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Las claves de la última adquisición de Buffett: Duracell

Procter & Gamble llevaba desde 2007 con intención de vender Duracell al mejor postor y Buffett con interés en comprarlo.

Procter & Gamble llevaba desde 2007 con intención de vender Duracell al mejor postor y Buffett con interés en comprarlo.

Berkshire Hathaway, el conglomerado financiero controlado por Warren Buffett, ha acordado la compra a Procter & Gamble ( P&G) de su participada Duracell, empresa especializada en la fabricación de pilas y baterías.

La compra se realizará pagando a P&G con todas las acciones que la propia Berkshire posee de esta compañía, cuyo valor ronda los $4.700 millones. Asimismo, P&G se compromete a realizar una inyección de capital en Duracell por valor de $1.800 millones en 2015. Eso implica dar una valoración a Duracell de $2.900 millones, algo razonable para una empresa con un EBITDA de $414 millones.

P&G llevaba desde 2007 con intención de vender Duracell al mejor postor, pero la crisis financiera frustró el proceso. El pasado octubre, anunciaba que escindía Duracell de su matriz, precisamente, para facilitar su posible venta. La operación concluirá, previsiblemente, en el segundo semestre de 2015.

Por su parte, Berkshire llegó a acumular este mismo verano una liquidez superior a $50.000 millones, fruto de la falta de ideas de inversión del Oráculo de Omaha. Recientes operaciones, como la compra de la cadena de concesionarios de coches Van Tuyl Group o la propia compra de Duracell harán que se reduzca ligeramente esa liquidez acumulada.

El negocio de Duracell, fácil de comprender, con una marca muy potente detrás, no sujeto a grandes cambios y con crecimientos pequeños, pero constantes (alrededor del 1-2% anual), es el favorito de Buffett. Desde que fuese inversor de Gillette, Buffett ya había sido indirectamente inversor en Duracell, ya que Gillette adquirió el fabricante de pilas en 1996. Posteriormente, en 2005, Procter & Gamble se hizo con Gillette por $53.000 millones e, indirectamente, con Duracell.

Buffett es desde hace años uno de los máximos accionistas de P&G. El valor actual de la participación de Berkshire Hathaway en esta empresa asciende a $4.700 millones, pero su coste no llega a $337 millones, lo que demuestra lo exitosa que ha sido dicha inversión.

Optimización fiscal

Como ya hiciera recientemente con el Washington Post y Phillips 66, Buffett demuestra, una vez más, las interesantes estrategias que plantea para reducir el pago de impuestos por ganancias de capital.

En vez de vender su participación de P&G en el mercado -y tributar por ello- para, posteriormente, comprar Duracell, al entregar las acciones que Berkshire ya posee de la misma, se evita ese peaje tributario. A principios de año, Buffett ya intercambió acciones de Phillips 66 por una de sus filiales por valor de $1.400 millones. De esa forma se ahorraba el peaje fiscal.

Control total

Con esta operación, Buffett demuestra que prefiere controlar negocios al 100%, en lugar de mantenerse como un accionista minoritario. La diferencia no es baladí, ya que, de ahora en adelante, puede ordenar que todos los flujos de caja excedentes le sean enviados a Omaha para que él, personalmente, los invierta, como ya hace con sus más de 80 negocios controlados en exclusiva por Berkshire.

Éste es un cambio que lleva décadas sucediendo. Si hace 30 años, la mayoría de las inversiones de Buffett se centraban en paquetes de acciones de empresas cotizadas y el control total de negocios era la opción minoritaria, ahora es al revés. Buffett lleva años prefiriendo controlar por completo las empresas en las que invierte frente a adquirir pequeños paquetes, como ha hecho recientemente en IBM o Walmart.

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