La Encuesta de Población Activa (EPA) no sólo es uno de los principales indicadores del mercado laboral, sino que también permite analizar la particular estructura poblacional que presenta España. El conjunto del país cuenta en la actualidad con algo más de 46,6 millones de residentes, según la última cifra demográfica publicada por el INE el pasado julio.
Casi 8,5 millones son menores de 16 años, de modo que la población adulta asciende a 38,48 millones (82,6% del total), tal y como muestra la última EPA, correspondiente al primer trimestre de 2014. Y estos últimos, a su vez, se dividen en activos (en edad y disposición de trabajar), cuyo número roza los 22,9 millones, e inactivos, unos 15,6 millones, en donde se incluyen jubilados, pensionistas, estudiantes, personas con incapacidad o dedicadas a labores de hogar, entre otros. Así pues, a grandes rasgos, tan sólo la mitad de la población española (49,1%) está en edad y disposición de trabajar.
El problema, sin embargo, es que una parte sustancial de dicha población activa está en paro o bien trabaja para las Administraciones Públicas, cuya financiación depende, exclusivamente, de la recaudación de impuestos y, por tanto, de la capacidad de generar riqueza del sector privado (empresas, trabajadores y autónomos). En concreto, de los 22,9 millones de activos que registra España, unos 5,93 millones son parados (12,7% de la población total) y algo más de 16,9 millones son ocupados (36,4%).
Pero, dentro de estos últimos, hay que tener en cuenta que más de 2,9 millones trabajan para el sector público (6,3% de la población), de modo que los autónomos y los asalariados del sector privado apenas ascienden a unos 14 millones de personas (30,1%). Es decir, el conjunto del país descansa, de una u otra forma, sobre poco menos de un tercio de la población total, tal y como detalla el siguiente gráfico basado en la EPA (fuente @Absolutexe)
Este porcentaje se ha desplomado durante la crisis. No en vano, a mediados de 2007, el número de ocupados en el sector privado rondaba los 17,8 millones sobre una población total de 44,8 millones, equivalente al 39,7%. La crisis se ha llevado por delante unos 3,7 millones de empleos privados, mientras que las plantillas públicas tan sólo se han reducido en unos 75.000 efectivos desde 2007, un ajuste mínimo.
La destrucción laboral ronda los 3,8 millones en total, y la ocupación se sitúa en mínimos de 2002.
España ha perdido en estos años casi el 19% del empleo total, tal y como muestra el siguiente gráfico elaborado por el blog Nada es Gratis, la mayor destrucción laboral de la historia reciente de España, muy superior a la crisis de los años 90 y 70.
Asimismo, el número de parados durante dicho período ha pasado de 1,8 millones en el tercer trimestre de 2007 a los 5,9 millones actuales, y la tasa de paro se ha disparado del 8% al 25,9%, multiplicándose por más de tres.
Por último, la población inactiva ha crecido de 15,3 millones a cerca de 15,6 desde mediados de 2007. En la actualidad, el volumen de jubilados, otros pensionistas y personas con incapacidad ha subido de 7,99 millones a 8,9 millones, lo cual refleja el creciente envejecimiento de España.