La población residente en Espana ha bajado en 118.238 personas durante el primer semestre del año, hasta un total de 46.609.652 habitantes a fecha de 1 de julio, según los últimos datos publicados este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Así pues, se intensifica el descenso demográfico iniciado en 2012, ya que la población cae a un ritmo del 0,31% interanual frente al 0,19% registrado en el anterior semestre.
Este descenso fue fruto, por un lado, de un saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) positivo de 6.678 personas y, por otro, de un saldo migratorio negativo de -124.915 personas durante los seis primeros meses de 2013. Esta última variable significa que, hasta el pasado junio, 134.312 personas procedentes del exterior (inmigrantes) se establecieron en España, al tiempo que salían del país un total de 259.227 habitantes (emigrantes) en busca de un futuro mejor -algo más de 43.000 al mes en lo que va de año-.
Los datos muestran que la fuga de capital humano se está intensificando a gran velocidad, ya que el saldo migratorio negativo se ha disparado un 50% respecto al semestre anterior: en la segunda mitad de 2012, salieron 83.299 personas más de las que llegaron, mientras que este saldo rozó la cifra de 125.000 durante el primer semestre de este año. De hecho, tal y como muestra el siguiente gráfico, el citado saldo se ha multiplicado por más de 5 desde el primer semestre de 2011.
La aguda crisis económica y, sobre todo, la histórica tasa de paro que sufre el país ha provocado un doble efecto en los flujos migratorios. Así, a diferencia de lo que sucedía durante los años de burbuja inmobiliaria, el volumen de inmigrantes extranjeros que llega a España se ha reducido de forma muy sustancial. De hecho, son muchos los que están regresando a sus países de origen ante las dificultades para encontrar empleo. Asimismo, el número de españoles que emigra al extranjero en busca de trabajo también ha aumentado de forma considerable durante la crisis. Como consecuencia, la brecha entre la población que llega y la que se va es cada vez mayor en favor de la segunda, de modo que España vuelve a ser un país de emigrantes.
Tal y como refleja la tabla, la inmigración procedente del extranjero en el primer semestre (134.312) se compone de 14.831 personas de nacionalidad española y 119.482 extranjeros. En conjunto el flujo de entrada ha sido un 11% menor que el del semestre anterior (segunda mitad de 2012).
En cuanto a la emigración, de las 259.227 personas que han dejado España entre enero y junio (un 10,7% más que en el semestre anterior) 39.690 eran españolas, de los cuales 26.281 eran nacidos en España, y un total de 219.537 eran extranjeros.
Migración de extranjeros y españoles
En cuanto al flujo migratorio de los extranjeros, se fueron 100.056 más de los que llegaron, lo que supone un incremento del 45,5% respecto al semestre anterior y casi 10 veces más que en el mismo período de 2011.
Por nacionalidades, los extranjeros que más emigraron de España son los de Rumanía (37.018 emigraciones) y Marruecos (27.362), las nacionalidades mayoritarias entre la población extranjera residente. Sin embargo, en general, todos los flujos de emigración al exterior aumentan salvo en el caso de los brasileños -siguen llegando más de los que se van-. La emigración de extranjeros se concentra en poblaciones de 25 a 44 años, con mayor proporción de varones.
En cuanto al flujo migratorio de los españoles, el saldo negativo de nacionales (24.860) se ha disparado un 71% respecto al segundo semestre de 2012 debido, sobre todo, al aumento de las salidas. Dicho saldo se ha más que duplicado desde el primer semestre de 2011.
En concreto, entre enero y junio, se han instalado en el país un total de 14.831 españoles, de los cuáles más de la mitad (7.826) nacieron fuera de España, procedentes, principalmente, de Cuba, Francia, Venezuela, Reino Unido y Estados Unidos. Sin embargo, al mismo tiempo, los emigrantes españoles han subido un 26,3%, hasta un total de 39.690 personas.
Según los datos del INE, dos de cada tres españoles que emigran son nacidos en España, si bien esta proporción varía mucho en función de los destinos. Los principales países receptores son Ecuador, Reino Unido y Francia.
No obstante cabe destacar que en el caso de Ecuador se trata fundamentalmente de población no nacida en España o de niños menores de 15 años, lo que parece indicar una migración de retorno de ecuatorianos de origen que han adquirido la nacionalidad española junto con sus hijos nacidos en España. De los 4.908 españoles que emigran a Ecuador 1.648 son nacidos en España y, de ellos, 1.399 son menores de 15 años. Atendiendo a los adultos (mayores de 15 años) nacidos en España que emigran la cifra se reduce a 249 personas. Son casos parecidos los de Colombia (770 de los 1.769 emigrantes son nacidos en España), Venezuela (782 de 1.692) y Argentina (660 de 1.371).