Argentina pasa dificultades. Esta afirmación hubiera pasado inadvertida de no haber sido pronunciada este miércoles por el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof. Pese a ser la primera vez que reconoce que "el default selectivo" traerá complicaciones para el día a día de los argentinos, el ministro no dejó pasar la ocasión para echar también balones fuera. "Esta es una batalla que por supuesto afecta a la Argentina, pero tiene implicaciones para el sistema financiero mundial", declaró a Radio del Plata.
Asimismo, el gabinete kirchnerista continúa con su estrategia de malvinizar el conflicto. El gobierno argentino presentó este jueves ante la Corte Internacional de La Haya una denuncia contra los Estados Unidos, donde sostienen que el país presidido por Barack Obama ha permitido y aceptado violaciones a la soberanía argentina. En el escrito, se hace constar que, a causa de las decisiones de tribunales norteamericanos en relación con los fondos buitre, Argentina no ha podido cumplir con sus obligaciones a los bonistas del canje de 2005 y 2010.
Ante esto, el juez encargado del litigio, Thomas Griesa, ha convocado una nueva audiencia para este viernes a media tarde en Nueva York con los representantes de Argentina, para conocer así el motivo de sus quejas.
Por su parte, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quien no se presenta a la reelección para los próximos comicios de 2015, parece dispuesta a dejar los problemas en remojo. Sus intervenciones durante esta crisis del default manifiestan la relajación de una presidenta que ha decidido que el río de los acontecimientos siga su curso.
Muestra de ello fueron sus declaraciones de este martes a los periodistas, en donde narró una anécdota del presidente colombiano, Juan Manuel Santos. "Me contaba que cuando estudió en Estados Unidos, un profesor de economía suyo de gran prestigio les hizo un ejercicio a él y a sus amigos. En el ejercicio proponía que si de repente se acabara el comercio internacional y las relaciones comerciales en el mundo, ¿cuál sería el único país que podría sobrevivir?". La respuesta era de esperar: "Argentina".
"Es el único país que tiene energía, agua potable, territorio, recursos humanos altamente calificados y no está densamente poblado. Eso lo convierte en un país viable", aseguró la presidenta.
La oposición
Las apelaciones autárquicas por parte del Gobierno se agudizan conforme la recesión avanza y el peso de la inflación se hace cada vez más palpable en la realidad cotidiana de los argentinos.
En este sentido, en el encuentro económico organizado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, el líder de la coalición opositora Frente Renovador, Sergio Massa, en declaraciones a Libre Mercado trasladó que "en la Argentina hoy tenemos una realidad, y es que, a causa de la inflación, a la gente la plata no le alcanza. Los jubilados, a pesar de los incrementos, pierden un 7% de poder adquisitivo cada año. En el caso de los trabajadores alcanza la pérdida adquisitiva de un 5%".
En cuanto a la solución del default para los dos bloques principales de la oposición, Frente Renovador (centro-derecha peronista) y Propuesta Republicana (centro-derecha liberal), pasa por un acuerdo entre bancos privados con los fondos de capital riesgo que permitan al nuevo actor acreedor pedir la reposición del stay o aplazamiento del pago de 1.600 millones de dólares.
En este sentido, fuentes cercanas a estas negociaciones desvelaron a la agencia Reuters que los bancos implicados en comprar los bonos de deuda a los fondos de capital riesgo (NML y Aurelius principalmente) podrían ultimar el acuerdo la próxima semana. Pese a que en un principio se habló de las entidades Citibank, HSBC, JP Morgan y Deutsche Bank, este último se queda fuera, según desvela la filtración.
El sentir de ‘la calle’
Por su parte, la calle acepta los números argentinos con pesimismo. Pese a que la deuda pública de Argentina con respecto al Producto Interior Bruto está en torno al 52% -la deuda en España alcanza el 97% de su PIB-, otros indicadores como la devaluación del peso argentino y la creciente inflación, entre un 35% y 40% según el FMI, hacen temer una larga recesión económica.
El sentir general está dividido. Pese a que crecen los críticos al kirchnerismo, al ser la gestión del default "la gota que colma el vaso", no son pocos los que dan la cara por el Gobierno. "A mí me parece que en materia de pagos el Gobierno se está manejando de una forma muy inteligente", nos comenta Sonia, estudiante de Filosofía. En cuanto a la inflación, reconoce que existe, pero "hemos vivido inflaciones mucho más altas". Por su parte, Mario, trabajador de un supermercado, nos responde que, a pesar de que "no nos dicen muchas cosas por temor a cómo lo puede tomar la gente, tratan de arreglarlo".
Por su parte, los más críticos esperan la salida de Frente para la Victoria de la Casa Rosada para este 2015. "El camino que están tomando en el plano económico es desastroso y deficitario", nos confiesa Esteban, dueño de una sombrería. "El futuro lo veo negro, no encuentro partidos que puedan abordar como nuevo gobierno porque son más de lo mismo", añade. Para Mar, "los comercios están resentidos" a causa de la inflación. "Salís un día con cien pesos y al otro día esos cien pesos no te sirven como el día anterior", denuncia.
Los motivos del default
Como recuerdan, la situación de default declarada en Argentina se debe a no haber podido realizar el pago de 539 millones de dólares a los bonistas del canje de 2005 y 2010 antes del deadline establecido para el pasado 30 de julio. El motivo de este impago se debió a la obligación por parte de Argentina de hacer frente primero al pago de 1.600 millones (1.330 millones más intereses) a los fondos de capital riesgo, tal y como estableció una sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos de 2012 y ratificada el pasado junio por el propio juez norteamericano Thomas Griesa.
Esta sentencia fijaba el pago en su totalidad de los bonos de deuda generados tras la quiebra argentina de 2001. Los dos fondos litigantes en el proceso son parte de los llamados "holdouts", al haber permanecido al margen de la reestructuración de la deuda, generada tras el corralito, mediante los canjes de hasta 33 centavos por dólar realizados en 2005 y 2010 al 93% de los bonistas.
La imposibilidad de pagar los mencionados 1.600 millones a los fondos estriba en la llamada Cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers), fijada dentro de los acuerdos de reestructuración de la deuda y que obliga a igualar cualquier oferta superior a los 33 centavos por dólar a todos los bonistas de los canjes de 2005 y 2010, lo que significaría la quiebra argentina. De activarse esta cláusula, que caduca este diciembre de 2014, Argentina tendría que hacer unos pagos de, al menos, 120.000 millones de dólares, según cifras oficiales. Asimismo, el propio pago a los fondos NML y Aurelius obligaría a Argentina a extender sus obligaciones con el resto de los "holdouts", por valor de 15.000 millones de dólares.