De manera "gradual y ordenada", la dictadura cubana ha anunciado que tiene previsto privatizar miles de restaurantes y locales gastronómicos que, hasta ahora, han sido gestionados directamente por el Estado. Así lo ha anunciado la Viceministra de Comercio Interior del régimen castrista, Ada Chávez Oviedo.
Entre las razones que ha detallado el oficialismo comunista está la de "satisfacer al cliente y mantener la seguridad alimentaria". De esta forma, el régimen de los hermanos Castro admite públicamente que el sector privado sirve mejor las necesidades de las personas y, además, asegura la seguridad alimentaria de forma más efectiva que los programas basados en el control estatal.
Hoy, Cuba cuenta con 11.000 restaurantes públicos. Solamente existen 1.260 instalaciones privadas, de acuerdo con las informaciones de la agencia Prensa Latina. No obstante, muchos de estos negocios están ubicados en zonas turísticas, mientras que buena parte de los habitantes cubanos se las tienen que ver con los llamados "servicios gastronómicos estatales". El sector da empleo a más de 55.000 personas.
"Actualizar" el modelo económico
Desde la dictadura se ha querido trasladar la idea de que la reforma pretende "modernizar el sector" y, sobre todo, "avanzar en el proceso de actualización del modelo económico". No obstante, el régimen asegura que mantendrá "la propiedad estatal en los medios de producción", por lo que el giro hacia un sistema de mercado parece aún incierto.
Estas señales mixtas están también presentes en las páginas del diario Granma, donde Chávez Oviedo ha explicado que el proceso será "gradual y ordenado", pero también ha apuntado que este tipo de iniciativas son "una prioridad" para los Hermanos Castro. En este sentido, hay que recordar que el actual líder del régimen, Raúl, admitió el año pasado que "los actuales salarios no satisfacen las necesidades del trabajador y su familia".
De hecho, Castro fue más allá y tuve que reconocer que el sistema vigente "desestimula la promoción de los más capaces", "influye negativamente en la disciplina profesional", "frena la promoción de los más capaces" e "incentiva el éxodo de personal cualificado". El dictador apuntó incluso que el modelo económico implantado en la isla "se traduce generalmente en que, a mayor responsabilidad, menores ingresos personales".
El ejemplo de Trinidad
El progresivo avance de la economía de mercado en Cuba tiene mucho que ver con el buen resultado que está cosechando la localidad de Trinidad. Este municipio, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, experimenta desde hace años un auge empresarial apoyado en los espacios del sector turístico que sí están abiertos a la iniciativa privada.
El centro histórico de la ciudad es la punta de lanza de este pequeño bastión capitalista. Hoteles, restaurantes o galerías de arte han prosperado contra todo pronóstico y han terminado convirtiendo la economía local en un pequeño hervidero de negocios que, en gran medida, esquiva al férreo control que el Estado ejerce sobre la economía de la isla.
Desde círculos de la oposición se apunta a Libre Mercado que los cambios económicos que se observan en Cuba son "necesarios", pero avanzan "a paso de tortuga". De hecho, ya en abril de 2011 se anunciaron muchas medidas que, tres años después, siguen sin materializarse.