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El número real de emigrantes españoles supera los 200.000 durante la crisis

El 85% de los emigrantes que salen de España son extranjeros. Los nacidos en España que abandonan el país apenas ascienden a 200.000 desde 2008.

El 85% de los emigrantes que salen de España son extranjeros. Los nacidos en España que abandonan el país apenas ascienden a 200.000 desde 2008.

España se ha convertido de nuevo en un país de emigrantes como consecuencia de la crisis. Desde 2010, presenta un saldo migratorio negativo, lo cual significa que sale más gente de la que entra.

En concreto, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de emigrantes ascendió a 547.890 personas en 2013, un aumento del 22,7% a nivel interanual, frente a 291.041 inmigrantes, un descenso del 4,3%, arrojando así una salida neta de 256.849 personas, un 80,2% más que en 2012.

Como consecuencia, la población total de España se situó en 46.507.760 habitantes a 1 de enero de 2014, lo que supone una reducción de 220.130 personas durante 2013.

Sin embargo, dentro de los flujos migratorios cabe distinguir entre los extranjeros que regresan a sus respectivos países ante las dificultades para encontrar empleo y los españoles que optan por emigrar en busca de un futuro mejor. Y lo que muestran las cifras, hoy por hoy, es que la inmensa mayoría de emigrantes son extranjeros, si bien el número de españoles que opta por salir del país va en aumento con el paso del tiempo.

Los movimientos poblacionales han cambiado de forma radical tras el estallido de la crisis. La llegada de inmigrantes se disparó de forma muy notable desde mediados de los años 90, pasando de cerca de 80.000 al año en 1998 a casi un millón de personas en 2007. La mayoría procedía de países europeos, latinoamericanos y, en menor medida, africanos -sobre todo, marroquíes-.

El inicio de la crisis frenó este fenómeno de forma muy sustancial, ya que el número de entradas se desplomó casi un 70% desde el nivel máximo alcanzado en 2007. Este particular auge y desplome "apunta al papel relevante del fuerte crecimiento del sector de la construcción, intensivo en mano de obra con cualificación relativamente reducida, vivido en España a lo largo del período de expansión", tal y como explica el Banco de España (BdE) en su último boletín económico.

Por el contrario, las salidas de España se mantuvieron en niveles muy moderados durante la primera mitad de la pasada década para, posteriormente, empezar a crecer de forma muy significativa tras el estallido de la crisis, pasando de 300.000 personas en 2008 a casi 550.000 en 2013. El incremento de la emigración y el frenazo de la inmigración explican el saldo negativo que registra España desde 2010.

Pero, dentro de los flujos hacia el exterior, cabe distinguir entre extranjeros y nacionales, ya que el 85% de las salidas está protagonizada por población foránea. Es decir, extranjeros que, en su mayoría, optan por regresar a sus países de origen ante las dificultades para encontrar trabajo en España tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. En 2013, por ejemplo, de las 547.890 personas que abandonaron España, 468.584 eran extranjeros y sólo 79.306 españoles.

Y, dentro de esta última categoría, cabe diferenciar también entre emigrantes españoles según su país de origen. Esta distinción es "importante", según el BdE, porque "un número no reducido de españoles, habiendo nacido y vivido en el extranjero durante un buen número de años, adquirió la nacionalidad española a través de un proceso de nacionalización por ascendencia, por lo que, en realidad, su salida de España debe considerarse más un regreso a su país de origen que un primer flujo migratorio".

Así pues, para aproximarse lo máximo posible al número real de españoles que ha optado por emigrar, es necesario hacer referencia a la población española "nacida en España". En 2013, los emigrantes españoles nacidos en España fueron 52.160, tal y como refleja el cuadro anterior.

"En todo caso, a pesar de su aún reducida cuantía, las salidas de población española nacida en España se ha más que doblado a lo largo de la crisis, desde unas 25.500 personas en 2008 hasta las 52.160 estimadas para 2013", aclara el informe.

Así pues, de los 2,5 millones de emigrantes registrados durante la crisis, unos 2,2 millones eran extranjeros residentes en España y apenas 300.000 españoles, de los cuales poco más de 210.000 nacieron en España.

Dicho de otro modo, tan sólo el 8% de las personas que ha salido del país desde 2008 en busca de un futuro mejor ha nacido en España, lo cual equivale a menos del 0,5% de la población total. Pese a ello, se trata de un fenómeno creciente, ya que su volumen se ha duplicado en el último lustro.

Perfil del emigrante español

En cuanto al perfil concreto de este tipo de emigrantes, la mayoría de españoles escoge como destino países europeos, especialmente Alemania y Reino Unido, y en menor medida Estados Unidos y otros países latinoamericanos. Además, más del 52% son varones, casi el 80% con edades comprendidas entre los 16 y los 44 años, y con niveles educativos medios (el 22,8% posee el título de Secundaria) o elevados (55,3% con nivel Terciario).

A este respecto, el BdE indica que "los españoles emigrantes tienden a ser más jóvenes y educados que aquellos que permanecen en España", pero, a partir de 2010, se observa un aumento de emigrantes aún más jóvenes y con "niveles educativos más bajos", lo cual es "coherente con la idea de que la crisis ha afectado con mayor intensidad al empleo de los jóvenes y a las personas con menor nivel educativo".

Por último, el BdE también indica que los españoles emigran al extranjero con una mayor probabilidad desde las comunidades autónomas con tasas de desempleo más elevadas, y, como es lógico, hacia países con índices de paro más bajos.

"Los reducidos niveles de los flujos de salida de españoles que se observan desde el inicio de la crisis vendrían explicados por los mayores costes de movilidad y la ausencia de los llamados efectos de red de acogida [inexistencia de familiares o conocidos en los países de destino]. La composición por niveles de educación de estos flujos de emigración, inicialmente dominada por personas de niveles educativos altos, estaría cambiando recientemente, al aumentar el peso de los grupos de niveles educativos más bajos, reflejando, probablemente, el mayor impacto de la crisis sobre estos colectivos de trabajadores", añade el estudio.

"En lo que respecta tanto al tamaño como a la composición de la población activa por nivel educativo, el cambio de signo del saldo migratorio puede tener implicaciones relevantes. En concreto, la persistencia de flujos importantes de emigración podría llegar a tener un efecto significativo sobre el crecimiento potencial de la economía española, lo que enfatiza la necesidad de maximizar los esfuerzos encaminados a reducir la elevada tasa de paro, así como a propiciar un marco laboral que facilite el regreso futuro de las personas que han emigrado durante la crisis", advierte el Banco de España.

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