La tecnología 4G llega algo tarde a España, pero llega, y aquí quienes golpean primero, golpean dos veces. Yoigo y Orange, por ese orden, ya han anunciado los despliegues de sus redes 4G durante este verano, siguiendo un plan progresivo que llevará hasta finales de 2014, y eso supone que si Movistar y Vodafone no reaccionan a tiempo, sus clientes empiecen a preguntarse qué está pasando.
Estas cuatro operadoras móviles son las únicas en España que cuentan con red propia, por lo tanto son los cuatro actores que pueden disponer de infraestructura y dar soporte 4G a operadoras virtuales. Es el mismo escenario que en la actual telefonía móvil, lo único que ha cambiado es que las dos operadoras más fuertes de España se están quedando rezagadas. ¿Por qué?
La tecnología 4G está en pañales en nuestro país, pero esto no significa que la propia tecnología esté en una fase temprana de desarrollo. La implantación y despliegue de la 4G en otros países lleva ya unos años de recorrido y se ha probado perfectamente "en el mundo real", algo que en España no se ha hecho todavía. Desde el momento en que las redes de Yoigo y Orange estén operativas, ya habrá datos reales de funcionamiento, qué problemas se presentan y, sobre todo, habrá precios sobre la mesa.
Tanto Movistar como Vodafone, sin embargo, devuelven pelotas a diestro y siniestro y afirman que su retraso a la hora de anunciar el despliegue de su propia red 4G es que están esperando a la liberalización del dividendo digital, que significa que la banda de 800 MHz que está ocupada por la TDT dejará espacio para la telefonía móvil de última generación. Esto ocurrirá a partir del 1 de enero de 2014, en teoría, así que las dos operadoras más importantes cuentan con dos cosas: la ventaja de ser más potentes, en cuestión de recursos propios, que Yoigo y Orange, y la ventaja de poder pujar por parte del espectro de la banda de 800 MHz sin mayores problemas.
¿Qué piensa un cliente de alguna de las dos operadoras? Puede pensar que están perdiendo terreno con respecto a otras compañías, pero la cuestión es, ¿ofrecerán Yoigo u Orange un producto que esté a la altura de las expectativas? ¿Serán capaces de ofrecer un servicio rápido, fiable, y a un coste aceptable para la mayor parte de sus clientes? Porque la cuestión final más importante para un cliente es el coste mensual que supondrá disponer de tarifas 4G, puesto que los móviles compatibles con esta nueva red de telefonía ya están disponibles en el mercado desde hace meses. Entonces, ¿por qué esperar tanto?
Como decíamos anteriormente, la clave parece estar en la liberación del dividendo digital, que permitirá a las operadoras trabajar en la banda de 800 MHz. ¿Qué puede ser tan importante como para, aparentemente, perder tiempo y potenciales clientes frente a Yoigo y Orange? La respuesta está en la cobertura: cuanta más elevada sea la frecuencia de operación, peor cobertura se experimentará dentro de los edificios. Esto significa que, quienes se adelantan y tratan de ganar tiempo frente a sus competidores tendrán una mejor entrada en el mercado, pero ofrecerán una peor calidad de servicio dentro de edificios.
Por el contrario, tanto Vodafone como Movistar esperan confiados a que llegue el momento de liberar las frecuencias más interesantes, y además entienden que la penetración de una nueva tecnología móvil es progresiva. Es decir, nos encontramos ante un caso claro de solución de compromiso: si nos empeñamos en dar cobertura 4G lo haremos, a costa de arriesgar una futura calidad de servicio frente a los competidores que esperen; a la inversa, si esperamos un tiempo para conseguir la mejor calidad de servicio, posiblemente perderemos cuota de mercado, o algún cliente que se marche a la competencia.
Sea como sea la situación real, en mi modesta opinión, creo que me apuntaría al carro de los que esperan a la liberación del espectro porque en principio es apostar por la calidad. No obstante hay un peligro a mayores: que la liberación del dividendo digital se retrase por problemas burocráticos, y que llegue más allá del primer trimestre de 2014. Entonces, la apuesta por la espera puede empezar a pasar factura a Vodafone y Movistar. Mientras tanto, el punto de mira lo debemos tener en las redes que se despliegan de forma inminente porque empezará a verse, muy pronto, la nueva guerra de precios del 4G por conseguir la mejor tarifa móvil del mercado.
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