A lo largo de la Presidencia de Lyndon B. Johnson, el economista Arthur Okun desarrolló el llamado "Índice de la Miseria", elaborado con datos relacionados con la inflación o el desempleo. En lo años 70, este indicador fue empleado de forma recurrente para subrayar el deterioro económico experimentado por numerosos estadounidenses.
Ahora, décadas después de la publicación original, el célebre economista Steve Hanke ha vuelto a poner de actualidad el "Índice de la Miseria", sujeto ahora a los cambios sugeridos por el profesor de Harvard, Robert Barro. Estas modificaciones incorporan también las condiciones de financiación de la economía (medidas con los tipos de interés) y la evolución de la riqueza nacional (expresada en PIB per cápita).
El ejercicio revisionista ha puesto de relevancia que los años de gobierno de Ronald Reagan, Bill Clinton y John F. Kennedy fueron los que más positivos para la sociedad estadounidense, en tanto en cuanto el "Índice de la Miseria" experimentó un movimiento hacia niveles más bajos.
Así, la ratio observada por este indicador cayó un 7,47% en la primera legislatura de Ronald Reagan y un 4,65% adicional en sus cuatro siguientes años de gobierno. En tercer lugar, encontramos la segunda legislatura de Bill Clinton, en la que el "Índice de la Miseria" cayó un 3,01%. El "top 5" se cierra con la legislatura del malogrado John F. Kennedy y los cuatro primeros años de Bill Clinton: para estos dos periodos, la ratio observada se redujo, respectivamente, un 2,76% y un 2,21%.
El resto de Presidencias estudiadas no puede presumir de haber reducido la puntuación registrada en este indicador, sino de todo lo contrario. Los aumentos más leves se dieron en los años de gobierno de George W. Bush (0,17% en su primera legislatura y 1,35% en su segunda), George H. W. Bush (0,38% en su único periodo presidencial) y Lyndon B. Johnson (aumento del 1,08%).
Los datos son mucho más negativos para otras Administraciones. Por ejemplo, la primera legislatura de Dwight Eisenhower quedó marcada por un aumento del 1,42%, aunque la segunda fue aún peor, con un crecimiento del 3,26%. Peor aún le fue a Richard Nixon y a Gerald Ford, que se repartieron un aumento del 2,21% y un 8,36%, respectivamente. Tampoco la Casa Blanca de Obama puede sacar pecho, ya que su primera legislatura arrojó un crecimiento del "Índice de la Miseria" equivalente al 2,83%. Sin embargo, el líder indiscutible en esta triste clasificación fue el Presidente Jimmy Carter, bajo cuyo mandato se experimentó un aumento del 8,98%.
En palabras de Steve Hanke, "existe una correlación evidente entre la popularidad de los gobiernos y el Índice de la Miseria. Aquellos Ejecutivos que han gozado de un mayor respaldo popular se han caracterizado por experimentar una mejora de los indicadores económicos incluidos en este estudio". Así, el investigador del Instituto Cato y profesor de la John Hopkins University ha destacado que "los ciudadanos prefieren un entorno de menor inflación, menores tasas de paro, mejores condiciones financieras y más riqueza per cápita".
Venezuela, la peor
La gran ventaja de la nueva edición del "Índice de la Miseria" es que la tabla compuesta por el equipo de Steve Hanke no se ciñe únicamente a Estados Unidos sino que lleva el cálculo de este indicador a decenas de países. De acuerdo con el informe, Venezuela está a la cabeza del ranking, un dudoso honor que se explica principalmente por las elevadas cifras de inflación vigentes en el país latinoamericano.
El "top 5" lo completan Irán, Serbia, Argentina y Jamaica, mientras que entre los puestos 6 y 10 figuran igualmente España, Sudáfrica, Brasil y Grecia. Por otro lado, si le damos la vuelta a la clasificación, encontramos que los diez países con un menor "Índice de la Miseria" son Austria, Noruega, Panamá, China, Malasia, Catar, Tailandia, Corea del Sur, Singapur, Taiwán y Japón.
El mal resultado cosechado por Venezuela se explica principalmente por una tasa anual de inflación que llegó al 56,2%, de acuerdo con las estadísticas oficiales. Sin embargo, los estudios de Steve Hanke sobre esta cuestión señalan que el nivel "real" de la inflación está cerca del 278%, un nivel aún más escandaloso que la cifra comunicada por el régimen bolivariano.
La trampa de las estadísticas internacionales
Aunque el cálculo internacional del "Índice de la Miseria" resulta interesante, lo cierto es que los resultados obtenidos por países como España pueden resultar chocantes. Ciertamente, nuestro país no se encuentra en una buena situación socioeconómica; sin embargo, el resultado obtenido por el equipo de Steve Hanke no parece reflejar la verdadera posición relativa de nuestro país.
La clave está en la calidad de las estadísticas empleadas para componer el índice. Por ejemplo: el paro oficial en España se acerca mucho al paro real, mientras que en muchas economías emergentes este indicador excluye situaciones de subempleo o informalidad laboral que, siguiendo la metodología española, sí constarían como escenarios de empleo.
Como referencia, analicemos el caso de Ecuador. Dicho país registra un paro oficial del 4%, pero la trampa de dicha cifra es que se cuenta como empleadas a personas que trabajan en la economía sumergida. Este grupo alcanza al 45% de la población activa ecuatoriana, lo que significa que, bajo el criterio aplicado a países como España, el desempleo total en Ecuador ronda el 50%.
Evidentemente, si se ajustan los datos de paro para tener en cuenta estos factores, los resultados obtenidos por países como España mejoran notablemente en comparación con otras economías como Ecuador, cuya posición en la tabla empeoraría sustancialmente en el caso de que el criterio metodológico fuese más homogéneo.