"Los riesgos geopolíticos podrían afectar a las condiciones económicas. La demanda doméstica es más débil de los esperado y las reformas [en los países de la Eurozona] son insuficientes". Con estas palabras, ha justificado Mario Draghi tanto la decisión de mantener los tipos de interés que este jueves ha tomado el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, como el anuncio de que el precio oficial del dinero seguirá bajo en la Eurozona a medio plazo. El político italiano señaló que los nuevos datos económicos publicados desde la reunión anterior de comienzos de febrero "están en el lado positivo".
Los cálculos del italiano apuntan a una inflación baja, inferior al 2%, al menos durante los tres próximos ejercicios. De hecho, ha apuntado que "el IPC armonizado seguirá en los niveles actuales en los próximos meses. La previsión es que el IPC se sitúe en el 1% en 2014 (una ligera caída desde el 1,1% pronosticado en diciembre) y el 1,3% en 2015. En el último trimestre del 2016, se espera que el IPC alcance el 1,7%". Así, la suma de un crecimiento anémico y una inflación baja son suficiente justificación para Draghi para anunciar que mantendrá los tipos en mínimos al menos en los próximos meses.
En este sentido, el BCE ha revisado una décima al alza su previsión de crecimiento para la zona euro en 2014, cuando espera que el PIB de la región crecerá un 1,2%. Mario Draghi aseguró que la economía de la Eurozona crecerá este año un 1,2% y un 1,5% en 2015, mientras que para 2016 se prevé una expansión del 1,8%.
El presidente del BCE señaló que los riesgos para los pronósticos de inflación de la entidad son limitados y en gran medida equilibrados y reiteró que el BCE espera un periodo prolongado de baja inflación y una gradual subida de precios hasta situarse en línea con e objetivo de estabilidad de la institución. Se trata de la primera ocasión en la que el BCE ha publicado sus proyecciones a dos años vista, puesto que hasta ahora sólo informaba de sus expectativas para el ejercicio en curso y el siguiente.