La Comisión Europea (CE) autorizó este miércoles la compra de ONO por Vodafone, tras concluir que la operación respeta la legislación comunitaria sobre concentraciones y que no planteará problemas de competencia.
Tras analizar la operación, que fue comunicada a Bruselas el pasado 23 de mayo, el Ejecutivo comunitario detecta que pueden surgir ciertos solapamientos, pero que la competencia seguirá siendo lo suficientemente fuerte como para que la operación no resulte problemática. "Las actividades de las partes son en gran medida complementarias: la principal actividad de ONO está relacionada con las telecomunicaciones fijas, mientras que la actividad de Vodafone se centra principalmente en las telecomunicaciones móviles", destacó la Comisión en un comunicado.
Pese a que las actividades de Vodafone y ONO se solapan en ciertas áreas del sector de las telecomunicaciones fijas y móviles, la Comisión consideró que los efectos de esta adquisición "pueden ser limitados" dado que la entidad resultante de la operación seguirá haciendo frente a competidores. En concreto, el Ejecutivo comunitario apuntó a "otros importantes agentes del mercado" como el operador histórico, Telefónica, y otros operadores como Orange y Jazztel.
"La investigación de la Comisión reveló que la entidad fusionada no estará en condiciones de excluir operadores fijos o móviles de los mercados de servicios múltiples", subrayó la Comisión. Esto se debe a que seguirá habiendo operadores alternativos disponibles, así como las "obligaciones reglamentarias en relación con el acceso al por mayor a servicios móviles y fijos", según la CE.
"Por consiguiente, la Comisión ha llegado a la conclusión de que la operación no obstaculizará de forma significativa la competencia efectiva en España", concluyó.