Miguel Boyer, que acaba de dejarnos, entró en el Banco de España de mi mano. Allí, aunque su formación era la de físico, pronto mostró su capacidad para entender la economía. Antes de la muerte de Franco, Boyer fue muy activo desde las filas del PSOE. Más tarde, con Felipe González en la presidencia del Gobierno, fue nombrado ministro de Economía y Hacienda.
Desde el Ministerio, Boyer desarrolló una labor interesante, puesto que fue él quien -principalmente con Carlos Solchaga- nacionalizó Rumasa de una forma precipitada. No obstante, su gran labor fue la de ministro de Economía.
Miguel Boyer supo combatir la inflación y liberalizar la economía, lo que chocó con el socialismo más fundamentalista del momento. Consiguió vencer la inflación y liberalizar no sólo el comercio, sino también los alquileres. Por aquella gesta tuve ocasión de elogiarle en el Congreso, aunque yo era el portavoz del partido de la oposición.
Boyer fue una persona de gran claridad mental y de muy profundas convicciones. El efecto de su paso por el Gobierno de España es algo que bien puede haberle enorgullecido.