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Detroit: así se fraguó la mayor bancarrota municipal de la historia de EEUU

Tras años de crisis económica, la que fuera considerada la capital del motor de EEUU se ha declarado en bancarrota.

Tras años de crisis económica, la que fuera considerada la capital del motor de EEUU se ha declarado en bancarrota.
De mito a ruina

Crónica de una muerte anunciada. La cuna de la industria automovilística estadounidense, la ciudad de Detroit, se ha declarado en bancarrota en la madrugada de este jueves. Una deuda creciente, una población cada vez más menguada en medio de la grave crisis industrial por la que atraviesa, han sido los ingredientes que han fraguado la mayor bancarrota municipal de la historia de EEUU.

Kevin Orr, nombrado por el estado de Michigan como el gestor externo de la ciudad, fue el encargado de solicitar la protección por quiebra bajo el capítulo 9 de la ley de bancarrotas de Estados Unidos. Ahora la Justicia debe decidir si acepta la petición de suspensión de pagos y reestructuración de la deuda por valor de 18.500 millones de dólares, aunque desde junio varios bancos habían acordado con Orr una quita de hasta el 75%.

Capital mundial del motor en los 50

La ciudad más grande del estado de Michigan fue, a mediados del siglo pasado, el más claro ejemplo del 'Sueño Americano'. Grandes edificios coronaban sus calles y las empresas más importantes del sector automovilístico, en pleno auge en ese momento, decidieron instalar allí sus sedes.

En 1904 nacía Ford Motor Company, fundada por Henry Ford. Además de Ford, otros pioneros del automóvil como los hermanos Dodge y Walter Chrysler, decidieron instalar allí sus fábricas, creando miles de puestos de trabajo con lo que la población creció exponencialmente. En los años 50 del siglo pasado se puede hablar de una verdadera explosión demográfica con una población que rozaba los dos millones de personas. La ciudad llegó a ser denominada por muchos 'la capital mundial del motor'.

La vida de la gente empezaba a cambiar. Un coche privado y una casa en propiedad ya no eran sólo un sueño para los habitantes de Detroit. Pero poco le duró la buena racha a la que fue la cuarta ciudad más grande de EEUU. La crisis del petróleo de 1973 provocó un aumento en los carburantes de EEUU, pero inferior al padecido por Europa o Japón.

Europa y Asia comenzaron entonces a incrementar su producción de vehículos que competirían con los americanos. Desde que los automóviles asiáticos entraron en el mercado norteamericano (hace aproximadamente veinte años), a precios más bajos, los gigantes de Detroit (General Motor, Ford y Chrysler) empezaron a resentirse.

Al mismo tiempo que la industria en la ciudad comenzaba a flaquear y se perdían puestos de trabajo, la heroína y el crack estaban en su pleno apogeo en las calles. Pronto, la delincuencia, la corrupción política y el paro se instalaron en Detroit.

Entre los años 1970 y 1980, Detroit fue denominada en varias ocasiones "La ciudad de los incendios". En 1984 se declararon más de 800 incendios en viviendas por el centro de la ciudad lo que abrumó a los bomberos. Estos incendios provocados por pirómanos y vándalos degradaron la imagen de la ciudad y dejaron cientos de viviendas vacías. Esas casas abandonadas eran utilizadas para vender drogas. La población fue reduciéndose hasta los 700.000 habitantes, un 60% menos que en los años cincuenta del siglo pasado.

Crisis financiera

La crisis financiera de 2007 golpeó con fuerza la ya maltrecha economía de Detroit. La crisis inmobiliaria se cebó en 2008 con EEUU. El fin del boom inmobiliario puso de manifiesto una realidad impensable para muchos analistas económicos, y aún más para los propietarios norteamiericanos. En Detroit, era posible encontrar auténticas gangas: casas por 100 dólares.

La depreciación de los activos inmobiliarios, unido a la restricción del crédito que padecía el país desde el estallido de las hipotecas basura el verano anterior, eran la cruda realidad a la que tenían que hacer frente miles de familias. El incremento de los embargos dejó una estampa de ciudad fantasma en algunos barrios a las afueras. Casas, bibliotecas, colegios abandonados. Un panorama desolador que lejos de solucionarse era el germen de cultivo para que la delincuencia se incrementase y se formasen auténticos guetos en esta ciudad del estado de Michigan. La bancarrota de General Motors y Chrysler, contagiadas por el estado de ánimo pesimista consolidado en la ciudad en las últimas décadas, no ayudó demasiado.

La tasa de desempleo se disparó por aquellas fechas hasta el 21% en la ciudad y la situación era cada vez más insostenible. La delincuencia llegó a disminuir en 2009 y no por falta de ladrones sino porque no quedaba nada de valor que robar.

Medio siglo de gobiernos demócratas

El último alcalde republicano de la ciudad fue Louis C. Miriani, que perdió la reelección en 1961. Desde ese momento hasta ahora, coincidiendo con la decadencia de la ciudad, se han sucedido gobiernos demócratas que han basado su política en la creación de nuevos impuestos, nuevos cargos políticos con altos salarios junto a decisiones ineficientes en materia industrial.

Sin duda, de todos esos regidores el colmo de la corrupción llegó a Detroit en 2002 y desempeñó su cargo hasta 2008. Kilpatrick anunció su dimisión ese año después de declararse culpable de dos delitos graves. La Fiscalía dijo que Kilpatrick operaba una "maquinaria privada de hacer dinero" desde la alcaldía de Detroit. En 2010, fue condenado a cinco años de libertad condicional por obstrucción a la justicia.

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