En los últimos años los drones han pasado a formar parte de nuestras vidas. Ya no se utilizan sólo para tareas militares, algunas empresas como Amazon apuestan por ellos para realizar sus repartos. Así que, ¿por qué no llevar esta tecnología a otros medios de trasporte?
Esto es lo que ha debido preguntarse la industria marítima, que ya ha comenzado a desarrollar proyectos para poner en el mar los llamados "barcos fantasma", unos buques de carga sin tripulación guiados desde tierra.
Como explica The Economist, la industria marítima está interesada en estos barcos no tripulados por dos razones principales. La primera es la seguridad. Muchos de los accidentes que tienen lugar en el mar son el resultado de un error humano. Y la segunda razón es el coste. La falta de tripulación también llevaría consigo eliminar todas sus necesidades como el alojamiento, la calefacción, incluso la construcción de los camarotes, la fontanería… Lo que proporcionaría más espacio para llevar más carga. Se estima que los buques drones serían un 5% más ligeros y consumirían entre un 12 y un 15% menos de combustible.
Una de las compañías que está desarrollando esta idea es Rolls Royce. La empresa trabaja ya en el desarrollo de una flota de barcos de carga sin tripulación. Su lema: "lo que era impensable ayer es la realidad de mañana". Por ello, el equipo de investigación Blue Ocean de Rolls Royce ya ha puesto en marcha un prototipo de realidad virtual en su oficina de Alesund, Noruega, que simula las vistas desde el puente de mando de un buque con vistas a 360 grados.
El plan de Rolls Royce
El jefe de ingeniería y tecnología de la división dedicada a la construcción de barcos de Rolls Royce, Oskar Levander se muestra convencido de que estos barcos sin tripulación llegarán a nuestras costas. Incluso ha explicado su plan para llevar a cabo la transición a estos buques. Según comenta el ingeniero, en primer lugar, se trataría de reducir la tripulación, ya que funciones de control del barco y su seguimiento se harían desde tierra. Tras ello también pasarían a controlarse desde el continente algunas tareas de guardia y de navegación. Lo que aún recortaría más el número de personas en el barco.
Desde la famosa empresa, conocida por sus coches de lujo, se propone que las entradas y salidas de puerto estén controladas por una tripulación que se encuentre en el barco solamente durante esas dos maniobras. También explican que un pequeño equipo de mantenimiento se podría mantener en los barcos hasta que los sistemas de control remoto demuestren su valía.
Otra de las propuestas de Rolls Royce es que un buque tripulado guiase a una flota de naves autónomas como se muestra en una de las fotografías de la galería. Según Levander, con el control en tierra, un equipo de diez capitanes terrestres podría operar más o menos 100 barcos.
También la Unión Europea
En la misma línea del proyecto de Rolls-Royce, según informa Bloomberg, la Unión Europea está financiando con 3,5 millones de euros el proyecto MUNIN (Maritime Unmanned Navigation through Intelligence in Networks). En el que también se trabaja en la creación de un prototipo de barco sin piloto para realizar simulaciones en el mar con las que evaluar los costes y beneficios que supondrían estos ingenios.
Con un capitán técnicamente al mando –que se encontraría en tierra- los creadores del proyecto MUNIN piensan que podrán superar las dificultades jurídicas y prácticas de cumplimiento de las normas marítimas. Eso si, afirman que antes de llegar al momento de poner estos barcos a flote se necesitan sistemas de control muy sólidos para cumplir con las regulaciones existentes.
Estas dificultades jurídicas son uno de los principales problemas para estos barcos fantasma, ya que las naves no tripuladas son actualmente ilegales en muchos países en virtud de convenios internacionales que establecen unos requisitos mínimos de tripulación.
Puntos a favor
Pero según Rolls Royce hay más puntos a favor que en contra. Levander afirma que, además del coste, los barcos tripulados también reducirían riesgos tales como la piratería. Sin rehenes en una situación de crisis, sería mucho más fácil para las fuerzas armadas intervenir. También eliminaría la responsabilidad por la repatriación de los marineros cuando los propietarios se quedan sin dinero o abandonar las tripulaciones. Lo que ha dejado varadas al menos 2.379 personas en la última década.
Y si algo saliese mal, o la nave fuese asaltada por su carga, desde el control podría ser configurada de forma predeterminada para frenar sus motores y echar el ancla sin dañar a nadie .
Pero si los piratas reales pasarían a un segundo plano, otros entrarían en escena: los "piratas informáticos". Es por eso que la comunicación de datos encriptados y la seguridad es una de las tareas más importantes que hay que solventar antes de que los barcos fantasmas surquen los mares.