El joven AVE Madrid- Barcelona-París, inaugurado hace menos de un mes, no ha empezado con buen pie y ya se empiezan a registrar los primeros problemas. Tal y como recoge El Economista, ya se han contabilizado trenes con demoras de hasta una hora. Lejos de ser un problema de la ferroviaria española, con una media de puntualidad del 98%, es su compañera de línea, SNCF, la que no consigue cumplir sus compromisos con los clientes -apenas llega al 80% de puntualidad-.
La ferroviaria francesa se defiende y argumenta que existe un periodo lógico de adaptación, más aún cuando existen de por medio diferencias de lengua y de señalización. Sin embargo, los expertos no se conforman con las excusas oficialistas y alertan de problemas estructurales. Y es que a diferencia de la red española, la red francesa no distingue líneas de alta velocidad de las convencionales. Esto significa que en el trayecto Barcelona-París existe un tramo de casi 200 kilómetros en el que el AVE debe aminorar su velocidad, para ir al ritmo de los trenes convencionales. Con lo que, por mucho que se esfuercen los maquinistas españoles en recuperar tiempo en la red de vía de Renfe, los retrasos son considerables.
Compensaciones
Renfe confía tanto en su red que el AVE español bonifica generosamente al pasajero en caso de que exista algún retraso. De las líneas españolas destaca el AVE Madrid-Sevilla, donde el pasajero recibe el importe del billete íntegro en retrasos superiores a 5 minutos. En el resto de la red de alta velocidad se bonifica la mitad del billete en retrasos superiores a los 15 minutos, abonando la totalidad del mismo si la impuntualidad llega a la media hora.
Muy diferente es el caso francés, donde sólo se bonifica al pasajero en retrasos superiores a 60 minutos y únicamente el 50% del billete. El problema principal en este caso radica en que la propiedad de la línea es de una sociedad conjunta al 50 % entre ambas compañías, con lo que deberán sufragar las compensaciones juntos, independientemente de dónde se hayan registrado las demoras.