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Antonio Banda

Abusa de tu banco

En mercados como EEUU o Reino Unido, las herramientas para burlar ese asesoramiento interesado de los bancos son de uso habitual

En mercados como EEUU o Reino Unido, las herramientas para burlar ese asesoramiento interesado de los bancos son de uso habitual

Un Banco es un establecimiento público de crédito, constituido en sociedad por acciones. Los bancos han jugado una parte muy importante en la evolución de la sociedad española de los últimos años, para bien y para mal. Para bien, porque han dado créditos y han permitido que tengamos una de las industrias bancarias más avanzada del mundo (sistemas electrónicos, medios de pago, servicios de información). Para mal, porque han sido protagonistas en una de las mayores crisis económicas que la humanidad ha conocido a través, en buena parte, de la utilización de productos que buscaban incrementar el beneficio sin atender a las necesidades de sus clientes (preferentes, fondos garantizados, fondos rentabilidad objetivo, hipotecas subprime).

¿Y qué debemos hacer ahora en momentos de cambio y de oportunidades? Una de las mejores vías que tiene el sistema financiero de reconciliarse con sus potenciales clientes es el de permitir que se abuse de él. Pese a que muchos creen que el sistema va a impedir que aprovechemos de sus posibilidades, los bancos contienen vías para obtener de él un mejor servicio a un coste inferior.

Sirva de ejemplo la adquisición de medicamentos para mitigar los síntomas de una enfermedad. Cuando nos sentimos mal acudimos al médico. En la consulta nos explora, determina qué causa nuestros males y nos receta unos medicamentos para hacer frente a las dolencias que nos afligen. Después, con esa receta acudimos al farmacéutico que es quien nos facilita la medicina oportuna. Si trasladamos el ejemplo, resulta que los bancos ejercen de médico y farmacéutico de nuestra vida financiera. Diagnostica la enfermedad, prescribe el medicamento y también hace de farmacéutico que te vende el producto. Lo que sucede es que, aunque no lo sepamos, los bancos están obligados a permitir que el cliente busque un médico distinto que diagnostique cuál es la fórmula más adecuada para nuestras inversiones y que sea nuestra banco de siempre (el farmacéutico) quien nos dispense el producto.

En mercados tan desarrollados en productos de inversión como EEUU o Reino Unido, las herramientas para burlar ese asesoramiento interesado de los bancos son de uso habitual y permiten a los clientes unos cuantiosos ahorros. En España, en cambio, esta práctica es aun desconocida.

Esta práctica insiste en el "A-B-C" que debe conocer todo aquel que se acerca a los productos financieros y de inversión y que no sea un experto de los mismos si quiere garantizarse cierto control sobre sus decisiones de inversión. Esos pasos entrañan conocimientos tan básicos como conocer cuál es nuestro perfil financiero, cuál nuestra tolerancia al riesgo o qué horizonte temporal de inversión contemplamos.

Unas herramientas y unos conocimientos que nos serán muy útiles a la hora de trazar nuestra estrategia inversora para buscar nuestro futuro financiero en un entorno de incertidumbre como el que aun vivimos hoy en día.

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