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Sandra Butragueño, fundadora

"Cuando montamos Kidsco queríamos ser líderes en educación infantil"

Kidsco nació como una escuela infantil y diez años después tienen más 400 trabajadores.

Kidsco nació como una escuela infantil y diez años después tienen más 400 trabajadores.

Un viaje a EEUU cambió la vida de María Leal, Sandra Butragueño y Jaime Pardo. Estos tres jóvenes emprendedores, amigos y antiguos compañeros de universidad, visitaron durante su viaje la compañía Kodak y la guardería que esta empresa tenía instaurada dentro de su sede para los hijos de los empleados. En ese momento se dieron cuenta que tenían que importar este tipo de negocio a España. Desde el principio tuvieron claro que la relación personal entre ellos no debía influir en sus competencias profesionales si se decidían a montar un negocio. Y, así lo hicieron. En 2001 inauguraron la primera escuela infantil en una empresa. Hoy, más de diez años después, cuentan con 40 centros en toda España y casi 490 trabajadores.

Kidsco ha pasado de ser una guardería a convertirse en una empresa con una facturación de 8,5 millones de euros que tiene como objetivo el desarrollo de servicios de ocio y atención a la infancia para las organizaciones y las familias. Libertad Digital visita la escuela infantil que Kidsco tiene en el centro empresarial de Azca (Madrid) y una de sus socias fundadoras, Sandra Butragueño, nos desvela las claves del éxito para lograr crecer en medio de una gran crisis económica.

Pregunta: Cuando decidisteis implantar en España el negocio que conocisteis en la sede de Kodak cada uno teníais vuestras carreras profesionales, ¿cómo fue la transición?

Yo fui la primera que dejó el trabajo y luego María y Jaime. Desde el principio teníamos claro que queríamos compartimentar cada una de las funciones de la empresa. Cada uno nos dedicamos a una pata de la gestión de tal forma que, trabajamos todos juntos pero cada uno con absoluta independencia.

¿Cómo funcionan las guarderías privadas como esta, que están instaladas en una empresa?

Está dentro del complejo Azca y es fundamentalmente para hijos de trabajadores del complejo pero también residenciales. Tenemos algunos acuerdos con las empresas. Los niños pueden venir desde los 4 meses, desde el momento que termina la baja por maternidad de la madre y hasta que empiezan el cole.

Este tipo de negocios tiene un coste inicial bastante elevado, en 2001 la situación económica favorecía el crédito, ¿qué tipo de financiación utilizasteis, propia o ajena?

La financiación fue toda nuestra, fue financiación propia. Buscamos financiación pero los bancos no nos daban ni las gracias. Lo montamos con nuestro dinero, nuestros ahorros, la ayuda de nuestras familias... Cuando empezaron a funcionar las escuelas, comenzó a fluir el crédito y a ir un poco acompañados. Ahora la verdad que tenemos una situación privilegiada. En cuanto a los bancos, a nivel línea de crédito no tenemos ningún problema.

La empresa ya tiene un volumen, un nivel de facturación, los bancos ya confían en nosotros y sería de agradecer que alguien, a demás de tu familia, cuando estás empezando confíe en ti.

¿Cuál es el momento más difícil que recuerdas en todos estos años?

El primer año de vida de la empresa fue muy complicado para nosotros. El tema de las licencias, los plazos, son terribles, sobre todo a nivel municipal. La licencia de la Comunidad Autónoma suele ser muy rápida, pero las municipales son mucho más lentas. En este país resulta muy complicado el tema de las licencias porque cada comunidad tiene su propia legislación. Los problemas graves también vienen por las administraciones que están retrasando el pago, lo que genera tensiones de tesorería, pero gracias a Dios, desde el año pasado se está cumpliendo mucho mejor. Esos retrasos se están solventando.

¿Cuáles son las claves para que una empresa funcione y crezca a pesar de la crisis?

Para nosotros, hacer un buen bussines plan, lo hicimos muy bueno, muy ajustado, a diez años. Ir poquito a poco, abrir una escuela al año, con tranquilidad y austeridad. Desde el principio lo quisimos hacer todo con la menor inversión posible, midiendo mucho los riesgos y la verdad es que nos ha ido muy bien.

¿Qué objetivos os marcasteis cuando fundasteis Kidsco?

Cuando montamos la empresa teníamos claro que queríamos ser líderes en el sector de educación infantil. Era un sector muy atomizado, muy de pequeñas empresitas donde la persona que dirige la escuela suele ser la dueña, y donde el personal no suele tener muchas oportunidades de crecimiento. Por eso queríamos profesionalizar el sector, llevarlo al mundo de la empresa de forma que dentro de Kidsco hay un organigrama en el que puede ir creciendo profesionalmente.

¿Qué diferencia a las escuelas de Kidsco de sus competidoras?

Nuestra pedagogía es individualizada, realizada por nosotros y que se aplica en todos las escuelas infantiles de manera exactamente igual. Tenemos un programa muy homogéneo, hay una programación mensual, semanal y diaria pautada en el que las profesoras tienen que preparar con un claustro semanal y así cada día se sabe exactamente saben que tiene que hacer. Trabajamos con Rincones, tenemos un cuadernillo de trabajo en el aula de bebés y lo tenemos también en inglés. Tenemos implementado el inglés dentro del aula.

¿Qué planes de futuro?

En el futuro queremos seguir creciendo, en 10 años pasar de una escuela a 40 es una suerte.

¿Qué consejo daría?

Que emprenda, hay que emprender, es lo mejor que hemos hecho nunca. Yo lo tengo clarísimo, en mi casa todos somos emprendedores y quizá lo llevamos en la sangre, hay que emprender, hay que jugársela, el mundo es de los valientes y, si no, ¡qué vamos a hacer!

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