El ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. En realidad, los traspiés son constantes, aunque bien es cierto que hay ejemplos difíciles de emular una vez vistas sus consecuencias.
Un caso de estudio sería el actual proyecto de modificación de la Ley de Abastecimiento, impulsado por el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Si la economía argentina ya está de por sí fuertemente intervenida, con el cepo cambiario, la imposición de precios máximos o Precios Cuidados o la devaluación del peso, entre otras muchas restricciones, Kirchner da una vuelta de tuerca más a la inestable situación económica del país austral.
El plan estratégico presentado por el secretario de Comercio, Augusto Costa, en torno a las Leyes de Defensa del Consumidor, Lealtad Comercial, Defensa de la Competencia y Abastecimiento, ha levantado una ola de críticas generalizadas en medios de comunicación y oposición, ante el incremento exacerbado de la intervención estatal.
De las normas a modificar, cabe resaltar la presentada en el Congreso para la legislación sobre abastecimiento. Y es que, la propuesta, lejos de progresar e innovar, se retrotrae al pasado. En concreto, a 1974, en plena Guerra Fría, poco antes de la muerte del General Juan Domingo Perón.
El proyecto, rebautizado ahora como Relaciones de Producción y Consumo, contempla mecanismos gubernamentales tales como incautar, consignar y vender bienes y servicios sin juicio de expropiación; otorga mayores atribuciones para controlar los precios; dispone sanciones por acaparamiento de materias primas, por falta de continuidad en el abastecimiento o por no producir bienes dentro de los márgenes establecidos po el Gobierno.
Asimismo, permitiría al Estado intervenir en los procesos económicos de las empresas, fijando márgenes de utilidad y volúmenes de producción. Bajo la modificación de esta ley también se faculta al Poder Ejecutivo para incautar toda la documentación comercial que considere pertinente, así como la clausura preventiva de los comercios, sin necesidad de intervención judicial.
Como guinda de pastel, todas las sanciones impuestas por incumplimiento de la norma se pagarán primero y se reclamarán después. "Esta norma, como todo lo que hace el Gobierno, es extemporáneo. Rememoran políticas que han fracasado en el pasado y que siguen haciendo a países del mundo fracasar", declara a Libre Mercado Luis Miguel Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
La norma no tiene cabida en la economía moderna. Prueba de ello es "la contradicción de pensar que un empresario vaya a producir a pérdidas por cumplir las obligaciones de producción, es absolutamente descabellado", resalta.
¿Y la propiedad privada?
El G-6 argentino, formado por los presidentes de las grandes asociaciones de Industria, Construcción, Comercio, Bolsa, Bancos y el mundo Rural a la cual representa Etchevehere, mantuvieron este martes una reunión para acordar una posición común ante el proyecto kirchnerista.
"Es una norma totalmente anticonstitucional. El control de precios que ya ejerce Kirchner ha causado efectos muy negativos". El entrevistado se basa en ejemplos como el del sector cárnico, donde, a causa de la intervención, más de 8.000 frigoríficos han quebrado y el negocio de 16.000 productores y 17.000 ganaderos ha tenido el mismo destino.
Las modificaciones presentadas "otorgan facultades judiciales al Secretario de Comercio, que es el encargado de elegir con discrecionalidad conceptos tan ambiguos como excesivas ganancias o maniobras especulativas". En definitiva, la reforma rompe con el respeto a la propiedad privada. "Tu empresa, ya no es tuya; trabajas para el Estado", resalta con indignación el líder de Sociedad Rural.
No pocos economistas y analistas críticos han alertado sobre cómo el Gobierno vuelve a atacar los efectos en vez de resolver las causas de los graves problemas que aquejan a la economía argentina. La imposición de precios máximos en algunos productos, como es la política de Precios Cuidados, o el propio cepo cambiario instaurado en 2011 para evitar la salida de divisas del país, no sólo han fracasado de forma estrepitosa, sino que han causado nuevos estragos.
El ala más estatista del kirchnerismo está imponiéndose en el Gobierno y no son pocos los medios de comunicación que alertan sobre las similitudes entre las políticas de Argentina y Venezuela. La Planificación Económica instaurada por el fallecido Hugo Chávez ha empobrecido enormemente a Venezuela, que, a pesar de contar con una de las mayores reservas petrolíferas del mundo, sufre incluso problemas de escasez en gasolina.
"En la ley de abastecimiento muchos de los artículos están directamente copiados de Chávez. Si Venezuela es un ejemplo a seguir, estamos en un viaje rumbo al fracaso, tanto económico como político", sentencia Etchevehere.