El rescate pactado entre el Gobierno de Chipre y la troika -el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional- no representa un modelo para futuras intervenciones en otros países, ha asegurado este jueves el presidente del BCE, Mario Draghi.
"Chipre no representa un modelo para nadie más", afirmó el banquero italiano en la tradicional rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno de la institución, que mantuvo por consenso los tipos de interés en el 0,75%. A este respecto, el presidente del BCE opinó que las declaraciones del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, "seguramente fueron malinterpretadas".
Por otro lado, Draghi señaló que la propuesta original de ayuda a Chipre presentada por el BCE no incluía ninguna quita sobre los depósitos garantizados, como tampoco las presentadas por la CE y el FMI. "Después de largas negociaciones el resultado fue el que se vio, una tasa a los depósitos garantizados", dijo el banquero italiano, que admitió que tal decisión "no fue inteligente" por lo que fue corregida con rapidez. No obstante, el presidente del BCE apuntó que el problema no es el 'autorrescate' ('bail in') en sí mismo, sino que son la ausencia de reglas y amortiguadores los que provocan un autorrescate desordenado.
Más reformas estructurales
Por otro lado, señaló que el retraso en la aplicación de las reformas estructurales necesarias a nivel nacional por los distintos gobiernos de la zona euro representa uno de los principales riesgos a la baja para la recuperación económica.
Draghi no espera que la "gradual" mejoría de la economía se produzca antes de la segunda mitad de 2013 e insistió en que "es esencial intensificar las reformas a nivel nacional". En este sentido, Draghi, advirtió de que los datos manejados por la institución constatan que la debilidad registrada por la economía de la región en el cuarto trimestre de 2012 se trasladó al arranque de 2013, por lo que la recuperación económica de la eurozona será "gradual" y tendrá lugar a partir de la segunda mitad de año.
A este respecto, el presidente del BCE apuntó que predominan los "riesgos a la baja" sobre estas expectativas de recuperación, entre los que destacó el posible retraso en la aplicación de las reformas estructurales y medidas de ajuste para mejorar la competitividad de los países. "No podemos reemplazar la acción de los gobiernos", defendió Draghi, después de asegurar que el BCE mantendrá su actual postura acomodaticia "durante el tiempo que sea necesario".
De este modo, el banquero italiano subrayó la necesidad de que los gobiernos aceleren la aplicación de las reformas necesarias para dotar de mayor competitividad a las economías de sus países, así como de reducir los desequilibrios presupuestarios, junto con la introducción de medidas encaminadas a favorecer el crecimiento. Asimismo, Draghi reiteró la necesidad de introducir medidas de flexibilización en los mercados laborales de algunos países, así como un mejor alineamiento del empleo y la productividad.