España no sólo está perdiendo población sino que, además, acelera su ritmo de envejecimiento demográfico. El país contaba con un total de 46,7 millones de habitantes a 1 de enero de 2014, unas 540.000 personas menos que dos años antes, debido al éxodo que está registrando la población extranjera como consecuencia de la crisis.
En concreto, el número de inmigrantes residentes en España ha bajado en casi 750.000 en los últimos tres años (-13%). Pero a esta caída se suma un creciente envejecimiento, cuya intensificación en los próximos años tendrá un fuerte impacto en la sostenibilidad del denominado Estado del Bienestar, especialmente en materia de pensiones.
En la actualidad, la edad media de la población es de 42,2 años (43 en el caso de los españoles y 34,9 los extranjeros). España, por tanto, ha envejecido 2,6 años desde 1998, momento en el el Instituto Nacional de Estadística (INE) comenzó a elaborar el Padrón Continuo. Sin embargo, dicho envejecimiento se ha acelerado de forma sustancial en los últimos tres años, ya que la edad media ha avanzado casi 0,8 años desde 2010.
Por edades, el 16% de la población tiene menos de 16 años (7,45 millones de personas), el 39,4% tiene entre 16 y 44 años (18,4 millones) y el 44,6% tiene 45 o más años (algo más de 20,8 millones)
Los cambios en la estructura poblacional se han acelerado durante la crisis. Así, mientras el número de habitantes con 45 o más años ha aumentando en 1,05 millones desde 2010, la población de edad inferior ha bajado en 939.000 personas.
En concreto, la población con 65 o más años supera los 8,3 millones (405.000 más que en 2010), y la franja que va de los 45 a los 64 ronda los 12,35 millones (+644.000). Sin embargo, los jóvenes comprendidos entre los 15 y los 44 años han bajado en 1,08 millones, mientras que los más pequeños (hasta los 14 años) tan sólo subieron en 140.000 durante este período.
El problema de fondo es que todo apunta a que esta tendencia se intensificará en las próximas décadas por dos razones básicas: el progresivo aumento de la esperanza de vida y la baja tasa de natalidad. El reducido número de nacimientos ayuda a comprender por qué la mayoría de la población española tiene más de 45 años. Y es que, en esa franja se ubica la generación de los baby boomers, los nacidos en los cincuenta y los sesenta, que, sin embargo, carecen de relevo generacional.
Tal y como señala el estudio El déficit de natalidad en Europa, España mantuvo un nivel de fecundidad de los más elevados del continente hasta mediados de los 70, momento a partir del cual experimentó un drástica caída. El índice sintético de fecundidad rondaba los 3 hijos por mujer a principios de los 70, mientras que en 1981 se situaba ya por debajo del denominado "umbral de reemplazo", hasta alcanzar el mínimo histórico de 1,15 en 1998. A partir de entonces se recuperó ligeramente y en 2008 llegó a 1,45, pero esta recuperación se truncó tras el estallido de la crisis, ya que en 2011 dicho índice era de 1,35 hijos por mujer.
Las siguientes figuras reflejan la pirámide poblacional de España en las últimas décadas, tal y como recoge el blog Apuntes de Demografía. En los 70, la forma de la pirámide combinaba un descenso en la mortalidad infantil y el inicio del baby-boom (4), con cifras de nacimientos anuales superiores a 650.000 entre 1958-1977. Las huellas de la guerra civil son claramente visibles (pérdidas militares y déficit de nacimientos).
En 1991, la huella del baby-boom es más destacable por la profunda depresión de los nacimientos posterior a esas fechas, una caída intensa, acelerada y sostenida en el tiempo (5).
Por último, en la pirámide de 2011 se observa cómo las generaciones más reducidas de la guerra civil alcanzan la vejez. Asimismo, una fuerte inmigración con edades similares a las cohortes del baby-boom aumenta ostensiblemente el tamaño de los escalones entre 35 y 55 años (6); repuntan los nacimientos (7), esbozo de una tendencia que parece detenerse o incluso retrocede debido a la crisis económica que se inicia en 2008, y que, muy posiblemente, continuará en los próximos años.
Proyección para 2050
Ninguna proyección oficial prevé la posibilidad de que en las próximas décadas el índice de fecundidad pueda volver al nivel de reemplazo generacional. Las estimaciones a largo plazo que han elaborado el INE y Eurostat prevén una tasa de fecundidad de 1,55 para el horizonte 2050, lo cual tendrá importantes repercusiones a nivel económico y presupuestario.
Las proyecciones de población del INE apuntan a un descenso de la población total -41.558.096 habitantes en 2052-, y la figura de la distribución por edad será más parecida a un pilar -la forma de pirámide habrá pasado a la historia-.
Según estos cálculos, en 2050, las personas mayores de 65 años estarán por encima del 30% de la población (con casi 13 millones) y los octogenarios llegarán a ser más de 4 millones, lo que supondría más del 30% del total de la población mayor.
Estas estimaciones son aun más pesimistas en algunos estudios internacionales y las proyecciones de la ONU, que sitúan a España como uno de los países más envejecidos del mundo para esa fecha, con un 40% de la población situada por encima de los 60 años.
El siguiente gráfico resume la compleja situación que registrará el sistema público de pensiones en las próximas décadas.