Es bien conocida la carencia de recursos energéticos que tiene España y más aún referido al petróleo y al gas, los hidrocarburos. España depende del suministro exterior de hidrocarburos en un 99,74% (datos de 2013).
El costo de las importaciones de petróleo fue de 45.000 millones de euros en 2013. Al mismo tiempo, las exportaciones de productos petrolíferos refinados -derivados- fue de 14.000 millones de euros, por lo que el déficit queda en 31.000 millones de euros.
A estas cifras debemos el déficit comercial de España, a pesar del gran esfuerzo que se está haciendo en las exportaciones.
El consumo mundial de petróleo en 2013 fue cercano a 91 millones de barriles/día.
Europa tiene un grave problema de competitividad. La regulación -lamentable- que hace la Comisión Europea, que no tiene competencias en materia de energía, contribuye mucho a esta baja competitividad.
Estados Unidos, sin embargo, está avanzando gracias al 'shale gale' y al gas de fracking en la producción de crudos no convencionales y en desarrollo tecnológico.
Nuestra industria de refino de petróleo se ha modernizado extraordinariamente y en Europa se conoce muy bien su alta calidad y altas tecnologías. Con toda seguridad, se puede decir que tenemos la industria del refino más moderna y eficiente de la Unión Europea, lo que le permite exportar -para compensar la caída de la demanda interna- productos derivados por valor de 14.000 millones de euros, como he señalado.
El sector petroleo, como el eléctrico, el del gas, el químico, el farmacéutico, el alimentario y cualquier otro, está sometido a profundos cambios estructurales originados, en gran parte, por la globalización y el desarrollo de nuevas tecnologías, como es la 'shale revolution' de EEUU, la competencia en refino en Asia y Países Árabes, que son grandes protagonistas en la explotación de productos derivados, así como notables cambios en las áreas de consumo. En muchos casos, se están produciendo cierres de refinerías europeas que no se han puesto al día para competir. Es fundamental el acceso a crudos más económicos y una mayor flexibilidad del sistema petrolero. Todo ello sin olvidar la garantía de suministro, vital para nuestro transporte, nuestra industria y servicios.
En 2012 se concedió a Repsol permiso de explotación en zonas próximas, 60 km, a las costas de Lanzarote y Fuerteventura. Sin embargo, las protestas, malentendidos, impedimentos y dificultades producidas por el desacuerdo de algunas entidades y personas canarias, ha retrasado mucho estas posibles actuaciones. Indican que puede perjudicar al turismo, lo que es una suposición, pero difícil y de escasa posibilidad.
Canarias vive del monocultivo del turismo y eso es grave, es muy grave, para la población joven. El total de la actividad turística representa en España algo más del 10% del PIB; también supone el 10% del PIB los servicios sanitarios; el 11,9% es el gasto en empleo público, sin contar las empresas públicas, y el 16,5% la industria, incluyendo la industria energética.
La actitud de la oposición canaria a las prospecciones de petróleo en el mar es difícil de entender, si miramos las cosas con la amplitud que requieren y ello por tres razones.
- Disponer de algo de petróleo en un país que importa el 99,74% de estos hidrocarburos es una razón de peso, si bien no me parece la más importante.
- Canarias, como toda España, necesita más industrias y nuevas. De lo contrario, su futuro camina hacia el estancamiento y un penoso declinar.
- El empleo. Es la razón verdaderamente importante. El primer problema de España -y más en Canarias- es el empleo. Es suicida pensar que puede ser sostenible un 40% de paro entre los jóvenes canarios. Y también es suicida, o, al menos, una total falta de visión, pensar que para los jóvenes puede ser suficiente trabajar como camarero, atender el servicio de habitaciones de los hoteles, ser cuidadores y vendedores de cosas en las playas, cuidar jardines o montar chiringuitos para vender algo. Con ser todo ello muy digno, no basta. Por otra parte, se trata, en gran medida, de empleos temporales.
Canarias necesita actividad industrial
Estamos iniciando un nuevo ciclo socioeconómico, en el que destaca el hecho de que ya nada será como en los últimos 10 años. Necesitamos un cambio profundo de nuestras mentalidades. Con política industrial o sin ella, vamos a crecer y será la industria quien conduzca este proceso.
El esfuerzo que se ha hecho por exportar es admirable. Las exportaciones representan el 35% del PIB y más del 91% son bienes industriales: bienes de equipo, automóviles, industria alimentaria, química, farmacia, textil, etc., y eso que ni siquiera tenemos política industrial, ni buena ni mala. Pero aún es más admirable que, cada vez más, algunas microempresas -menos de 10 empleados- estén exportando.
Los trabajos de prospección en Canarias han sido evaluados y autorizados por innumerables entidades y expertos. Fuera de España no se entienden las posiciones de algunas personas de Canarias y es urgente llevar a cabo lo que se debe hacer y que, sobre todo, beneficiará a Canarias.