosperidad, "no es suficiente", ya que, en última instancia, depende de la productividad.
"Aunque la débil demanda juega un papel actualmente en esta situación, y es por lo que nuestra política monetaria es más acomodaticia que nunca, debemos hacer frente a los déficits estructurales y dar rienda suelta a la innovación e impulsar la productividad", remarcó Weidmann, quien instó a redoblar los esfuerzos en este sentido.
En concreto, apostó por un sector financiero próspero que canalice el capital hacia las empresas "más innovadoras y eficaces", así como reformas que hagan más fácil que las nuevas empresas puedan competir. Respecto al mercado laboral, defendió que este debe ser "flexible" y proteger "a los trabajadores en vez de los empleos", al mismo tiempo que permita a las compañías atraer los empleados cualificados que necesitan.
En este sentido, subrayó que el elevado nivel de desempleo, especialmente entre los jóvenes, es una "tragedia en algunos países" y suponen una razón más que suficiente para mejorar los mercados laborales. "La idea de una 'generación perdida' es económicamente indefendible y moralmente repulsiva", agregó.
Mejorar el crecimiento
En su opinión, estos aspectos son los "pilares" que juntos pueden tener el potencia de cambiar las perspectivas de crecimiento. De hecho, recordó que según los cálculos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) estiman que este tipo de medidas tienen el potencial de incrementar el crecimiento un 15% en diez años. En este sentido, añade que incluso algunas de ellas dejarían sentir sus efectos de forma inmediata, ya que las expectativas de unos mayores ingresos en el futuro incentivan una mayor inversión en el presente.
Pese a todo, admitió que no existe una única reforma que sea una "bala de plata" y es necesario que se adopten más medidas no sólo con respecto al crecimiento, sino también en el marco fiscal de la eurozona. En este sentido, confió en que si la eurozona se embarca en una amplia reforma como la que ha descrito, la unión monetaria no sólo seguirá cumpliendo con su promesa de mantener la estabilidad de precios, sino que podrá prometer también prosperidad.