¿Qué está pasando en la Agencia Tributaria?, le preguntaron sin medias tintas a la vicepresidenta. Si bien, el Gobierno no entró ni mucho menos en el fondo de la cuestión y habló de "un proceso normal de relevo". Mientras, en el organismo se suceden las destituciones, se habla de injerencias y, en privado, se apunta hacia Cristóbal Montoro.
Una crisis que, oficialmente, el Ejecutivo limitó a una reestructuración posterior a un cambio en la dirección de la organización. "La dimisión del director de inspección se debe a discrepancias relacionadas con el nombramiento de personal", expuso Soraya Sáenz de Santamaría, en relación a la marcha de Luis Jones.
La portavoz se ciñó, en todo caso, a las explicaciones ya dadas por el gabinete de Hacienda. Si bien, matizó que "no" le cabe duda de que el ministerio "estará dispuesto a dar -las explicaciones convenientes- en todos los ámbitos correspondientes", interrogada sobre si la situación será aclarada en las Cortes.
Nada más quiso añadir sobre el asunto. En privado, fuentes del Gobierno deslizan que el caso está pasando factura a Montoro, al menos desde el punto de vistas mediático. Algo que, en todo caso, no se desprende de las declaraciones de la vicepresidenta, que fue muy cauta.
"Lo primero es reconocer la profesionalidad de los funcionarios y demás empresarios públicos que trabajan en la Agencia. Han sido siempre un ejemplo de independencia y de profesionalidad", dijo Sáenz de Santamaría al inicio de su intervención, no sin olvidarse de los "avances" alcanzados por la administración en los últimos años.