El presidente de EEUU, Barack Obama, lanzó el martes duras críticas a los republicanos por negarse a elevar el techo de deuda pública, cuyo límite máximo (16,7 billones de dólares) se superará el próximo 17 de octubre. La Administración federal lleva casi una semana paralizada parcialmente después de que el Congreso, controlado por el Partido Republicano, decidiera rechazar la aprobación de los Presupuestos tras el no rotundo de Obama a retrasar la puesta en marcha de su polémica reforma sanitaria. Desde entonces, el líder estadounidense ha cargado intensamente contra la bancada republicana, acusándola de intentar "amenazar", "chantajear" y "extorsionar" al Gobierno.
Además, los demócratas no han dudado en anunciar un escenario apocalíptico en caso de que los republicanos mantengan su postura y se nieguen a elevar el citado techo. Sin ir más lejos, Obama señaló el martes que dicha posibilidad constituye una "bomba nuclear" sobre la economía estadounidense e incluso mundial, ya que se correría el riesgo de suspender pagos. "Déjenme ser claro, no hay escenario u opción buena, no hay un remedio extraordinario, no hay varita mágica que nos permita evitar el caos que se desencadenaría por primera vez en nuestra historia si no pagamos nuestras facturas", advirtió Obama.
El presidente aseguró, además, que no aumentar la capacidad financiera del Tesoro, un debate que ya se llevó al límite en 2011, "interrumpirá la marcha de los mercados" y "la confianza del mundo en Estados Unidos como cimiento de la economía global". En 2011, aunque finalmente se evitó la temida suspensión de pagos, la pugna llevó a que Standard & Poor's rebajar la nota de solvencia del país. "No voy a ceder cuando se trata de la fiabilidad y el crédito de Estados Unidos", aseveró Obama.
Sin embargo, tales palabras contrastan con la postura que defendía como senador demócrata en 2006, cuando el republicano George W. Bush era el presidente de EEUU. Por entonces, el hoy máximo dirigente político de la primera potencia mundial, se quejaba amargamente de la política presupuestaria seguida por Bush por disparar el déficit durante su mandato. Los abultados agujeros fiscales que acumuló EEUU durante la pasada década -en gran medida, para financiar la "guerra contra el terrorismo"- se tradujeron en un sustancial aumento de la deuda, obligando en varias ocasiones a elevar dicho techo, al igual que sucede en estos momentos.
El 16 de marzo de 2006, Obama rechazó tal incremento, argumentando que EEUU sufría un grave problema de endeudamiento público que debilitaba y empobrecía al país y, además, lo hacía depender peligrosamente del crédito extranjero. A continuación, algunas de las claves de su intervención en el Senado aquel día:
El hecho de que hoy estamos aquí para debatir elevar el límite de deuda de América es un signo de falta de liderazgo. Es una señal de que el Gobierno de EEUU no puede pagar sus propias facturas. Es una señal de que ahora dependemos de la asistencia financiera de países extranjeros para financiar políticas fiscales imprudentes de nuestro Gobierno […]
Elevar la deuda es un enemigo doméstico oculto […]
Cada dólar que pagamos en intereses es un dólar que no se destina a las prioridades de Estados Unidos. En cambio, el pago de intereses es un impuesto significativo sobre todos los estadounidenses, una deuda tributaria de la que Washington no quiere hablar. Si Washington buscara honestamente la reducción de impuestos en este país , veríamos un esfuerzo por reducir nuestra deuda nacional mediante la vuelta a las políticas fiscales responsables. Pero no estamos haciendo eso [...]
Liderazgo significa que "la pelota [deuda] se detiene aquí". Sin embargo, Washington está trasladando la carga de sus malas decisiones hoy sobre las espaldas de nuestros hijos y nietos. Estados Unidos tiene un problema de deuda y falta de liderazgo. Los estadounidenses merecen algo mejor. Por lo tanto, tengo la intención de oponerme a los esfuerzos para aumentar el límite de deuda de Estados Unidos.
En ese mismo discurso, recomendaba a los republicanos equilibrar el presupuesto federal, gastando tan sólo lo que permitiera la recaudación fiscal. Dos años después, en julio 2008, insistía en esta estrategia, llegando incluso a tildar de "antipatriota" a Bush por disparar la deuda pública en 4 billones de dólares durante su mandato. Pocos meses después, Obama ganó las elecciones presidenciales y tomó posesión del cargo en sustitución de Bush. Desde entonces, ha disparado la deuda en 6 billones de dólares extra, más que ningún otro presidente estadounidense, obligando a elevar el techo de deuda en un total de cinco ocasiones, tal y como viene sucediendo en EEUU desde hace décadas.