El presidente de la Comunidad de Madrid blasonaba ayer en los micrófonos de ((esRadio del excelente comportamiento de la economía en su región durante el presente ejercicio. Lo hacía con toda justicia, porque en un contexto de fuerte depresión económica resulta encomiable que Madrid esté creciendo en 2014 a un ritmo del 1,7%, tres décimas por encima de las previsiones más optimistas para el conjunto de la economía nacional. Se trata de una buena noticia no sólo para los ciudadanos madrileños, directos beneficiados de este crecimiento económico en su región, sino también para toda España por el peso que Madrid tiene en la economía nacional (el 18% del PIB total) y la aportación que realiza a las arcas públicas del Estado, que supone más de la mitad de todo lo recaudado en la nación.
Y como suele ocurrir cada vez con más frecuencia al socaire de la operación secesionista del gobierno regional de Cataluña y su ruina económica, mientras Ignacio González exhibía ayer la pulcritud de sus cuentas públicas y defendía su exitoso modelo económico, el consejero de Economía de la Generalidad anunciaba que España debe a Cataluña 15.006 (sic) millones de euros por el ejercicio de 2011 en función de los resultados de su particular contabilidad. Como ha demostrado sobradamente la ciencia económica, las balanzas fiscales son metodológica y cuantitativamente insuficientes para extraer ningún dato válido puesto que son las personas y las empresas, y no los territorios, los que pagan impuestos. A esa falla de origen hay que añadir la imposibilidad de cuantificar conceptos genéricos de gasto que por su propia naturaleza no permiten una distribución territorial. Pero ningún razonamiento académico va a hacer desistir a las autoridades catalanas de utilizar esos argumentos adulterados, gracias a los cuales siguen apuntalando el victimismo del que hacen gala aludiendo al inexistente expolio que Cataluña sufre a manos del resto de España.
En realidad, lo que dicen los datos es que si hay alguna región que está expoliando a las más productivas como Madrid es precisamente la Comunidad Autónoma catalana. En cuanto al "esfuerzo fiscal" , concepto muy querido por el nacionalismo, los datos referidos precisamente a 2011 reflejan que el Estado recaudó en Cataluña 27.149 millones de euros, de los cuales 15.777 millones (el 58,1%) se entregaron a la Generalidad. Mientras tanto, los ciudadanos y empresas de Madrid pagaron en ese mismo ejercicio más de 66.000 millones de euros de los que la autonomía madrileña sólo ingresó 11.500 millones o, lo que es lo mismo, el 17 % de lo recaudado. El resultado, si siguiéramos la técnica nacionalista de la balanza fiscal por territorios, es que la comunidad que aporta más de la mitad de todos los impuestos nacionales paga al fondo común del Estado un 144% más que Cataluña, a pesar de lo cual recibe 4.300 millones menos que la Generalidad.
Pero el desastre de las finanzas catalanas y su imperiosa necesidad de exigir nuevos privilegios para huir de la quiebra tiene otros componentes de peso. Ahí está la losa de la deuda pública de Cataluña, que desde 2007 ha crecido en más de 41.000 millones hasta situarse en los más de 57.000 con que las autoridades nacionalistas cerraron el pasado ejercicio, mientras que Madrid aumentó en 12.000 millones de euros su pasivo durante el mismo periodo, con un total a 31 de diciembre de 2013 de 22.000 millones de euros, bastante menos de la mitad que el Gobierno del que forma parte el quejumbroso consejero Mas Collel.
La pavorosa situación financiera de la Generalidad, que sus dirigentes quieren disimular aludiendo a un inexistente expolio, tiene como una de sus principales consecuencias que las previsiones de crecimiento de Cataluña para 2014 se sitúen por debajo del 1% o, lo que es lo mismo, aproximadamente la mitad del incremento esperado en Madrid, cuyo despegue se agudizará con toda probabilidad en 2015.
El Gobierno de Artur Mas puede seguir haciendo uso de su cantinela victimista para justificar el tremendo desastre de las cuentas de la Generalidad y la necesidad de llevar a cabo su proyecto independentista, pero los datos reflejan que si hay una casta política que está expoliando la riqueza ajena es, sin lugar a dudas, la nacionalista catalana. De hecho, Cataluña va a seguir atendiendo sus compromisos cotidianos gracias al éxito económico de comunidades como Madrid, dado que Rajoy está firmemente decidido a seguir transfiriendo fondos a las arcas catalanas sea cual sea el comportamiento de los responsables de la Generalidad. Para desgracia de los contribuyentes españoles, nadie en el Gobierno parece dispuesto a explicar a las víctimas de este saqueo quienes se están aprovechando realmente de su esfuerzo diario y, además, no tienen la menor intención de dejar de insultarlos como vimos de nuevo ayer.