Entre los sucesos que han causado más ruido en los medios de comunicación se encuentra el encarcelamiento de un alto directivo de una caja de ahorros, a causa, parece, de la adquisición de un banco de los Estados Unidos. El argumento esencial es que se trataba de una exportación de capitales erróneamente planteada. Pero esto, de ser cierto todo lo anterior, sería una falta de la supervisión del Banco de España.
En efecto, el Banco de España tiene encomendada la vigilancia de la conducta de las entidades de crédito españolas, y muy especialmente de las cajas de ahorros, que tras la transformación que habían experimentado después de la apertura de 1977 llegaron a significar nada menos que el 50% de nuestro sistema crediticio. Al observar cómo han sido golpeadas por la crisis actual y, sobre todo, su funcionamiento, uno se pregunta hasta qué punto la falta de vigilancia e intervención del Banco de España puede haber sido una de las causas de su gravísima situación.
Es un enigma el motivo de esta ausencia del Banco de España, nada menos que en la compra de una entidad bancaria en un país extranjero. Como se une a la falta de medidas adecuadas en este terreno, parece obligado efectuar una ampliación de las investigaciones de esa etapa. Las obligaciones del Banco de España van más allá de proporcionar los excelentes trabajos de su Servicio de Estudios.