"¿Dónde tiene que ir Rajoy? A la cárcel", gritaban los manifestantes convocados por los sindicatos en el Día del Trabajo. La manifestación del Primero de Mayo en la Plaza de Neptuno de Madrid comenzó a las 12.00 horas con los secretarios generales de CCOO y de UGT, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, a la cabeza de la marcha, y finalizó en la Puerta del Sol alrededor de las 13.00 horas. En la cabecera de la manifestación y sujetando la pancarta con el lema "No tienen límite. Lucha por tus derechos" también estaban los secretarios generales de CCOO de Madrid, Jaime Cedrún, de UGT Madrid, José Ricardo Martínez, y miembros de las respectivas ejecutivas. "NO a los dictados de la troika" o "esta autoridad arruina y mata", eran otros de los lemas que se podían leer.
En los discursos de los líderes sindicales destacó la petición de dimisión de Rajoy. El polémico secretario general de UGT-Madrid, José Ricardo Martínez, no decepcionó. "Lo que ofrece Rajoy es paro, precariedad, pereza, tristeza y desempleo", dijo. Insistió en una de las viejas reivindicaciones de los sindicatos, prácticamente desde el mismo día en que Rajoy llegó a la Moncloa. "Tiene la obligación de convocar un referéndum. Tenemos derecho a decirle que nos engañó, a los que le votaron y a los que no le votamos. Si convoca y lo pierde también, pero si no lo convoca, como secretario general de UGT Madrid, pido la dimisión de Rajoy y la convocatoria de elecciones anticipadas".
Toxo: "Un plan Marshall del Siglo XVI"
En su discurso, el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, proclamó que "Europa necesita un Plan Marshall versión siglo XXI". Defendiendo, dijo, mensajes "progresistas", Toxo culpó a las políticas de reducción del déficit y defensa de la austeridad de las cuentas públicas de "estar empeorando a ojos vista" la situación de los trabajadores. "Lo que hay que cambiar son las políticas", dijo. Estamos "en una situación de auténtica emergencia nacional" para la que "no valen ni paños calientes ni sostenerla sin enmendarla contra viento y marea".
En cuanto a sus reclamos, además del gran acuerdo social que ya ha pedido en varias ocasiones y en entrevistas y ruedas de prensa este mismo primero de mayo, sumó una petición al presidente del Gobierno: "Que convoque a la sociedad española, a los partidos, a las organizaciones sindicales y empresariales, porque este país se merece a una oportunidad". Y si no se siente capaz, "que convoque elecciones generales".
Según sus propias cifras, en Madrid se han movilizado "40.000 personas". El año pasado, los sindicatos cifraron la asistencia en la capital en 100.000 personas. Toxo afirmó que en toda España han sido un millón, lo que para él es "un clamor de una ciudadanía, de una clase obrera que está harta".
A Rajoy le afeó su último consejo de ministros, por ser el consejo de ministros "del desánimo" y le dijo que "su gobierno es legítimo, pero su legitimidad no concuerda con las legitimidades de la ciudadanía, de la inmensa mayoría de la ciudadanía de este país". Además, le atribuyó una "gran parte de la cosecha" de los 6,2 millones de parados que recoge la EPA.
Méndez se va por las ramas
Por su parte, Cándido Méndez, aburrió en un largo discurso en el que se dispersó hablando de Olli Rhen, Chipre, Thatcher, Bangladesh y hasta las maestras republicanas.
Dijo que Rajoy se presentó a las elecciones con un programa entre reducir el paro y bajar los impuestos. "Ha ocurrido lo contrario". Y culpan "al anterior gobierno y a los sindicatos. No pueden seguir con esta dejación de responsabilidades", dijo, antes de señalar que "el Gobierno está paralizado".
Pidió el líder de UGT "cambiar las prioridades. Lo primero, empleo y solo empleo. No podemos aceptar ni la realidad actual ni las previsiones del Gobierno", dijo.
Méndez aseguró que los sindicatos europeos están unidos. "Quieren marginar a las organizaciones sindicales. Hay una pulsión enfermiza por volver al pasado" y "hay que combatir esa obsesión enfermiza", dijo, aunque reconoció que "los malos tiempos absorben energías" porque además de la "erosión económica" se produce una "erosión moral". Por ello, Méndez se propuso insuflar "fortaleza moral a la población española. Sí se puede", concluyó.