El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) ha discutido la posibilidad de lanzar en la eurozona un programa de compra de activos, conocido como QE, sus siglas en inglés, para superar los riesgos derivados de un periodo excesivamente prolongado de baja inflación, aunque aún faltaría acordar el diseño y características del mismo, según ha desvelado el presidente de la institución, Mario Draghi.
"El Consejo mantuvo una discusión amplia (...) Hablamos sobre menores tipos de interés, extender la adjudicación plena de fondos a tipo fijo y hablamos de QE (alivio cuantitativo)", dijo el banquero italiano en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, que mantuvo estables los tipos de interés en el 0,25%.
En este sentido, el presidente del BCE subrayó que el Consejo de Gobierno "es unánime" en su compromiso de utilizar también herramientas no convencionales "dentro de su mandato" para afrontar un periodo prolongado de baja inflación. De hecho, Draghi señaló que los miembros del Consejo discutieron sobre la opción de un programa de QE, algo que no había tenido lugar de manera explícita en la reunión de marzo.
El presidente del BCE apuntó como otro de los motivos para poner sobre la mesa esta posibilidad el hecho de que cuanto más prolongado sea el periodo de baja inflación, mayores serán los riesgos para las perspectivas de inflación a medio plazo.
"El Consejo reflexionará extensamente sobre el diseño del QE", indicó el banquero italiano, que subrayó las diferencias que tendría el lanzamiento de un programa de estas características respecto al aplicado, por ejemplo, en EEUU, donde tuvo efectos inmediatos sobre los precios de todos los activos por las condiciones de la economía estadounidense.
"Mientras la economía de EEUU está más orientada al mercado de capitales, nuestra economía lo está hacia el crédito bancario, y habría que tener esto en cuenta en el diseño de un programa así", apuntó. Asimismo, el presidente del BCE indicó que en el seno del Consejo existen "diferentes preferencias" sobre qué QE sería más efectivo, y apuntó que seguirán trabajando al respecto en las próximas semanas.
Quantitative Easing
En esta línea, Draghi apuntó la dificultad de diseñar un programa de compra de activos de un volumen significativo que al mismo tiempo no suponga riesgos para la estabilidad financiera.
Así, el máximo responsable de la política monetaria de la zona euro expresó la importancia de revisar las actuales normas que regulan el mercado de titulizaciones (ABS), lo que podría hacer factible que dichos activos fueran adquiridos por el banco central.
A diferencia de ocasiones anteriores, en las que el presidente del BCE expresó el compromiso de la entidad a actuar, pero sin adelantar nuevas medidas, el cambio del euro frente al dólar se debilitaba a medida que 'Supermario' desgranaba la postura del instituto emisor y sugería la viabilidad de un programa de compra de activos, así como de otras medidas excepcionales, como la no esterilización de la liquidez del programa de compra de bonos SMP.
De este modo, si el euro se cambiaba por encima de 1,375 dólares antes de anunciarse la decisión de mantener los tipos de interés y llegaba a rozar los 1,38 dólares al comienzo de la intervención de Draghi, al finalizar la rueda de prensa el cambio bajaba hasta 1,372 dólares.
Inflación
Por otro lado, el presidente del BCE volvió a rechazar que la eurozona se enfrente al riesgo de un periodo de deflación a la japonesa y reiteró que espera que atraviese un periodo prolongado de baja inflación, aunque confía en que los precios subirán en abril como consecuencia del efecto de la Semana Santa.
"Se espera que la inflación armonizada repunte en abril", señaló Draghi, quien reconoció su sorpresa con el dato preliminar de inflación de marzo, que bajó al 0,5% en la eurozona, frente al 0,7% del mes anterior. "El BCE necesita más información para valorar si ha habido un cambio en las perspectivas a medio plazo (...) No vemos que se hayan incrementado los riesgos de deflación", apuntó el banquero.
De hecho, Draghi consideró que las perspectivas de inflación a medio plazo se encuentran firmemente ancladas de acuerdo con el objetivo de estabilidad de precios del BCE y atribuyó alrededor del 70% de la caída de la tasa de inflación en los dos últimos años, unos 2,2 puntos porcentuales, al abaratamiento de la energía y los alimentos, factores de índole global.