Pocas cosas se nos antojan tan complicadas para una empresa española como triunfar en el mercado de las aplicaciones de software y la informática, un entorno más que competitivo en el que mantenerse al frente del mercado es una hazaña.
Pero también en este campo hay compañías en España que, sin haber nacido en Silicon Valley, son capaces de tener clientes en todo el mundo e incluso de expandirse físicamente –y no sólo de manera virtual- más allá de nuestras fronteras.
Es el caso de la firma que hemos elegido para la cuarta entrega de nuestra serie La España que exporta: Plain Concepts, que en menos de siete años ha logrado ser una referencia internacional en las tecnologías de Microsoft.
El valor del equipo humano
Para saber qué hace Plain Concepts y cómo se está expandiendo mucho más allá de nuestras fronteras hablamos con Pablo Peláez, uno de sus fundadores y CEO de la compañía, que empieza por explicarnos por qué la suya no es una empresa cualquiera: "Aplicaciones web es lo que hace el 95% de la gente en el mercado. La diferencia está en la tecnología y en la calidad del resultado".
¿Y cuál es el secreto para esa calidad? Entre otras razones disponer de "equipos de diseño y de desarrollo perfectamente integrados y de muy alto nivel". De hecho, si de algo presume Pablo Peláez es de "su gente", a los que destaca como "el verdadero valor de nuestra empresa".
Actualmente emplea a unas 70 personas y factura entre tres y cinco millones de euros al año, dependiendo de los proyectos que logren desarrollarse. El 35% de esta facturación proviene de proyectos en el exterior, un porcentaje que podría llegar a casi duplicarse para finales de 2014.
¿Por qué en Seattle?
Actualmente Plain Concepts tiene una segunda empresa creada fuera de nuestras fronteras, concretamente en Seattle, la gran ciudad del estado de Washington, al norte de la costa oeste de Estados Unidos.
¿Por qué allí? Hay dos razones, según Pablo Peláez: "Junto con San Francisco es uno de los puntos calientes para la industria de la tecnología, si hubiésemos querido hacer una Star up también iríamos allí", además es muy cerca de donde está la sede central de Microsoft en Redmond.
El traslado no fue fácil, pero tomar la decisión sí: "En cuanto detectamos la posibilidad de trabajar para Microsoft no nos lo pensamos ni diez minutos", nos dice nuestro interlocutor, así que "en un verano montamos la empresa".
Una tarea que ahora sería mucho más sencilla: "Tardamos mucho porque no sabíamos quién nos podía asesorar, al final funcionó, pero con más trabajo del que habría sido razonable" ya que "ahora mismo lo podríamos hacer en una semana".
"No es que el nivel de papeleo sea complicado", nos confiesa Pablo Peláez, "pero sí que hay que acudir a distintas empresas y debes saber elegir las buenas". Todo, obviamente, mucho más complejo por los trámites necesarios para conseguir los visados, para lo que es "imprescindible" contar con un abogado que sea especialista en la cuestión.
Peláez nos cuenta algunos detalles interesantes de ese proceso: "Sólo te dan un visado si demuestras de alguna manera que el trabajo que vas a hacer no lo puede hacer un americano o que aportas un plus de calidad, además de que puedas hacer inversiones, claro". Nos recomienda con mucho énfasis "un proceso exprés" que permite "tener una respuesta, un sí o no, en 10 días por 1.500 dólares", una inversión que "vale la pena".
Eso sí, una vez en marcha la empresa hay cosas "espectacularmente cómodas", como la forma en que se gestionan los impuestos –"y por supuesto sólo los pagas cuando has cobrado"-, o en la que los clientes te pagan a ti: "A veinte días e incluso hay una fórmula en la que cobras en una semana aceptando un descuento del dos por ciento".
Pero lo más importante es que estar en Seattle les ha permitido "acceder a clientes a los que de otra forma resultaría muy complicado llegar", por supuesto Microsoft, pero también otros muy importantes como "productoras de Hollywood".
Nuevas aventuras
Plain Concepts está ahora planteándose la que puede ser su segunda aventura internacional que en esta ocasión tendría un escenario mucho más exótico: la península arábica. "Estamos evaluando proyectos y nos piden que haya una oficina allí", nos comenta Pablo Peláez.
Pero todavía hay que decidir exactamente dónde, y no es fácil: "En Dubai hay una zona franca interesante, pero te exigen alquilar un volumen importante de oficinas", aunque "también puedes hacer una empresa con un socio local, que en muchas ocasiones es simplemente un tipo al que le pagas por figurar en los libros".
La opción podría ser en otros emiratos o en Qatar, pero todo tiene implicaciones: "En algunos casos, si estás en un emirato no puedes trabajar para nada público de los otros, así que al final puedes incluso verte obligado a abrir tres empresas: una en Dubai, otra en Qatar y una tercera en Abu Dhabi".
Sea cual sea la solución a la que se llegue al final habrá, de entrada, una gran diferencia con lo que fueron los inicios de la empresa en Estados Unidos: "Es muy lento, no creo que logremos ponerlo en marcha antes de final de año".
Exportar sin salir de España: Wave Engine
El mundo de internet también permite otra forma de "exportar": crear un producto que pueda se consumido en todo el mundo a través de la red. Eso es lo que está a punto de conseguir Plain Concepts con uno de sus proyectos estrella: Wave Engine, una herramienta que permite crear, con un único código, juegos o programas que puedan usarse en todos los sistemas operativos para teléfonos móviles o tabletas del mercado: tanto el de Apple como el de Microsoft y, por supuesto, Android –desarrollado por Google y que utilizan multitud de marcas como Samsung.
El proyecto, nacido del empeño de un pequeño grupo de técnicos, lleva dos años y medio siendo desarrollado, y ahora empieza a ofrecer a la empresa dos interesantes líneas de negocio: "Lo primero es que nos da una ventaja competitiva a la hora de trabajar para determinados clientes para los que podemos crear un único juego que funcione en todas las plataformas". Algo absolutamente único en el mercado.
La otra parece más interesante todavía: el programa se ha puesto a disposición del público de forma gratuita "y en tres meses y casi sin publicidad hemos logrado cerca de 7.000 descargas", es decir, que 7.000 desarrolladores de todo el mundo están ya trabajando con él.
"A partir de ahí esperamos que se vaya generando una comunidad y que se abra un mercado de 'assets'", es decir, pequeñas partes de los programas prediseñadas que se comercializan a través de la propia comunidad y sobre las que la empresa ganaría un porcentaje en cada transacción. "Es un mercado en el que a nivel global se mueve muchísimo dinero".
Además, la propia comunidad es la mejor forma de ir perfeccionando un proyecto de este tipo: "En tus desarrollos te ves beneficiado de cómo toda la comunidad colabora contigo y de los desarrollos que muchos de ellos hacen, muchos de forma desinteresada".
Productos únicos, de calidad y que aspiran a un mercado global, al fin y al cabo a la hora de "exportar" en internet también casi todo está inventado.