El Gobierno de Mariano Rajoy lleva meses congratulándose del gran esfuerzo fiscal llevado a cabo para reducir el déficit público y, de este modo, alejar la amenaza de quiebra soberana que, hasta hace poco, se cernía sobre España. Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE) no piensa igual. De hecho, acaba de lanzar un nuevo jarro de agua fría a la labor desempeñada en esta materia por el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. España e Italia son, hoy por hoy, el principal dolor de cabeza para la zona euro en cuanto a consolidación fiscal, según el último boletín mensual del BCE, publicado este jueves.
No es de extrañar, si se tiene en cuenta el escaso progreso que presenta España en relación al déficit público, el elevado riesgo de incumplimiento que siguen presentando las cuentas públicas y la contraproducente estrategia seguida por el PP para reducir la abultada brecha presupuestaria, consistente, básicamente, en subir de forma muy intensa los impuestos a empresas y familias.
España cerró 2012 con un agujero del 10,6% del PIB -incluyendo las ayudas bancarias-, el mayor descuadre fiscal de Europa. Si no se cuenta el coste del rescate financiero, el déficit rondó el 7% del PIB y, según Bruselas, y se situará en el 6,7% en 2013 frente al 6,5% exigido, lo cual tan sólo supone una reducción mínima, de apenas tres décimas en el último año.
El problema, sin embargo, no estriba meramente en este nuevo incumplimiento del objetivo fijado por la Comisión Europea (CE), sino en el persistente riesgo de desviación que implica la actual estrategia presupuestaria del Gobierno, según alerta el BCE. Tal y como señala su boletín de marzo, "con las mejores perspectivas de crecimiento, existe el riesgo de caer en la complacencia". Y es aquí, precisamente, donde España e Italia disparan las alertas de la institución que preside Mario Draghi.
Por un lado, la Comisión prevé que el déficit conjunto de la zona euro baje hasta el 3,1% del PIB en 2013 frente al 3,7% registrado un año antes, e incluso caiga hasta el 2,6 % del PIB en 2014. Asimismo, estima que la deuda agregada de las Administraciones Públicas registre un máximo de casi el 96 % del PIB en 2014 para, posteriormente, caer en 2015 por primera vez desde el inicio de la crisis. Sin embargo, no todos los páíses presentarán esta favorable evolución.
En el caso de España, las autoridades comunitarias estiman que el déficit se situará en el 7,2% del PIB en 2013 (6,7% si se excluye el apoyo a la banca), por encima del objetivo del 6,5%, en el 5,8% en 2014 y el 6,5% del PIB en 2015, superando en mucho el límite del 4,2% fijado por la Comisión. Así pues, "se espera que el ajuste estructural sea considerablemente menor del recomendando", enfatiza el texto.
Por ello, el BCE concluye que "son necesarias nuevas medidas para aumentar los ingresos y/o reformas de recorte del gasto para seguir la senda de consolidación presupuestaria prevista para 2014-2016 y revertir la tendencia al alza de la ratio de deuda de las Administraciones Públicas en relación con el PIB, que se situó en el 94% a finales de 2013".
En cuanto a Italia, si bien el déficit se mantuvo en el 3% en 2013, ligeramente por encima del objetivo del 2,9% comprometido, las instituciones dudan de que pueda alcanzar un presupuesto estructural equilibrado en 2014 -sin contar el coste de la deuda- en 2014. "No obstante, hasta la fecha, no se han observado avances tangibles" en relación con las recomendaciones de la Comisión en materia de consolidación fiscal, según advierte el BCE, "especialmente en lo que respecta a situar la ratio de deuda en relación con el PIB en un senda descendente".
En este sentido, recuerda que la CE señaló que el plan pesupuestario de Montoro para 2014 contemplaba un elevado "riesgo de incumplimiento" en cuanto a las directtrices marcadas por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC).
De este modo, si no se adoptan "medidas adicionales", los esfuerzos estructurales para reducir el déficit no serán suficientes para "cumplir los compromisos adquiridos". Según las últimas previsiones de Bruselas, "el saldo estructural de España, Italia y Malta […] no será suficiente para cumplir las exigencias del PEC en ninguno de estos tres Estados miembros".
Recomienda recortar más gasto
El BCE insiste en que "es esencial que se garantice el cumplimiento de los objetivos de déficit nominal y la realización de los esfuerzos estructurales exigidos" por la Comisión, tanto en tiempo como en forma. "Si no se adoptan medidas de consolidación adicionales, existe el riesgo de que varios países con plazos fijados en 2014 y 2015 no logren corregir a tiempo y de manera sostenible sus déficits excesivos", añade el organismo monetario, en referencia indirecta a España e Italia.
No es la primera vez que el BCE lanza un toque de atención a ambos países. Así, en su boletín de diciembre ya indicaba que tan sólo los protectos presupuestarios de Alemania y Estonia "cumplían plenamente las reglas fiscales de la UE, y que cinco proyectos (los de España, Italia, Luxemburgo, Malta y Finlandia) corrían el riesgo de no cumplir las reglas si no se adoptan medidas adicionales". La gravedad de la desviación radica en España e Italia debido a su elevado déficit, deuda y debilidad económica.
Por último, el BCE indicaba que, "hasta ahora, el ajuste presupuestario se ha basado de manera des proporcionalmente pronunciada en los ingresos, y se ha llevado a cabo mediante medidas como subidas de los tipos impositivos y recortes del gasto productivo potencialmente distorsionantes", en referencia a la inversión pública. Ésta es justo la estrategia que ha seguido Montoro al frente de Hacienda: subida drástica de impuestos y fuerte recorte en inversión pública.
Por el contrario, el BCE apuesta por mejorar la "calidad de la estructura del gasto, por ejemplo respaldando la inversión pública eficiente que potencie el crecimiento al tiempo que se recortan partidas de gasto distorsionantes", para aumentar "la competitividad y el crecimiento a largo plazo".