"Pensamos que, de cara al futuro, obviamente España necesita seguir reduciendo su déficit, pero necesita hacerlo a un ritmo que sea gradual", aseguró el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Philip Gerson, en la rueda de prensa de presentación de la edición de primavera de su informe 'Fiscal Monitor'.
En este sentido, Gerson remarcó que el ajuste por valor de un punto porcentual del PIB en términos estructurales en este ejercicio, incluido en las previsiones elaboradas por el fondo para España, supone un "ritmo apropiado" de la necesaria consolidación fiscal.
Asimismo, recordó que el Gobierno español ya adoptó "ajustes fiscales importantes" en 2012 por valor de 2,5 puntos porcentuales del PIB en términos estructurales, un logro que, reconoce, se ha visto oscurecido por el impacto en el déficit del apoyo al sector financiero.
Sin embargo, de cara al futuro, ve necesario que España continúe con los ajustes, al mismo tiempo que se llevan a cabo reformas tanto a nivel nacional como europeo, como avances en la unión bancaria o unos mayores progresos en las reformas laborales.
"España y Europa necesitan implementar conjuntamente en los próximos años toda una serie de medidas tanto en el lado fiscal como en el no fiscal", añadió el director adjunto del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI.
Aplicar la austeridad "con receta"
Por otro lado, el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Carlo Cotterelli, incluyó a España entre las diez economías avanzadas que se enfrentan a mayores desafíos en materia fiscal, junto con Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Francia, Italia, Bélgica, Grecia, Irlanda y Portugal.
Cotterelli destaca que estos países, que representan el 40% del PIB mundial, tienen un coeficiente de deuda respecto al PIB superior al 90% que continúa al alza, aunque a diferentes velocidades. "La política fiscal de estos países es de gran importancia y tiene un gran impacto en el mundo", advirtió.
En este sentido, admitió que los ajustes fiscales tienen un coste en el crecimiento en el corto plazo, pero incidió en que esto no significa que deban ser pospuestos, sino que deben ser aplicados "a un ritmo adecuado".
En su opinión, la austeridad fiscal es "como la medicina, que debe tomarse con la receta precisa", ya que si no se toma la suficiente "se continúa enfermo", y, si se toma demasiada, podría tener "efectos secundarios".
Por ello, defendió que el ajuste debe ser gradual en las economías avanzadas que aún tienen margen de maniobra, aunque admitió que los países que se encuentran bajo presión de los mercados tendrán que ser "más rápidos" en este proceso de ajuste.
Asimismo, instó a la eurozona a no ceñirse a objetivos de déficit nominales, y celebró la flexibilidad mostrada recientemente por las autoridades europeas para centrarse en aspectos más estructurales en la reducción del déficit.