Los jóvenes españoles no se enteran, al menos en lo que respecta al mercado laboral. Tampoco es que les ayuden mucho, la verdad. No reciben buena información ni en lo que tiene que ver con sus estudios, ni respecto a lo que se encontrarán cuando busquen su primer empleo. Y claro, muchos de ellos acaban tomando malas decisiones. Con un paro del 53% para los menores de 25 años, lo que en otros países es un problema, aquí se convierte en drama.
Este lunes, McKinsey hacía público su informe Education to employment: getting Europe's youth into work. Consiste en una encuesta realizada a más de 5.300 jóvenes, 2.600 empresas y 700 centros formativos en ocho países europeos (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Grecia, Portugal, Suecia y España). La idea es preguntarse qué está pasando para que la transición de las aulas a las oficinas o a las fábricas sea tan complicada. Y buena parte de la respuesta parece estar en la falta de información y de conexión entre los dos mundos.
Nadie aparece demasiado bien en esta fotografía. Ni siquiera países como Alemania, con un paro juvenil inferior al 10% presenta buenos datos en lo que hace referencia al paso de la Educación al Empleo (E2E, le llaman los ingleses). Pero la imagen de España resulta especialmente preocupante. Y no sólo porque seamos el segundo país del continente, tras Grecia, con una tasa más elevada para los menores de 25 años.
Desinformados
No es sencillo que un chaval de 16 años comprenda las implicaciones que tendrá para su vida escoger unos determinados estudios. Pero tampoco parece normal que estén tan perdidos. Según este informe, uno de cada tres empleadores españoles denuncia que la falta de capacidades de sus nuevos empleados le causa "problemas significativos" a sus negocios. A nivel europeo, esto se traduce en que una de cada cuatro empresas (un 25%) afirma que deja sin cubrir vacantes por no encontrar el perfil requerido. En España, por ejemplo, las principales carencias se dan en "resolución de problemas" e "idiomas". En ambos casos, las empresas aseguran que no encuentran el nivel requerido.
El informe denuncia que en España hay "una falta de alineamiento entre la oferta y la demanda laboral" y que los proveedores de educación (universidades e institutos) son "lentos" a la hora de adaptarse a las realidades de la crisis económica. Esto se traduce en algunas situaciones casi surrealistas. Por ejemplo, el empleo en el sector de la construcción ha caído un 62% desde 2005; mientras tanto, el número de graduados en arquitectura se ha disparado un 174% en el mismo período. Y cuidado, las empresas no pueden librarse de toda crítica en esta situación. Menos de la mitad admite tener algún contacto con las universidades o escuelas de Formación Profesional.
En este sentido, una de las conclusiones más sorprendentes de la encuesta es la que hace referencia a la confianza en las capacidades de los nuevos trabajadores. Sólo el 38% de los jóvenes cree que tiene las habilidades requeridas por las empresas. Por parte de los empleadores, este porcentaje cae incluso un poquito más, al 35%. Pero esto no parece preocupar a las instituciones educativas: el ¡74%! cree que sus alumnos sale perfectamente preparados. Vamos, que la formación que estos creen que ofrecen está muy lejos de la que aquellos demandan.
Esta falta de información comienza pronto. Sólo un 23% de los jóvenes españoles asegura haber recibido un buen asesoramiento sobre qué estudiar una vez que acabaran la secundaria. Y apenas un 18% recibió información sobre el mercado laboral mientras estaba en el instituto.
De hecho, esto ni siquiera mejora demasiado una vez llegan a la universidad o a FP. Sólo el 27% reconoce tener buena formación en estos aspectos. Hay que tener en cuenta que informar al estudiante sobre la situación que se encontrará en el mercado laboral (perspectivas, paro por sectores, ayuda para entrevistas de trabajo, etc...) puede ayudar a reducir el desempleo hasta en un 15% a los seis meses de la graduación.
Prácticas, pymes y coste
El informe contiene algunas otras conclusiones significativas. Por ejemplo, en lo que hace referencia a las pymes, explica que son las que más dificultades tienen para encontrar buenos candidatos y luego formarlos. En España, uno de los países con un mayor porcentaje de micropymes, el problema es especialmente significativo. Por ejemplo, el 70% de estas compañías asegura que prefiera contratar empleados con experiencia (frente al 31% de las grandes), lo que dificulta el encaje de los más jóvenes.
Tampoco es sencilla la situación de los becarios. Aunque los contratos en práctica están asociados con menores tasas de desempleo, poco más de la mitad de los estudiantes realizan este tipo de tareas durante su aprendizaje.
Por último, es significativo que hasta un 29% de los jóvenes españoles sin más estudios que los obligatorios asegure que no continuó en la etapa post-secundaria por el coste que le suponía. Es una cifra muy inferior a la de Grecia o Italia, pero igualmente es preocupante. Del mismo modo, hasta un 27% asegura que no tenía tiempo para estudiar porque necesitaba trabajar.