A pesar de las continuas y sustanciales subidas de impuestos aprobadas por José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy durante la crisis, el actual líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, sigue apostando por elevar aún más la tributación que soporta el conjunto de los españoles.
Los contribuyentes ya sufren el IRPF más alto de Europa en todos los tramos de renta; de hecho, España fue el país que más subió los impuestos a los trabajadores en 2012 de toda la OCDE; la fiscalidad sobre el ahorro se ha disparado un 80% desde que estalló la crisis; y las empresas pagan los impuestos más altos de la UE. Como resultado, los españoles afrontan el mayor esfuerzo fiscal de la zona euro.
Aún así, al PSOE no le parece suficiente. Los socialistas proponen otra amplia y significativa subida de impuestos para tratar de recaudar cerca de 40.000 millones de euros extra al año, equivalente al 25% de la recaudación fiscal ingresada por la Administración Central y las CCAA en 2012. Ésta es una de las principales propuestas que surgieron del debate Ganarse la fiscalidad celebrado por el PSOE este fin de semana en Badajoz.
¿Cómo? Básicamente, disparando la tributación sobre las rentas, el patrimonio y las empresas, al tiempo que se combate con mayor dureza el fraude fiscal y a la Seguridad Social. Lo que no dice el PSOE es que dichas medidas penalizan la creación de riqueza, la acumulación de ahorro e incluso la creación de empleo.
Más impuestos sobre la renta
La medida estrella del plan de Rubalcaba consiste en elevar aún más el IRPF y la fiscalidad sobre el capital. En concreto, el PSOE propone "unificar en un único impuesto (el IRPF) la tributación de la renta y el patrimonio".
Según el resumen de conclusiones de la conferencia, la idea consiste en hacer "pagar impuestos cada año por la rentabilidad de toda la riqueza patrimonial del contribuyente, a partir de un mínimo exento, tanto si es mobiliaria (depósitos bancarios, acciones, etc.) como inmobiliaria (casas, fincas, terrenos, etc.), y con independencia de dónde esté invertida (SICAVs, Fondos de Inversión, Sociedades Instrumentales, Sistemas de Previsión Social Personalizados, etc.)". Asimismo, también apuesta por eliminar y reducir deducciones fiscales en el IRPF (planes de pensiones, por ejemplo). Se trata, por tanto, de una medida destinada a penalizar aún más las rentas y el patrimonio, es decir, la generación y acumulación de riqueza.
Además, que paguen lo mismo las rentas del trabajo y del capital (igualando tipos impositivos) no sólo supondría un castigo extra para las grandes fortunas, que muy posiblemente optarían por salir del país tal y como ha sucedido en Francia, sino para el conjunto de los ahorradores, ya que implicaría disparar la fiscalidad sobre acciones, depósitos, fondos de inversión, planes de pensiones, etc.
Castigo extra al ahorro
Pero es que, además, el PSOE pretende limitar la competencia fiscal entre autonomías imponiendo un umbral mínimo homogéneo en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, penalizando más si cabe la acumulación de patrimonio. Apuesta, igualmente, por crear dos nuevos impuestos sobre la banca (uno sobre el pasivo y otro sobre los bonus y retribuciones variables) que, de una u otra forma, se acabaría trasladando a los clientes.
Por si fuera poco, Rubalcaba pretende estimular el ahorro a largo plazo mediante más intervencionismo público: creando cuentas de ahorro individualizadas, con carácter exclusivamente finalista (estudios, desempleo, etc.), y aportaciones anuales limitadas por el Estado, empleando a modo de incentivo una deducción fiscal.
Penalización a las empresas
Por último, los socialistas quieren eliminar las deducciones fiscales que disfrutan las grandes empresas, al tiempo que elevan la tributación efectiva que soportan las pymes y autónomos en materia de IRPF, IVA y cotizaciones sociales. Elevar la carga fiscal sobre las empresas supone, en todo caso, castigar la creación de empleo.
En materia de IVA, el PSOE pretende suprimir las exenciones del IVA a la sanidad y educación privadas. Por el contrario, las únicas rebajas de impuestos que contempla su programa son la reducción del IVA en cultura y productos higiénicos básicos.
Dos falacias
Y todo ello, bajos dos argumentos clave: que las rentas altas y grandes fortunas pagan pocos impuestos; y que el problema del déficit no es por exceso de gasto sino por escasez de ingresos fiscales.
Los datos, sin embargo, contradicen ambas afirmaciones. Así, por un lado, el sistema tributario español es "exageradamente progresivo, sobre todo a la hora de machacar a las clases medias y medias-altas", tal y como recuerda Juan Ramón Rallo. El 20% de la población con mayor renta (ingresos a partir de 33.000 euros anuales) costea el 60% de la recaudación tributaria por IRPF; el 10% de la población (ingresos a partir de 45.000 euros anuales), el 42%; el 5% de la población (ingresos a partir de 60.000 euros anuales), el 30%; el 2% de la población (ingresos a partir de 84.000 euros anuales), el 20%; el 1% de la población (ingresos a partir de 120.000 euros), el 16%. Es decir, el 80% de los españoles (con rentas anuales de hasta 33.000 euros) sólo abona el 40% de toda la recaudación del IRPF.
Por otro lado, en cuanto a la supuesta austeridad, el sector público sigue gastando más que en 2007, en pleno auge de la burbuja inmobiliaria y económica.