Era el banquero por excelencia. Bisnieto, nieto, hijo y sobrino de una estirpe de banqueros, el presidente de Banco Santander, fallecía anoche a los 79 años. Desde que entrara en la entidad con los 24 años, Botín no ha dejado de trabajar por su empresa. De hecho, sólo dos años después de su llegada al banco, le nombraron consejero del Santander.
Cuatro años más tarde, fue nombrado director general y en el año 1977 fue designado consejero delegado. Pero la fecha clave de su trayectoria es el 19 de noviembre de 1986, cuando fue nombrado presidente del Banco Santander. Entonces, a los 52 años, comenzaría la revolución bancaria.
Don Emilio, así era conocido en el entorno financiero, se convertiría en uno de los pocos presidentes de un banco que además de asumir el cargo, era su principal ejecutivo y máximo accionista.
Licenciado en Ciencias Económicas y en Derecho, la gestión de Botín se caracterizó por el engrandecimiento de la entidad y su expansión a través de un proceso de fusiones y adquisiciones nacionales para conseguir el liderazgo de la banca española.
Sus operaciones magistrales
Cuando tomó las riendas del banco, el Santander era el más pequeño de la banca tradicional española. Eso no atemorizó a Botín, quien en 1988 situó al grupo cántabro en Europa a través de una alianza con la Royal Bank of Scotland. Sus acuerdos con el banco estadounidense First Union y el Abbey National Bank, además de inversiones y compras en bancos y otros negocios financieros de Latinoamérica, le encumbraron como el banquero más influyente de España.
Respecto a la gestión en el ámbito nacional, en 1989 fue un innovador al lanzar una cuenta de alta remuneración que propició la competencia de los grandes bancos.
En 1994 se produjo una de sus operaciones más brillantes. Banco Santander adquirió en subasta el Banco Español de Crédto (Banesto) después de la intervención de la entidad por el Banco de España y en 1999 se fusionó con el Banco Central Hispano Americano, acuerdo que dio lugar al Santander Central Hispano, denominado posteriormente como Banco Santander.
Botín daba otro gran salto en 1999, con la fusión de Banco Santander y Banco Central Hispano. Era la primera gran operación europea desde que el euro se implantaba en los mercados, justo con el inicio de ese año.
La integración de los dos bancos supuso sumar en un mismo grupo a cuatro grandes bancos, los mismos que en los años 70 habían fundado el Sistema 4B para los medios de pago: Santander, Banesto, Central e Hispano Americano. La potencia agregada permitió que el banco afrontara una nueva y fructífera etapa de expansión.
En los primeros años tras la fusión, se completó la expansión en Iberoamérica, con la compra de grandes bancos en México (Grupo Serfin) y Brasil (Banespa), además de otras entidades de menor tamaño en Argentina, Chile o Venezuela. Estas adquisiciones elevaron la inversión total del Grupo Santander en la región a algo más 3
de 17.000 millones de euros y lo colocaron definitivamente como la primera entidad financiera en la región.
Otra gran operación se produjo en 2004, cuando Santander adquirió el banco Abbey, sexta entidad financiera británica y segunda en el mercado hipotecario, mediante el canje de acciones de Santander por acciones de Abbey, para lo que se realizó una ampliación de capital por valor de 12.500 millones de euros.
107 millones de clientes
Este proceso de expansión ha dado lugar a un Banco Santander que cuenta con 3,3 millones de accionistas, presta servicios a 107 millones de clientes, atendidos a través de más de 13.000 oficinas y 185.000 empleados. Todo ello avanzando en la filosofía de concentrar sus operaciones en una decena de países en los que cuenta con una
cuota de mercado superior al 10% y es uno de los jugadores relevantes.
Emilio Botín ha sido reconocido en varias ocasiones como el financiero español más influyente de la última década y en 2001 fue distinguido con la Medalla de Oro de la Universidad de Cantabria.