El pasado 1 de enero, Colorado se convirtió en el primer estado de EEUU en legalizar la venta de marihuana para fines recreativos. El estado de las Rocosas no está completamente sólo. Otros 20 estados, como Nueva Jersey o Massachusetts también permiten la venta de este producto, aunque en teoría sólo para uso medicinal. Eso sí, todo apunta a que si la cosa funciona en Colorado, leyes parecidas podrían extenderse por todo el territorio estadounidense.
La enmienda 64, una medida aprobada por el 55% de los votantes de Colorado en un referéndum en noviembre de 2012 y puesta en vigor el primer día de este año, permite a cualquier ciudadano del estado, mayor de 21 años, adquirir hasta 28 gramos de esta droga en cualquiera de las tiendas con licencia. No sólo sus habitantes pueden adquirir este producto. Los turistas también pueden hacerse con un máximo de 7 gramos; aunque eso sí, no podrán cruzar con ella los límites del estado.
La regulación, muy parecida a la del alcohol, indica que todas las ventas deberán llevar etiquetas que indiquen la cantidad y la potencia de la droga. Además, un organismo estatal el Department of Revenue's Marijuana Enforcement Division controla su venta. También advierte de que solamente se puede consumir en una propiedad privada con el consentimiento del propietario. Los famosos coffee shops, al estilo holandés, están prohibidos por ahora.
Durante 2014 y 2015 serán sólo los dispensarios de marihuana medicinal los que también podrán vender la sustancia para uso recreativo. Pero a partir de 2016 se le concederá la licencia a cualquier comercio que cumpla con los requisitos establecidos en la ley. Eso sí, la normativa incluye un apartado que recoge el derecho de cada ciudad de prohibir el establecimiento de este tipo de tiendas en sus calles.
Sin existencias
Lo cierto es que la experiencia, al menos desde el punto de vista económico, está siendo todo un éxito. El primer día, los 37 establecimientos que abrieron sus puertas tuvieron que cerrar por falta de suministros. Las colas de clientes se sucedían a sus puertas. Por eso no es extraño que muchos empresarios hayan visto el negocio en esta sustancia. Las cifras son para pensárselo, ya que los estudios apuntan que los estadounidenses se gastan unos 30.000 millones anuales al año en marihuana.
En Colorado, para abrir uno de estos establecimientos, hasta 2016, primero hay que conseguir una licencia médica. Luego, se podrá utilizar el local para la venta de uso recreativo. Además, según esta ley, los minoristas deben cultivar la mayor parte de la marihuana que venden. Por eso, es lógico que se produzcan situaciones como las del primer día de legalización, cuando los establecimientos existentes no pudieron responder a la demanda del mercado.
Hace unos días, The Wall Street Journal recogía las declaraciones de uno de estos empresarios "Es realmente fascinante el tipo de inversor que ahora quiere entrar en esta industria. Mucha gente está mirando esto como la próxima gran industria estadounidense", decía Jay Czarkowski, co-fundador del dispensario de marihuana médica Boulder Kind. Al igual que los pioneros del siglo XIX se dirigían a California (alguno recaló en Colorado) para tratar de encontrar esa pepita que les hiciera ricos, ahora son cientos los empresarios que han descubierto esta nueva fiebre del oro a los pies de las Rocosas.
Las autoridades de Colorado estiman que los beneficios por las ventas pueden ascender a 578 millones de dólares (418 millones de euros), incluidos 67 millones de dólares (49 millones) sólo en impuestos en 2014. Y empresas privadas como ArcView Group, una red de inversores con sede en San Francisco, estima que el mercado nacional de la marihuana legal crecerá un 64% en cinco años.
Y es que, éste es un producto que se está mostrando resistente incluso a la voracidad recaudatoria de las autoridades. En ese sentido, es parecido al tabaco, otro producto con una demanda bastante resistente a las subidas de precios. De hecho, en Colorado, a pesar de que la norma establece un impuesto del 25% de los ingresos por la venta de esa sustancia, las 37 tiendas pioneras lograron recaudar hasta 5 millones de dólares sólo en la primera semana.
Los obstáculos
Además de los impuestos, los empresarios se enfrentan a otros obstáculos como la falta de confianza en el sector. Los bancos miran con recelo a estas empresas, ya que temen incumplir la ley federal que, por ahora, considera a la marihuana como una sustancia ilegal. Y es difícil encontrar lugares donde abrir las tiendas y conseguir el dinero que necesitan.
Los problemas no se quedan ahí. Como explica The Economist, otro de los retos a los que se enfrentan los estados pioneros en la legalización consiste en fijar los precios del producto. Un precio demasiado bajo podría fomentar el consumo excesivo, con los problemas asociados al mismo (especialmente médicos, pero también de orden público). Probablemente, ningún político quiera sus ciudades llenas de fumadores de marihuana. Pero un precio demasiado alto allanaría el camino a comerciantes ilícitos (como ya pasa en el resto del país).
En estos momentos, los precios de la marihuana recreativa rondan los 250-300 dólares por onza (28 gramos o unos 56 cigarros de marihuana). Sale a entre 4,5 y 5,5 dólares por cigarro (entre 3 y 4 euros aproximadamente). La ley permite comprar una onza al día por consumidor.
Uno de los principales competidores de estos comercios son los propios vecinos de Colorado. Esta legislación también les permite tener hasta seis plantas en casa. Y como indica la ley, pueden "regalar", pero no comercializar con ella.
El turismo
Los detractores de la legislación no ven esta práctica con buenos ojos y acusan a las autoridades del Estado de acercar a los jóvenes la droga. Según la policía estatal, hasta seis millones de americanos mayores de doce años consumen marihuana con regularidad.
Pero eso no parece importar en Colorado. El estado, famoso por sus pistas de esquí, ha inaugurado con esta legislación los llamados "tours del cannabis". Ya se ofertan paquetes turísticos que van desde los 300 euros los más económicos hasta más de 1.000 para aquellos con más posibles. Estos últimos incluyen transporte, alojamiento e incluso clases de cocina con la marihuana como ingrediente. Y los turistas también pueden visitar las tiendas y los lugares de cultivo. Por supuesto, aquéllos que opten por este turismo podrán consumir marihuana durante toda su estancia.
Por ahora, las agencias destacan que hay pocos jóvenes entre sus clientes. La mayoría de los turistas ronda los 50 años. Cientos de personas se han apuntado. Hay listas de espera hasta junio.
Mientras tanto, el público estadounidense mira con una mezcla de recelo, interés y curiosidad el experimento de Colorado. La legalización está empezando a ser discutida, algo que era impensable hace apenas una década. Los legisladores de los demás estados están a la espera de cómo se desarrolle este mercado en Colorado. Si el estado de las Rocosas consigue gestionarlo con éxito, seguramente otros seguirán sus pasos.