Los elementos que conforman el precio de los carburantes van desde las decisiones de los países petrolíferos y la propia situación geopolítica del momento hasta otros más técnicos como el tipo de cambio euro/dólar, el consumo según la época del año, los costes derivados de logística o la oferta y la demanda.
La primera fase de la tasación del petróleo abarcaría desde el momento de su extracción hasta su venta en el mercado al por mayor. El crudo en sí tiene poca utilidad y es por ello por lo que es necesario transformar el petróleo en refinerías para extraer los diferentes productos que nos puede aportar el preciado oro negro. La industria petroquímica es vital en el sistema económico actual, no incidiendo únicamente en el ámbito de la energía, sino en los productos derivados del petróleo utilizados por la mayoría de las industrias.
La segunda fase del camino que recorre el petróleo hasta llegar a nuestro depósito hace referencia a la tasación de la materia prima en el mercado al por mayor, es decir, en los llamados mercados de referencia. Nuestros mercados de referencia son el del Mediterráneo y el del Norte de Europa.
Existen numerosos mercados de venta internacionales de derivados del petróleo, pero realmente los dos de mayor notoriedad a nivel mundial son el New York Mercantile Exchange (Nymex), enfocado a los EEUU, y el Intercontinental Exchange (ICE), vital para Europa.
Su cotización
Para explicar su proceso de venta al por mayor, dejaremos al margen tanto el resto de mercados de compraventa como otras plataformas desregularizadas para centrarnos, principalmente, en el mercado ICE, ya que es el que afecta directamente al mercado europeo y, por ende, al español. El Intercontinental Exchange está supervisado tanto por la Financial Services Authority (FSA) como por la Comisión Estadounidense para la Regulación de Derivados sobre Materias Primas (CFTC).
La idea básica de un mercado de este tipo es que el valor dado a una cantidad de petróleo se entrega en un tiempo futuro, normalmente a un "mes vista". Todos los contratos acordados se ratifican una segunda vez, cualquiera de los quince días últimos de la liquidación del trato fijada en un primer momento.
Cada lote, como unidad de negocio, está compuesto de 1.000 barriles y cada barril está compuesto de 159 litros. A su vez el ICE no permite que todos los intercambios realizados a lo largo de toda una jornada supere los 100 lotes. De esta forma, la plataforma internacional del petróleo se reserva el poder prevenir el desarrollo de "excesivas posiciones especulativas o cualquier otro tipo de situación indeseable, guardándose así la licencia de tomar cualquier medida que fuera necesaria".
La idea de los mercados en los que se acuerda el valor de una materia prima a recibir en un futuro es doble. Por un lado, ambas partes intentan vislumbrar qué situación se dará más adelante, con lo que cada parte esperará que el mercado varíe de forma diferente y obtener así un beneficio de la operación. Lógicamente, de las dos partes, una ganará. Además, los mercados a futuros no dejan de ser un "seguro" para los productores que, ante posibles oscilaciones de los precios de la materia prima, fijan en el presente un precio para saber de antemano cuánto beneficio sacarán aproximadamente en el futuro acordado. De tal manera que si el precio baja, hay beneficios, porque pactaron el precio anteriormente, y si el precio sube, aún así siguen ganando el pequeño beneficio al cual lo vendieron.
Tercera fase
Una vez se cierra el trato en los mercados de referencia, llegamos a esta última fase de tasación del carburante. Al precio acordado en el mercado de referencia hay que sumarle los costes de almacenamiento y transporte, de mantenimiento de las reservas, costes financieros y de amortización, el margen del minorista y mayorista, etc. En total, todos los costes anteriores encarecen en un 10% más el precio final.
Ahora es cuando llega la parte más controvertida; los impuestos. En concreto, los tributos que hay que sumar para conformar el precio final son tres: Impuesto sobre Hidrocarburos, el Impuesto de Venta Minorista de Determinados Hidrocarburos o "céntimo sanitario" y, por supuesto, el IVA, actualmente de un 21%. En total, la parte de los impuestos supone casi la mitad del precio final de la gasolina.
Distribución de beneficios
La Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP) recientemente denunció que de cada 50 euros que gasta el usuario en carburante, tan sólo un euro iría a parar finalmente a la propia estación de servicio, achacando el alto precio del combustible a los impuestos.
Por su parte, la Comisión Nacional de la Energía (CNE) sostiene que no existe en nuestro país una competencia verdadera entre los operadores petrolíferos, alegando que se ha generado una competencia monopolística en el sector. La CNE entiende que existe una deslealtad al mercado español por parte de las operadoras, al ser uno de los países que más caro tiene el precio de los carburantes antes de impuestos.
La AOP se defiende y reitera que "la comparación a nivel comunitario de los precios antes de impuestos no es consistente ni homogénea", al poner al mismo nivel datos de los distintos países de la UE. En España, los precios antes de impuestos incluyen la tasa de la CNE o las existencias estratégicas mínimas de seguridad, "estos componentes en algunos países no forman parte del precio antes de impuestos sino que se consideran una tasa o impuesto", recalcan fuentes de la AOP.
Y es que, al margen de las diferentes estrategias tomadas por las estaciones de servicio, la subida de los carburantes empieza a ser un problema serio, no ya sólo para particulares sino, sobre todo, para las empresas. Desde el año 2009, en plena crisis, la fiscalidad sobre los carburantes ha aumentado un total de 18 céntimos de euro por litro.