El Gobierno ultima una nueva Ley de la Función Pública. Lo ha anunciado el secretario de Estado de Administraciones Pública, Antonio Beteta, en un foro del sindicato mayoritario entre los funcionarios, CSI-F. La ley "va a recoger algunos instrumentos de la función pública, tales como los instrumentos de ordenación y planificación, la estructura de la carrera administrativa, la regulación de los grandes capítulos del elemento jurídico del personal y cuestiones competenciales y jurídicas". La ley, asegura Beteta, "será ambiciosa" e incluso la ha tildado como "un pelín revolucionaria". Aunque no dio más datos.
Además, la reforma irá acompañada de un "Estatuto del directivo público". Éste estará enfocado a "gestores, altos directivos y funcionarios de la Administración". Con ello se pretende llenar "el vacío legal que sitúa en un extraño limbo las funciones que realiza este colectivo", al que ha tildado como la "auténtica materia gris de la Administración". Para ello, Beteta apuesta por "potenciar la profesionalización de la función directiva", y añade que se establecerán "las reglas entre el personal directivo y la administración".
Beteta también ve 'brotes verdes'
El secretario de Estado ha citado a Robert Kennedy para asegurar que ahora es el momento del "cambio" de la Administración y ha advertido contra el principal enemigo, a su juicio: "El miedo, miedo al cambio, a nosotros mismos, a la capacidad de reinventarnos, miedo a no ser capaces de salir adelante".
Beteta ha defendido los ajustes a los funcionarios y ha asegurado que, gracias a los medidas como las bajas de sueldo, se ha conseguido reducir el déficit público. El secretario de Estado también se ha sumado al optimismo gubernamental de los últimos días y asegura que estamos viviendo "un repunte de la actividad económica".