Esta semana, Repsol se disparaba en bolsa tras saberse que había llegado a un acuerdo con Argentina por el que recibirá unos 5.000 millones de dólares a cambio de la expropiación que sufrió por YPF. La cantidad es menor de la que la petrolera española reclamaba, pero ha sido suficiente para calmar a los inversores, probablemente porque muchos pensaban que nunca recibiría nada.
Sin embargo, más allá de la negociación final o de la cantidad concreta, muchos se preguntan qué hay detrás del cambio de criterio del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que por fin parece decidido a satisfacer con dinero las pretensiones de Repsol. Y la respuesta parece contenida en la palabra clave de todo este drama: Vaca Muerta. El yacimiento que despertó el apetito del Ejecutivo argentino ahora podría estar cerca de ser su principal dolor de cabeza.
No hay que olvidar que Vaca Muerta, al suroeste de Argentina, constituye una de las reservas más importantes de hidrocarburos de la región y que pese al expolio, el Estado Argentino -a traves de YPF- sigue sin poder explotar por falta de inversión y tecnología. Pero la inseguridad jurídica y precedentes como el propio expolio de YPF han mantenido cerrada la puerta de las inversiones y la tecnología a Argentina que ha terminado secando el yacimiento.
Fuentes cercanas a la operación aseguran a Libre Mercado que ni el Estado argentino ni ninguno de sus posible socios tiene la tecnología suficiente como para explotar Vaca Muerta. Por eso, necesitan buscar en el extranjero, entre las grandes compañías petroleras del mundo. Algo que no será fácil si el conflicto con Repsol sigue pendiendo sobre sus cabezas.
En este sentido, ahora la compañías española ha querido atar todos los cabos. Aunque recibirá el pago en deuda argentina, los activos son "totalmente líquidos" y están "respaldados", dicen estas fuentes. De hecho, incluso se habla de una supervisión del Banco Mundial sobre el acuerdo (según publicaba este sábado El Economista). Todavía no está cerrado al 100%, pero todo apunta a que se ha abierto el camino a una solución.
Estas fuentes concluyen que si Antonio Brufau ha aceptado los términos de este acuerdo, es porque se han formulado con criterios en sintonía con el presidente de la Compañía. En Repsol se celebra este principio de acuerdo y se confía en cobrar.
Pero el aplauso al acuerdo no sólo llegó desde la petrolera española, sino que los mercados auparon a la entidad que preside Brufau. Analistas bursátiles explican que esos mismos mercados ya habían descontado que Repsol no vería un solo euro de YPF, permitiendo que el acuerdo fuera recibido como una extraordinaria noticia para Repsol. Por otro lado, estas fuentes creen que Argentina busca con esta operación un lavado de cara que le ayude a recuperar algo de crédito internacional y el consiguiente acercamiento de inversiones para Vaca Muerta.
Pemex
La entrada en escena de la petrolera mexicana (PEMEX), que tiene una participación en Repsol, ha sido llamativa. Su intento, en solitario, de apartar a Brufau de la presidencia se asocia, en algunos círculos cercanos a la petrolera, a un posible pacto con Argentina para explotar Vaca Muerta conjuntamente. El problema básico de esta hipótesis es que, en este momento, Pemex no tiene capacidad de inversión ni tampoco la tecnología necesaria para explotar un yacimiento de shell-gas como Vaca Muerta. Una capacidad de inversión y una tecnología que, en cambio sí que posee Repsol.
El primer intento de asalto ha sido rechazado. La votación en el seno del Consejo de la petrolera española fue abrumadoramente favorable a su primer ejecutivo. Pero no existe ninguna convicción de que no vaya a haber más ataques. Y hay varios accionistas de Repsol en una situación financiera muy complicada, que podrían ver con buenos ojos una oferta interesante. Por ahora, hay mas incógnitas que certezas, pero todo apunta a que la partida no ha hecho más que empezar.