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Carmelo Jordá

Montoro, el 'desconcertaor'

"Hemos desconcertao a la izquierda", decía el andoba. ¡Pues anda que a la derecha!

"Hemos desconcertao a la izquierda", decía el andoba. ¡Pues anda que a la derecha!

"Hemos deconcertao [sic] a la izquierda". Con esta lapidaria frase iniciaba Cristóbal Montoro la legislatura más triste que jamás haya sufrido el contribuyente español, al menos de momento, si bien no hay que engañarse: las cosas no tienen pinta de cambiar.

No sé si se le escapó al ministro de Hacienda o de verdad quería decirlo, pero fue la principal conclusión que el vampírico Montoro sacó de aquel rejonazo de IRPF que acababan de asestar a la sufrida clase media española, a los que sostenemos fiscalmente la descomunal maquinaria estatal, a base del exprópiese de porcentajes cada vez más grandes de nuestra nómina.

La salvajada impositiva tenía como principal justificación que las arcas estaban más vacías de lo anunciado, verdad a medias; y que así se evitaría una subida del IVA a todas luces más injusta –mentira del todo: ni se evitó ni habría sido más injusta–.

Fue la primera de una serie de medidas que han marcado buena parte de los primeros 15 meses del PP de Rajoy en el poder, y que se han saldado con un rosario de fracasos, por ejemplo la subida de IRPF, que hundió la recaudación, así que hubo que subir también el IVA, y encima tras haberlo negado decenas de veces; o la amnistía fiscal, que recaudó una ínfima parte de lo esperado, y eso gracias a aportaciones como las de Bárcenas o Diego Torres, que a este paso cualquier día nos vamos a enterar que ha blanqueado también unos euritos el mismísimo Kim Jong Un; o la genialidad de retrasar los presupuestos hasta después de las elecciones andaluzas, lamentable estrategia de política partidista que, además, no sirvió sino para volver a perder las elecciones.

Para colmo, esta sucesión de derrotas políticas, que habría bajado los humos de cualquiera, ha surtido el efecto contrario en nuestro Montoro, que según iba perdiendo crédito como ministro se iba engrandeciendo en el ring de la chulería parlamentaria y la amenaza casi delictuosa: a actores, a periodistas, a políticos de la oposición...

En su procacidad verbal, el ministro de Hacienda ha llegado a adjudicarse en solitario el mérito de la entrada de España en el euro –precisamente cuando, al paso que va, será el que nos eche de la moneda única–; o a anunciar un impuesto a los depósitos bancarios... justo después de que toda Europa asistiese con estupor a la primera quita de depósitos por el rescate de Chipre.

Pero lo mejor –es decir, lo peor– ha sido la pillada de Eurostat: que Bruselas haya desmontado al primer vistazo la trampa del déficit. A Montoro, sí, al mismo que se llenaba la boca con la "confianza" que iban a generar los populares. Montoro, sí, el primer ministro de Hacienda de la historia de España al que la UE ha pillado mintiendo.

"Hemos desconcertao a la izquierda", decía el andoba. ¡Pues anda que a la derecha!

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