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El Tesoro estrena un nuevo bono ligado a la inflación europea

Este tipo de deuda ya se emite en otros países de la eurozona como Francia, Italia o Alemania.

El Tesoro Público lleva varios años contemplando nuevas posibilidades de financiación. A los bonos, obligaciones y letras del Estado en los que el tipo de interés se determina mediante la subasta que celebra en organismo, y que suelen tener un resultado en sintonía con la marcha de los mercados, podrían acompañarle este año una nueva modalidad de deuda: los bonos indexados a la inflación.

El Tesoro Público prevé emitir 65.000 millones de euros netos en 2014, casi 7.000 millones menos que el año anterior, según explicó este miércoles el secretario general de Tesoro Público, Íñigo Fernández de Mesa. Sin embargo, esa cuantía no hace referencia al mayor volumen de vencimientos que tendrá que hacer frente el organismo este año que provocará que las emisiones brutas del Tesoro asciendan a 242.370 millones de euros, de los que 133.280 millones serán a medio y largo plazo, 4.847 millones más que un año antes.

Pese a que no hay duda entre la mayoría de los asesores consultados por Libre Mercado de que el Tesoro, al igual que el año pasado, no va a tener ningún problema para colocar en el mercado todas sus necesidades de financiación, también hay consenso en que 2014 va a ser el año de la renta variable. La elevada rentabilidad que ofrecía la deuda de los países periféricos de Europa durante los pasados dos años era un potencial atractivo para los inversores.

El interés del bono español a diez años llegó a superar con creces el 7% a mediados del 2012, dato que hacía saltar todas las alarmas. Mientras, el Tesoro alemán conseguía colocar deuda a coste cero. Pero la situación ha cambiado y la prima de riesgo española se ha ido desplomando hasta situarse por debajo de los 190 puntos en niveles mínimos de hace más de dos años. Por su parte, la rentabilidad del bono patrio también está cayendo estos últimos días a niveles mínimos de diciembre de 2009 y logró cerrar este miércoles en el 3,7% de interés.

Con este desplome de la rentabilidad ofrecida, pese a que el interés por la deuda española va a seguir siendo alto, es posible que los inversores no la vean ya tan atractiva como en los dos años anteriores. Entretanto, el Tesoro lleva varios años explorando la posibilidad de emitir Bonos y Obligaciones indexados al Índice Armonizado de Precios al Consumo europeo. Este tipo de deuda ya se emite en otros países de la eurozona como Francia, Italia o Alemania.

El organismo asegura que "existe una base inversora natural, tanto nacional como internacional, que tiene una necesidad estructural de comprar activos que compensen la pérdida de valor de sus activos debido a la inflación". Pero, ¿cómo funciona esta nueva modalidad de deuda?

¿Qué son?

Se trata de bonos cuyo interés se referencia con respecto al nivel de la inflación europea. El cupón, es decir, el interés periódico que paga el bono es fijo, pero se va incrementando a lo largo de la vida del producto según evolucionen los precios. Por ejemplo, en una época de inflación positiva, el principal -el valor del bono- va aumentando según el índice de precios. La ventaja de este tipo de bonos es que compensan al tenedor por los cambios que se producen en los índices de precios y la posible depreciación de sus activos.

Parecidos y diferencias con los bonos normales

En cuanto a los parecidos hay que destacar que la documentación para conseguir un activo de este tipo será igual que a la de cualquier bono normal. Como es lógico, se regirían por la legislación española como cualquier otro instrumento de deuda.

La diferencia principal radica en la forma y cuantía de los pagos que el inversor recibe por ser propietario del bono. Un bono nominal, es decir un bono a dos, tres o cinco años, que son lo que en la actualidad subasta el Tesoro, tiene un nominal de 1.000 euros. El rendimiento de esa inversión se obtiene a través del cobro del cupón o, lo que es lo mismo, los intereses que genera anualmente la inversión. La otra parte del rendimiento se determina por la diferencia entre el precio de compra y el valor de la amortización, siendo siempre el nominal de mil euros.

Normalmente, el precio de adquisición del bono por parte del inversor no coincide con esos 1.000 euros, y ahí está la gracia de esta inversión. Si se compra por una cantidad menor, al amortizar el inversor recibirá el valor nominal, si es mayor el inversor sólo recibirá la cantidad hasta llegar al nominal, es decir, 1.000 euros.

Pues bien, el bono indexado a la inflación recibirá intereses -cupón- inicialmente menores, pero que se van incrementando al aumentar el principal en cada período. Al amortizar, cuando se cumpla el plazo de vencimiento, se recibe la inversión original incrementada para compensar la pérdida de poder adquisitivo debido a una mayor inflación. Ese incremento se calcula "interpolando los índices de precios publicados dos y tres meses antes del día que se quiere valorar el activo", explica el organismo.

Índice de referencia

El índice que se utilizaría o, al menos, el que se utiliza en el resto de países de la zona euro que ya emiten estos bonos, sería el Índice de Precios al Consumo armonizado, exceptuando el tabaco, que publica cada mes Eurostat.

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