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El chavismo se rompe en Venezuela azuzado por la crisis

El responsable de la política económica del régimen pone en duda el espíritu chavista de Maduro tras su destitución.

El responsable de la política económica del régimen pone en duda el espíritu chavista de Maduro tras su destitución.
Nicolás Maduro. | Cordon Press

La grave crisis económica, política y social que sufre Venezuela está haciendo una mella cada vez mayor en el liderazgo de Nicolás Maduro al frente del régimen bolivariano que dejó en herencia Hugo Chávez. Y la prueba más evidente de este deterioro, más allá de las manifestaciones en las calles para reclamar libertad o el descontento generalizado por el caos económico, es la creciente división interna que sufre el chavismo.

La figura de Maduro como sustituto fue cuestionada desde el inicio, pero las desavenencias internas que sufre el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) acaban de salir a la luz con toda crudeza. El responsable de la política económica venezolana en los últimos 15 años, Jorge Giordani, fue destituido el miércoles por el presidente Maduro tras la última reestructuración de su Gobierno.

No es una figura menor dentro del régimen, puesto que fue uno de los principales mentores de Chávez y mano derecha bajo su mandato como gurú económico del chavismo y, por tanto, unos de los principales artífices del constante deterioro y actual desastre económico que sufre el país.

Sin embargo, lo más relevante es que el cese ha sacado a la luz la profunda guerra intena que experimenta el chavismo tras el fallecimiento de Chávez. Este mismo miércoles, Giordani cargó sin ambages contra Nicolás Maduro en una carta abierta publicada en la web chavista Aporrea, bajo el título Testimonio y responsabilidad ante la historia.

Entre las numerosas perlas lanzadas contra Maduro, cabe destacar las siguientes:

La preservación y desarrollo del "legado de Chávez" se presenta como un patrimonio del proceso de cambio y construcción de una sociedad socialista para Venezuela, dicho legado no puede ser confiscado a nombre del propio Chávez ni pretender ser el actual Presidente su único destinatario y delegado [...]

[Esta carta es ] una forma de crítica a la situación actual, identificando la medida en que se aparta de lo construido en los 20 años previos [...]

Resulta doloroso y alarmante ver una Presidencia que no transmite liderazgo, y que parece querer afirmarlo en la repetición, sin la debida coherencia, de los planteamientos como los formulaba el Comandante Chávez, y en el otorgamiento de recursos masivos a todos quienes lo solicitan sin un programa fiscal encuadrado en una planificación socialista que le de consistencia a las actividades solicitantes.

A la vez la política frente a los agentes privados es al menos confusa y las presiones de esos agentes parecen abrir camino a la reinstalación de mecanismos financieros capitalistas que satisfagan los intentos de recapturar excedente petrolero por la vía financiera.

A la luz de estos hechos surge una clara sensación de vacío de poder en la Presidencia de la República, y concentración en otros centros de poder, destruyendo la tarea de instituciones como el Ministerio de Finanzas y el Banco Central, y dando por hecho consumado la independencia de PDVSA del poder central.

Otro tanto sucede con los desafíos políticos internos, donde un esfuerzo disperso y dispendioso en recursos no parece ser la mejor forma de enfrentar a una oposición crecientemente articulada con los enemigos externos. La improvisación de cuadros sin experiencia y designaciones poco adecuadas para el manejo de los grandes fondos del Estado pone en jaque la unidad de los cuadros bolivarianos.

Maduro navega entre dos aguas

La reestructuración del Gobierno y la crítica abierta de Giordani a Maduro acontece en un momento crucial, ya que en poco más de un mes se celebrará el congreso del partido chavista (PSUV), en donde se prevé que Maduro sea ratificado como líder político. Y su ataque va, directamente, contra la línea de flotación de Maduro, ya que el exministro pone en duda su capacidad para continuar con el "legado" de Chávez, advirtiendo, además, que su mantenimiento en el poder está poniendo "en jaque la unidad de los cuadros bolivarianos".

La presidencia de Maduro lleva meses navegando entre dos aguas: el de los chavistas pragmáticos, partidarios de revertir parcialmente el comunismo que se ha implantado de forma progresiva en el país desde la llegada de Chávez al poder, y los ortodoxos -con Giordani a la cabeza, entre otros-, que apuestan por completar la planificación estatal de la economía. Maduro, hasta el momento, ha ejercido como árbitro entre las dos corrientes, tratando de contentar a unos y otros, pero los últimos movimientos evidencian su creciente distanciamiento respecto a los chavistas más radicales. Así pues, la contienda interna que vive el chavismo se agudiza.

Mientras, la oposición venezolana ha aprovechado esta grieta para exigir a Maduro un cambio drástico del modelo económico chavista. El gobernador de Miranda, Henrique Capriles, afirmó que "pueden cambiar un ministro, pero el modelo sigue siendo inviable […] Hay personas que me preguntan ¿cuándo va a cambiar esto?, esto va a cambiar cuando el 80% del país, que está descontento e insatisfecho, se dé cuenta que este modelo no funciona", añadió.

Asimismo, el alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, tildó de "bomba atómica la Carta Pública de Giordani, donde lo cuenta todo". Y añadió: "Queda clarito que exprimieron las finanzas públicas y quebraron al país para mantenerse en el poder".

Y es que, efectivamente, una de las denuncias que más ha encendido a la opinión pública es la que se refiere a las elecciones presidenciales de 2012, las últimas que ganó Chávez, tras admitir que su victoria en las urnas se logró a base de despilfarrar dinero público para comprar votos:

En este camino del proceso bolivariano era crucial superar el desafío del 7 de octubre de 2012, así como las elecciones del 16 de diciembre de ese mismo año. Se trataba de la consolidación del poder político como un objetivo esencial para la fortaleza de la revolución y para la apertura de una nueva etapa del proceso.

La superación se consiguió con un gran sacrificio y con un esfuerzo económico y financiero que llevó el acceso y uso de los recursos a niveles extremos que requerirán de una revisión para garantizar la sostenibilidad de la trasformación económica y social.

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