El Gobierno ha modificado su discurso presupuestario en las últimas semanas con la intención de desmarcarse de las subidas de impuestos y destacar el importante esfuerzo realizado en materia de reducción del gasto y del déficit público. Claro ejemplo de ello fue la intervención del jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, durante la presentación de la reforma de las Administraciones Públicas.
Así, Rajoy destacó que el déficit bajó del 9% al 6,98% del PIB en 2012, una "disminución de 22.000 millones de euros, el 2% de nuestro Producto Interior Bruto, conseguida en las peores circunstancias posibles", añadió. "Los resultados de este esfuerzo tienen cifras: una reducción del gasto público de casi dos puntos del PIB; un adelgazamiento, digo un adelgazamiento, de la Administración sin precedentes".
En esta misma línea, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, volvió a reprender este jueves a las voces críticas con su gestión fiscal para enfatizar, una vez más, los "esfuerzos" realizados por el Gobierno en materia de ahorro. "España ha hecho una reducción del consumo público, del gasto público como nunca antes se había hecho en su historia". Algo que, según dice, le cuesta mucho que entiendan algunos analistas en España. "A veces leo todavía alguna cosa que escribe algún colega que... vamos", decía el ministro, molesto por las críticas que aún discrepan de los hercúleos esfuerzos por reducir el gasto público que el Ejecutivo, dice, se ha empeñado en practicar desde que llegó al Gobierno.
"No es la subida de impuestos lo que ha permitido el cambio en la posición financiera de España", decía Montoro, eso "no es lo importante", sino la "reducción del gasto público", insistió. "¡Qué esfuerzos tengo que hacer todavía para convencer a algunos analistas españoles! ¡Hay que ver!"
Los datos oficiales, sin embargo, no ratifican las afirmaciones de Rajoy y Montoro. Más bien todo lo contrario. El presidente del Gobierno, por ejemplo, señaló que, "contra lo que muchos afirman, y con los datos de 2012 en la mano, podemos decir que España se sitúa entre los países de la Eurozona con menor gasto público en porcentaje del PIB: un 43%, un 43,3% para ser exactos, frente al 49,7% de la media de la zona euro. Es decir, más de seis puntos menos que nuestro entorno".
¿Problema? No es cierto. Según la oficina estadística de Bruselas, Eurostat, el gasto público ascendió al 47% del PIB en 2012, ligeramente inferior a la media de la zona euro (49,9%). La clave, además, no radica en el nivel de gasto actual sino en el sustancial aumento que ha registrado durante los últimos años. El peso del Estado ha pasado del 39,2% en 2007 al 49% en 2012, un aumento de 7,8 puntos del PIB desde que estalló la crisis, el mayor incremento de toda la zona euro, a excepción de Finlandia (8,6 puntos) y por encima incluso de Grecia (7,3 puntos).
Asimismo, si se amplía la perspectiva histórica se observa que desde el año 2000 el tamaño del sector público español se ha disparado un 45%, frente a la media del 20% que ha registrado la UE-27, tan sólo superado por Luxemburgo.
En términos nominales, el conjunto del sector público gastó un total de 493.660 millones de euros en 2012, un 2,8% más que en 2011 y hasta un 19,5% más que en 2007. Es decir, el sector público gastó el pasado año 81.000 millones más que en 2007, cuando la economía estaba en pleno boom inmobiliario. La recaudación fiscal, por el contrario, se situó en 382.044 millones en 2012, tan sólo un 0,6% más que en 2011 (2.373 millones de euros), pero 51.000 millones menos que en 2007 (un 11,8% menos).
De este modo, las Administraciones Públicas gastaron casi un 30% más de lo que ingresaron por vía fiscal. En concreto, 111.641 millones de euros (10,6% del PIB), el segundo mayor déficit de la historia de España. Es decir, durante la crisis no ha habido atisbo de austeridad pública.
El Gobierno, sin embargo, se agarra a los datos de gasto y déficit, pero descontando el impacto del rescate bancario sobre las cuentas públicas (unos 38.000 millones), para defender los esfuerzos de ahorro realizados. Efectivamente, una vez descontado el efecto de las ayudas financieras -cosa que no hace Eurostat ni la Intervención General del Estado-, el déficit público bajó del 9% al 7% en 2012, un recorte próximo a los 22.000 millones de euros, según Eurostat.
Ahora bien, ¿cómo se ha repartido este ajuste? Descontando el rescate bancario, el gasto público se situó en 455.000 millones, unos 19.800 millones menos que en 2011, mientras que los ingresos rozaron los 381.000 millones, casi 3.000 millones más. Estos son los datos que emplean Rajoy y Montoro para proclamar el "mayor ajuste presupuestario de la historia", concentrado, además, en el gasto público.
Sin embargo, un análisis más detallado de las partidas muestra que, lejos de reducir la estructura del Estado, casi el 70% de dichos recortes presupuestarios (unos 14.000 millones) consistió, básicamente, en paralizar y retrasar obra pública (inversión), el tijeretazo más fácil e inefectivo.
Además, a pesar de estos recortes, centrados en la inversión, el sector público sigue gastando casi 4.000 millones más que en 2008 y hasta 40.000 millones extra si se compara con 2007, en pleno auge inmobiliario. Asimismo, en términos reales (descontando la inflación), el gasto total sigue superando los niveles de 2006, en la cima de la burbuja, y aún excluyendo los intereses de la deuda, el gasto registrado en 2012 seguiría superando el de 2006 en términos reales.
Todo ello se ha materializado en un incremento inédito del volumen de deuda pública. En el primer trimestre de este año ya rozaba los 923.000 millones de euros, equivalente al 88,2% del PIB. Desde que estalló la crisis internacional, en 2007, el endeudamiento del sector público se ha disparado en 540.521 millones de euros, más de 50 puntos de PIB, a un ritmo medio próximo a los 100.000 millones al año. Se trata del mayor nivel de deuda pública que registra España desde 1910, cuando alcanzó el 88,3% del PIB, y el Banco de España ya advierte de que se trata de un nivel insostenible a corto y medio plazo.
Rajoy también enfatizó que España era, en 2012, "el país con menor nivel de ingresos públicos sobre PIB de la zona euro, sólo por detrás de Irlanda y Eslovaquia. Frente a una media del 46,2% del PIB en la eurozona, España se sitúa en el 36,4%, diez puntos por debajo. Somos los que menos recaudamos". En este caso, los datos aportados por Rajoy son correctos, pero arrojan una imagen engañosa respecto al pago efectivo de impuestos. No en vano, los españoles sufren el mayor esfuerzo fiscal de de toda la zona euro tras las más de 30 subidas tributarias aprobadas por el PP. Es decir, son los que más tributos pagan en comparación con su renta disponible.
La afirmación de que en España se pagan pocos impuestos es falaz: el contribuyente medio trabaja casi la mitad del año para el Estado; Hacienda se embolsa una media de 522 euros al mes de cada mileurista; y la presión fiscal que soportan los trabajadores es similar a la de los países con los tipos más altos de Europa, como Suecia o Finlandia, con el pequeño matiz de que su sueldo medio duplica al existente en España. Es decir, los españoles pagan unos impuestos similares a los de los países del norte, pero ganando la mitad de dinero.
Fuente: Civismo
De hecho, si se amplía la perspectiva histórica, España ha sufrido el segundo mayor aumento de la presión fiscal del mundo con respecto al PIB desde 1965, sólo superado por Turquía: un 115%, y llegó a subir un 153% en 2007.
Fuente: Jorge Valín
En el empleo público se está notando algo más el ajuste. España contaba con un total de 2.845.800 ocupados en la Administración Pública el pasado marzo, casi 375.000 menos que en el tercer trimestre de 2011, cuando se alcanzó la cifra récord de 3,22 millones. De este modo, el empleo público retrocede a niveles de mediados de 2005, cuando se situó en 2,84 millones, pero todavía está en niveles de burbuja inmobiliaria.
Fuente: @Absolutexe