Los gobiernos del PSOE y del PP han disparado la fiscalidad hasta niveles récord durante la presente crisis. En concreto, tal y como admite el propio Ministerio de Hacienda, las numerosas e intensas subidas de impuestos se han traducido en un aumento de la presión tributaria de 51.000 millones de euros entre 2010 y 2014. Esta cifra equivale al 5% del PIB y a un incremento medio de impuestos próximo a 10.000 millones al año durante este período.
Dichas subidas se deben, exclusivamente, a cambios normativos, es decir, a medidas legislativas concretas para tratar de elevar la recaudación fiscal. Sin embargo, a ello cabe sumar otro aumento que suele pasar desapercibido para la mayoría de la población. Se trata de la no deflactación del IRPF. Deflactar supone ajustar los tramos de este impuesto a la inflación prevista, evitando así que las subidas salariales en función del IPC se traduzcan en el pago de mayores impuestos, es decir, que un contribuyente pague más IRPF sin haber aumentado su poder adquisitivo.
Si Hacienda no deflacta el IRPF, muchos trabajadores corren el riesgo de pasar de un tramo a otro de la tarifa, afrontando un tipo más elevado, sin que, en realidad, haya mejorado su pode adquisitivo. La cuestión es que, primero el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y después el popular de Mariano Rajoy han optado por no ajustar este tributo a la inflación, asestando con ello una subida fiscal encubierta a muchos contribuyentes.
Según los cálculos efectuados por el sindicato de los técnicos de Hacienda (Gestha), la no deflactación del IRPF ha supuesto una recaudación extra de 7.056 millones de euros para las arcas públicas entre 2010 y 2013.
En concreto, dicho organismo estima que Hacienda ingresó 5.261 millones adicionales entre 2010 y 2012 al haberse mantenido la misma tarifa para la base liquidable general y los importes de los mínimos personales y familiares aprobados desde 2009, con las excepciones de los nuevos tramos estatales de 120.000 y 175.000 vigentes desde el 1 de enero de 2011, con vigencia indefinida, y los nuevos gravámenes estatales establecidos en 2012, con vigencia temporal para los ejercicios 2012 y 2013, así como los nuevos tramos autonómicos aprobados por las CCAA.
La inflación acumulada durante ese período asciende al 8,5%, una subida de precios que, al no descontarse de los tramos de IRPF, han supuesto el pago adicional de 5.261 millones de euros para el conjunto de contribuyentes, unos 286 euros extra por declarante, tal y como refleja el siguiente cuadro:
Fuente: Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA) a partir de las estadísticas de declarantes del IRPF; *Tipo medio calculado como cociente de la suma de cuotas integras general estatal y autonómica entre la base liquidable general sometida a gravamen; Importes en euros.
Pero a estas cifras habría que sumar otros 1.795 millones ingresados de más el Estado en 2013. "Nuestra estimación del impacto de no deflactar la tarifa del IRPF-2013 con la inflación del 2,9% contabilizada en 2012, se sitúa en 1.795 millones de euros. Éste es el efecto de tributar en 2013 por unos ingresos nominales, aunque por efecto de la inflación esos ingresos hayan perdido capacidad adquisitiva". Por término medio, no deflactar la tarifa le va a suponer a cada ciudadano declarante 97,53 euros del IRPF en 2013, si bien la media no es representativa porque en los tres primeros tramos de menores rentas el impacto es nulo.
Fuente: Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA) a partir de las estadísticas de declarantes del IRPF; *Tipo medio calculado como cociente de la suma de cuotas integras general estatal y autonómica entre la base liquidable general sometida a gravamen.
Y ello, sin contar el impacto de la no deflactación del IRPF en 2014, ya que todavía no está confirmado el dato de inflación final para este año, aunque Gestha ya avanza que podría ascender a otros 615 millones de euros. En total, el conjunto de contribuyentes habría pagado a Hacienda una media de 383 euros de más en IRPF entre 2010 y 2013.