Hubo un tiempo en que el mundo de los móviles consistía en Nokia y luego los demás. Y no hace tanto, además. Pero entonces llegó Apple, lanzó al mercado el teléfono que de repente todo el mundo quería tener y lo que los finlandeses creían que era sólido empezó a resquebrajarse. Nokia ha vendido a Microsoft su negocio móvil este 3 de septiembre de 2013, pero fue el 9 de enero de 2007 cuando se empezó a escribir este final, el momento en que Steve Jobs salió al escenario y pronunció su mítico "y ahora una cosa más" para presentar el iPhone.
La compra de la división móvil de Nokia llevaba rumoreándose desde hace dos años y medio, cuando Microsoft y la compañía finlandesa firmaron un acuerdo del que nacería la gama Lumia y la apuesta conjunta por Windows Phone. Resulta un poco sorprendente que se dé a conocer ahora que Steve Ballmer ha anunciado su adiós, aunque la cercanía entre ambos hechos hace sospechar que estén relacionados, e incluso hay quien cree que el hasta hoy consejero delegado de Nokia, Stephen Elop, es el principal candidato a ocupar el trono de Microsoft.
Es muy difícil evaluar la gestión de Elop al frente de Nokia. La cogió en caída libre, aunque desde el lanzamiento de Windows Phone 8 había remontado un poco. Lo que no tiene sentido es acusar al mismo directivo al que consideras un inútil capaz de una maquiavélica operación para colocar a uno de los tuyos de topo en otra empresa, conseguir hacer bajar su valor y así luego comprarla barato. Primero, porque una movida de este tipo queda muy bien en las películas, pero en la realidad nunca salen bien; la realidad es mucho más complicada que lo que pueda elucubrar la imaginación de un guionista. Segundo, porque a Elop lo fichó Nokia cuando ambas empresas no tenían casi relación alguna. Y tercero, porque si Ballmer es un genio del mal lo será todo el rato, y no sólo cuando piensa en Finlandia.
Aunque el acuerdo es barato comparado con la compra de Motorola por parte de Google, hay ciertos detalles que pueden explicar el precio, como que Microsoft no podrá usar el nombre de Nokia en los nuevos móviles que lance al mercado, excepto en las viejas series S30 y S40. Eso sí, se queda con la marca Lumia. Viva. Tampoco compran las patentes, de modo que no podrán usarlas para litigar, aunque sí licencias para usarlas, lo que les permitirá salir indemnes de las luchas en los tribunales.
Cuando Microsoft lanzó Windows Phone, intentó quedarse en un punto medio entre la apertura total de Android y las restricciones de Apple. Era un sistema cerrado, pero cualquier fabricante podía usarlo. Sin embargo, tras el lanzamiento de Windows Phone 8 hemos visto que el crecimiento del que está disfrutando y que le ha llevado a desbancar a Blackberry como tercero en liza se ha debido principalmente a los terminales de Nokia, sobre todo el Lumia 520, el barato. A partir de ahora no sería de extrañar que las pocas ofertas de HTC, Huawei y otros fabricantes se reduzcan o incluso desaparezcan. Es difícil competir contra quien hace el sistema operativo y, ahora, los móviles estrella.
Nokia y Microsoft fueron los reyes de un periodo en el que la informática era equivalente al ordenador personal y el móvil a un aparato que sólo servía para hablar y escribir mensajes de texto. Pero de las dos, ha sido Microsoft la que más empeño ha puesto en subirse al carro de Apple. Nokia navegaba sin rumbo hasta que tomó dirección a Redmond y, finalmente, se ha rendido.