España está perdiendo población como resultado de su particular crisis demográfica -baja tasa de natalidad y creciente envejecimiento poblacional- y, sobre todo, el aumento de la emigración hacia otros países, tanto de población extranjera como nacional. La elevada tasa de paro y las malas perspectivas económicas han provocado que un volumen cada vez mayor de gente opte por hacer las maletas en busca de un futuro mejor. Tanto es así que, en el primer semestre del año, casi 260.000 personas abandonaron España para instalarse en el extranjero.
Sin embargo, dentro de los flujos migratorios, cabe distinguir la migración exterior -entre países- de la migración interior -entre regiones o provincias-. Así, al igual que algunas personas optan por buscarse la vida fuera de España debido a la mala situación económica, otras prefieren emigrar a otras regiones del país, cuyas perspectivas son más favorables que en su lugar de origen.
En este sentido, los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ofrecen una imagen general sobre la migración interna que ha registrado España durante la crisis. El indicador más relevante en esta materia es el denominado "saldo migratorio interautonómico", ya que mide los movimientos netos poblacionales (entradas menos salidas) que se registran, única y exclusivamente, entre las distintas regiones de España.
Uno de los datos más llamativos es el referido a Cataluña. El otrora principal motor económico de España siempre se ha caracterizado por atraer población residente, procedente, sobre todo, del sur del país, gracias a su pujante industria y su intensa actividad empresarial. Sin embargo, los datos oficiales muestran que la presente crisis ha supuesto un cambio de paradigma, ya que Cataluña no sólo no atrae trabajadores de otras autonomías sino que parte de sus residentes ha preferido huir hacia otras comunidades en busca de oportunidades laborales o un mejor nivel de vida.
En concreto, desde 2008, Cataluña registra un saldo migratorio negativo de casi 16.000 personas. Esto significa que el número de residentes catalanes que ha decidido emigrar a otras autonomías (salidas) supera en casi 16.000 personas a los residentes de otras regiones que han optado por instalarse en Cataluña (entradas) durante la crisis.
Este balance contrasta de forma muy significativa con la Comunidad de Madrid, ya que la región que preside Ignacio González se ha convertido en el principal polo de atracción poblacional de España en estos años de dificultades económicas. Madrid presenta un saldo migratorio positivo de casi 14.000 personas desde 2008 -han entrado más de los que se han ido a otras regiones-. Así pues, la economía madrileña no sólo atrae empresas procedentes de otras regiones de España (casi 5.000 desde 2010) sino que también es el principal destino de la migración a nivel interno.
Asimismo, en el lado positivo, también destacan Baleares (+10.982), Galicia (+10.712), País Vasco (+8.949) y Navarra (+6.941). Por el contrario, la comunidad que encabeza el saldo miratorio negativo durante la crisis es Castilla y León, con una pérdida neta de 25.430 residentes desde 2008, seguida de Cataluña (-15.858), Canarias (-12.397), Comunidad Valenciana (-10.678) y Andalucía (-10.524).
Mención aparte merece Castilla-La Mancha, con un saldo positivo de 16.033 pesonas. Pero este dato favorable se debe, básicamente, a la conexión directa de Guadalajara y, en menor medida, Toledo con Madrid, conviertiendo ambas provincias en casi un anexo de la comunidad madrileña.
El estallido de la burbuja inmobiliaria y el menor coste de la vivienda produjo en los primeros años de crisis el regreso de numerosos trabajadores de la construcción a sus lugares de origen, que, sumado al aumento de residentes madrileños que optaron por comprar o alquilar un piso en las provincias manchegas más cercanas a la capital, se tradujo en un importante saldo positivo en Castilla-La Mancha entre 2008 y 2011, según aclara la Fundación Renacimiento Demográfico.
Sin embargo, desde 2012, y muy especialmente en el primer semestre de 2013, esta región lidera, junto a Castilla y León y Andalucía, la fuga de residentes hacia otras autonomías debido a sus peores perspectivas económicas.
La población cae en casi todas las CCAA
Por último, la combinación de escaso crecimiento vegetativo (nacimientos menos defunciones), el saldo migratorio negativo con el extranjero y el saldo migratorio con otras comunidades dan lugar a que la población sólo creciera en Baleares, Canarias, Murcia y en la ciudad autónoma de Ceuta durante el primer semestre del año.