Cuando en agosto de 1945 dos jóvenes un tanto revoltosos decidieron hacerse un hueco en el desfile de gigantes y cabezudos de las fiestas patronales de su pueblo, nada les hacía presagiar que estaban concibiendo una de las fiestas más populares de España: la Tomatina de Buñol.
La mala suerte hizo que, al interponerse en la comitiva, uno de sus participantes cayera al suelo de un tropiezo y, desatado por la ira, empezara a romper todo lo que se encontraba por el camino. La furia del accidentado se extendió entre los asistentes de tal manera que llegaron a echar mano de un puesto de verduras de la zona y empezaron a lanzarse tomates unos a otros.
El incidente fue disuelto por las fuerzas del orden, aunque, un año después, los jóvenes causantes del enfrentamiento vecinal decidieron volver a provocar la batalla comenzando ellos mismos a lanzar sus propios tomates. Cada año, eran más los adeptos que se unían a esta extraña práctica, mientras que la Policía intentaba, sin éxito, disuadirla. Finalmente, la insistencia de los lugareños de Buñol de lanzarse tomates todos los últimos miércoles de agosto logró que a principios de la década de los 60 se declarase esta afición como fiesta oficial.
Desde entonces, los asistentes no han dejado de multiplicarse, siendo el público extranjero el que más devoción ha demostrado. Pero en estas 69 ediciones de La Tomatina de Buñol hay que destacar una fecha clave: 2013. Fue el año pasado cuando el Ayuntamiento de Buñol (Esquerra Unida, el PSPV e Izquierda Alternativa de Buñol) tomó la polémica decisión de acabar con la gratuidad de la fiesta y cobrar una entrada de 10 euros a todos sus asistentes.
El evento, en cifras
Tal y como ha explicado a Libre Mercado el teniente de alcalde de Buñol, Rafael Pérez, la decisión del consistorio valenciano de cobrar entrada tenía como objetivo amortizar el coste de los 100.000 euros que acarreaba llevar a cabo la fiesta y limitar la afluencia de público, ya que en 2012 acudieron a la localidad unas 50.000 personas.
Aún siendo de pago, la convocatoria no defraudó y rápidamente se colocaron las 15.000 entradas que se sacaron a la venta. Para los vecinos de Buñol, se expidieron 5.000 tickets gratis. Pero en la edición de este año el resultado ha sido aún mejor. Buñol ha aumentado el aforo de la fiesta en 2.000 personas, por lo que ha sacado a la venta 17.000 entradas.
Entre los asistentes, son los australianos los que han encabezado la lista, con el 12,40% de las entradas, seguidos de británicos (11,79%) y japoneses (10,17%). Por detrás, están Estados Unidos (7,64%), España (6,50%), India (5,70%), Holanda (4,85%), Alemania (3,67%), Canadá (3,47%), Corea del Sur (2,50%), Nueva Zelanda (1,88%), Portugal (1,68%), Bélgica (1,53%), Irlanda (1,44%), Brasil (1,06%), Francia (1,06%) e Italia (0,97%).
El responsable de la fiesta ha aclarado que, del total de entradas comercializadas, la venta de 13.000 unidades las gestionan 24 touroperadoras que ingresan al Ayuntamiento un total de 130.000 euros y cobran al cliente una comisión de transacción. La venta de las 4.000 entradas que quedan son gestionadas por la compañía Spaintastic, que, a diferencia de las anteriores, se lleva un 15% del importe del precio, por lo que el Consistorio ingresa un total de 34.000 euros. Así, la suma de ambas partidas da como resultado un total de 164.000 euros en ingresos diretos del Ayuntamiento de Buñol gracias a la Tomatina.
Según Pérez, a esa cifra habría que restarle cerca de 90.000 euros, que es lo que ha costado la fiesta (140.000 kilos de tomates a un precio de 35.000 euros, el vallado, las bombas de agua, las seguridad...), por lo que el beneficio neto que obtendría su cabildo sería de 74.000 euros. El presupuesto municipal de Buñol asciende a 8,7 millones de euros en 2013.
Respecto al negocio que hacen las touroperadoras, sus beneficios no se quedan sólo en la venta de entradas. Por ejemplo, Spaintastic comercializa packs junto a camisetas (35 euros), autobús, paella y sangría (75 euros) o la posibilidad de ver la Tomatina desde un balcón (125 euros).
La denuncia del PP
Sin embargo, las formas en que se ha llevado a cabo la semi-privatización de la Tomatina no han gustado nada a la oposición de la localidad. Los concejales del PP denunciaron ante la Fiscalía Anticorrupción la contratación de Spaintastic "sin ningún tipo de contrato administrativo ni control de intervención".
Los populares aseguran que la concesión pudo generar un volumen de negocio cercano a los dos millones de euros, ya que Spaintastic, además de las entradas, ofrece más servicios complementarios a la fiesta. El Ayuntamiento de Buñol, por su parte, insiste en que esta empresa sólo ha ingresado 6.000 euros por la venta de entradas y que están al margen el resto de los ingresos que generan. Anticorrupción ha estimado la denuncia.