Parece que los efectos de Uber, la plataforma para alquilar conductor, ya se empiezan a notar, al menos en Nueva York. El precio de las licencias de taxi han empezado a caer tras la irrupción de este nuevo agente en este histórico monopolio.
'Uber es el chófer privado de todos', reza el eslogan de esta compañía de origen estadounidense que desembarcó en España en el mes de abril. A principios de junio, el sector del taxi se levantó en las calles en protesta de esta aplicación.
La Confederación del Taxi exigía al Gobierno, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos que adoptasen medidas" con carácter inmediato" para "impedir que se vulnere la legalidad establecida". También pedían el cierre de Uber, al considerar que fomenta el "transporte pirata", "sin garantía alguna" para los viajeros.
En España, el Gobierno, de momento, pese a que alertó en un inicio de la ilegalidad de ciertas plataformas, se desentiende de la regulación de servicios como Uber. Algo que no ha ocurrido en otras ciudades europeas donde la presión del sector del taxi ha llevado a la ilegalización de esta plataforma para alquilar coches.
En Berlín, el Departamento de Asuntos Civiles y Regulatorios del Estado asegura que Uber viola la Ley de Transporte de Pasajeros al utilizar vehículos sin licencia o conductores no verificados. La capital alemana pondrá multas de hasta 25.000 euros a los que intenten usar Uber.
En Nueva York, los taxistas llevan tiempo protestando contra Uber. Pero el nacimiento de la plataforma ha provocado en los taxistas de la Gran Manzana algo inédito: el precio de las licencias ha empezado a descender tras la irrupción del fenómeno low cost. No son los únicos. Sucede algo parecido en Atlanta, Boston, Washington DC, Los Angeles, Chicago y San Francisco.
Tras años de constantes incrementos, el coste de las licencias se ha estancado. ¿Qué ha ocurrido? La competencia. En el momento en que el monopolio del taxi se ha visto amenazado por alternativas como Uber, el negocio se ha empezado a devaluar.