El expediente sancionador abierto por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) contra Iberdrola ha generado muchas suspicacias entre los expertos y analistas del sector eléctrico.
No es para menos si se tiene en cuenta que el organismo regulador, cuya cúpula depende directamente del poder político, investiga a dicha compañía por una supuesta "manipulación fraudulenta" para alterar el precio de la luz el pasado mes de diciembre, cuando se produjo la polémica subasta eléctrica que, posteriormente, fue anulada por el Gobierno. Iberdrola, por su parte, se apresuró a negar "rotundamente" cualquier manipulación de precios.
Según la Ley del Sector Eléctrico vigente entonces, esa práctica es calificada como "infracción muy grave" y conlleva una multa máxima de hasta 30 millones de euros e incluso la "inhabilitación temporal" para operar en el mercado por un período máximo de un año. Así pues, no es un asunto menor, pero ya no por la sanción en sí, sino por el daño que tal acusación puede suponer para la marca y la reputación de la empresa.
En este sentido, lo primero que llama la atención es que el expediente en cuestión se abra en medio del duro enfrentamiento que han protagonizado en los últimos meses las grandes eléctricas -muy especialmente Iberdrola- y el Ministerio de Industria a raíz de la reforma del sistema. Las fuertes subidas de impuestos aplicadas al conjunto del sector, las reticencias del Gobierno a pinchar la burbuja renovable o su negativa a la hora de cubrir el déficit de tarifa, tal y como había prometido, han generado numerosas críticas, en público y privado, a la política energética del PP.
Alta tensión entre las eléctricas y Soria
El último encontronazo tuvo lugar hace apenas cuatro meses cuando el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, anunció en Londres, durante la presentación anual de resultados, que el Gobierno había adoptado "decisiones equivocadas" en esta materia, hasta el punto de que la compañía se planteaba reducir progresivamente su actividad e inversión en España para centrarse en Reino Unido, EEUU y Latinoamérica. Sus palabras levantaron ampollas en el Gobierno.
A ello se suma que, pocas semanas antes, Iberdrola había lanzado una amplia campaña publicitaria, inédita en España, para explicar de forma clara a la opinión pública qué incluye, realmente, la factura de la luz. "De los 51 euros de la factura mensual de un hogar medio, sólo 19 euros corresponden a la energía kWh consumida y a las líneas eléctricas para llevarla. El resto, 32 euros, son costes ajenos al suministro eléctrico", afirmaba.
Es decir, casi el 60% de la factura de la luz son costes políticos (moratoria nuclear, primas renovables, impuestos, etc.) que nada tienen que ver con el mercado y las eléctricas. Esta campaña tampoco hizo gracia al departamento de Industria que dirige José Manuel Soria.
Sin embargo, el momento de mayor tensión entre ambas partes tuvo lugar el pasado 19 de diciembre cuando, por sorpresa, el Gobierno decidió anular la 25ª subasta Cesur, algo que no había sucedido nunca en la historia de este mecanismo, vigente desde mediados 2009. El resultado de esa subasta se habría traducido en un alza superior al 10% para los consumidores con Tarifa de Último Recurso (TUR) durante el primer trimestre de 2014, con el consiguiente impacto negativo para la ya deteriorada popularidad del Gobierno. Sin embargo, el Ejecutivo la anuló bajo el argumento de que las eléctricas "manipularon" la subasta para elevar el precio de la luz, según alegó entonces el propio ministro Soria.
¿Manipulación de precios?
El tiempo, sin embargo, se ha encargado de desmentir tal acusación. En primer lugar, una vez analizada la subasta, la CNMC concluyó que no observó manipulación alguna, si bien confluyeron una serie de "circunstancias atípicas" que elevaron el precio por encima de lo normal.
Efectivamente, todos los expertos coinciden en que la subida se debió a la concurrencia de ciertos factores: elevada demanda por la ola de frío; precios energéticos más altos por cuestiones puramente metereológicas (escasez de viento y lluvia); o menos suministradores participantes en la subasta... Sin que, en ningún caso, se detectara la "manipulación" denunciada por Soria.
Pero Competencia no fue el único regulador en negar tal acusación. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) también certificó la ausencia de operaciones o circunstancias relevantes en la subasta de diciembre. "Se han analizado operaciones de operadores internacionales, a través de los supervisores de otros países; ha sido un trabajo largo y muy laborioso, pero en la parte del mercado que nosotros controlamos no hemos visto ninguna operación ni circunstancia que mereciera nuestra atención", según señaló la presidenta del organismo, Elvira Rodríguez, el pasado marzo.
De hecho, el propio expediente que acaba de abrirse a Iberdrola desmonta de forma implícita la posibilidad de manipulación por varios motivos. Al tiempo que analizaba la subasta del 19 de diciembre, la CNMC también investigó los elevados precios que alcanzó el mercado mayorista en los días previos y posteriores a la subasta para detectar algún tipo de irregularidad que pudiera influir por parte de las grandes eléctricas (Iberdrola, Endesa, Gas natural, E.ON y EDP), pero, tras seis meses de análisis, tan sólo ha incoado expediente sancionador contra Iberdrola.
Además, la CNMC no prejuzga ninguna irregularidad por parte de esta compañía, sino que tan sólo pide a la eléctrica que aporte más documentación para comprobar sus actuaciones en esas fechas. En concreto, el procedimiento sancionador que se anunció el martes afecta únicamente a las ofertas realizadas por determinadas plantas hidroeléctricas situadas en las cuencas de los ríos Duero, Tajo y Sil entre el 30 de noviembre y el 23 de diciembre de 2013. La sospecha, en teoría, consiste en que Iberdrola redujo de forma intencionada su producción para elevar el precio durante esas fechas.
La cuestión es que la producción de esas instalaciones ascendió a un total de 756 gigavatios hora durante ese período, según aclaran fuentes de la compañía, una cantidad equivalente tan sólo al 4,3% de la demanda nacional durante esos días, claramente insuficiente para poder manipular o influir mínimamente en los precios de mercado. Y aún más si se tiene en cuenta que las sospechas de la CNMC se centran, sobre todo, en la subida que experimentó el mercado mayorista (pool) entre el 5 y el 8 de diciembre (Puente de la Constitución), con lo que el volumen de producción supuestamente manipulado sería todavía inferior.
Dicho de otro modo, con la producción de Iberdrola que pone en duda Competencia sería "imposible manipular los precios" de la electricidad en el mercado mayorista incluso si ésa fuera su intención, según los técnicos consultados, de modo que su posible influencia sobre la subasta del 19 de diciembre sería nula, al igual que en la factura final que pagan los consumidores (el pool sólo representa el 40% del precio total de la luz). Es como si un accionista minoritario tratase de influir en la cotización de la Bolsa.
Incluso la lógica empresarial contradice la posibilidad de manipulación, ya que, dado el elevado precio que marcaba entonces el mercado mayorista, reducir de forma intencionada su producción hidráulica habría elevado su coste de oportunidad por no aprovechar al maximo la entrada en el pool con un margen de beneficios mayor al habitual (el precio en el mercado mayorista lo marca la última tecnología más cara en entrar, no la más barata, como es el caso de la hidráulica).
¿Qué pasó en la subasta de diciembre?
Desde el 2 al 19 de diciembre, los precios de la energía en el mercado mayorista diario registraron niveles no vistos desde 2002 (80-90 euros/MWh), con incrementos de hasta el 60-70% respecto a una semana antes. Y ello, básicamente, por cuestiones meteorológicas, tal y como avanzó Libre Mercado.
En las primeras semanas de diciembre hizo mucho frío, lo que disparó la demanda, y, al mismo tiempo, llovió poco y no hubo casi viento, lo que mantuvo paradas las centrales hidroeléctricas y eólicas, que son dos de las energías más baratas del pool. Para cubrir la demanda (hueco térmico) fue necesario acudir a la producción térmica (carbón y ciclos combinados), bastante más cara.
Entre el 1 y el 23 de diciembre, la producción eólica fue el 80% de lo normal en esas fechas y las aportaciones hidráulicas el 25% de lo normal, mientras que entre el 24 y el 31 de diciembre, la eólica fue el 150% del normal y las aportaciones hidráulicas el 170%, de ahí que los precios se desplomaran en el mercado mayorista días después de la polémica subasta.
En la subasta de abril, por ejemplo, el Cesur dio como resultado una rebaja del recibo de la luz del 9%, frente a la subida del 11% que arrojó la de diciembre, y nadie dijo nada. Asimismo, el precio del mercado mayorista español el día antes de la subasta del 19 rondó los 58 euros/Mwh, inferior a la cotización que registró Italia (66 euros) o Reino Unido (64) y similar a Francia (56).
"Huele a cuerno quemado"
Por ello, los expertos del sector coinciden en que el citado expediente es más bien un toque de atención a las eléctricas, una especie de aviso a navegantes para rebajar el nivel de las críticas al Gobierno en esta materia. Es "posible" que la CNMC "le esté justificando los papeles" al ministro Soria, indica a este periódico un exmiembro del anterior regulador energético. "Soy muy escéptico con la supuesta independencia de este tipo de organismos", alega desde la particular óptica que le aporta su propia experiencia.
"Me huele a cuerno quemado", sobre todo por la forma que ha escogido Competencia para anunciar el expediente. "Me sorprende que se haya publicitado de ese modo", colgando la referencia del expediente bajo el epígrafe "manipulación fraudulenta", sin dar más detalles, con el consiguiente impacto mediático negativo para Iberdrola, con independencia de que el polémico expediente se cierre habiendo o no encontrado alguna irregularidad. "Lo más importante en este tipo de procesos es su contenido, no su anuncio", al revés de lo que ha sucedido en este caso. "Huele mal", concluye.