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Emilio J. González

Los impuestos que se avecinan

El Gobierno anda ya dándole vueltas para ver de qué forma puede volver a subir los impuestos.

El Gobierno anda ya dándole vueltas para ver de qué forma puede volver a subir los impuestos.

Las previsiones para este año y el próximo que acaba de presentar el Banco de España abren un serio interrogante sobre el futuro de la política fiscal en nuestro país. Según el BE, la economía española caerá este año un 1,5%, un punto más de lo que preveía el Gobierno, lo cual se veía venir porque con tanta subida de impuestos no hay forma de que aquélla pueda recuperarse; y como no puede hacerlo pues el paro seguirá subiendo este año, hasta el 27,1%, frente al 24,3% estimado por el Gabinete. Por supuesto, habrá que esperar a que concluya el ejercicio para comprobar quién tiene razón, pero la experiencia indica que el Banco de España no suele equivocarse en estas cosas. Además, sus datos coinciden más o menos con los que vienen ofreciendo los organismos internacionales, como la OCDE, el FMI y la Comisión Europea. Por consiguiente, démoslos por buenos. A partir de aquí surge la gran pregunta: ¿qué va a pasar con el ajuste presupuestario? Pues, probablemente, que tendremos nuevas subidas de impuestos esta primavera.

El Gobierno había establecido para este ejercicio un objetivo de déficit público del 4,5% a partir de un cuadro mucho más optimista que el que presenta el Banco de España. En consecuencia, dicho objetivo no se va a cumplir porque los ingresos presupuestarios ya están evolucionando muy por debajo de lo previsto y los gastos, por el contrario, serán mayores, entre otras razones, como consecuencia de una destrucción de empleo más pronunciada de lo que previó el Gobierno. Ante semejante panorama, dudo mucho de que la Unión Europea se vaya a quedar cruzada de brazos. Por el contrario, lo más probable es que arrecien las presiones sobre el Ejecutivo para que muestre más ambición en el saneamiento de las cuentas públicas. Y, desde luego, no sería de extrañar que en cualquier momento se rompiese la relativa calma en que vive la deuda española en los mercados y volviésemos a las andadas con la prima de riesgo, debido tanto al nuevo incumplimiento de los objetivos presupuestarios como al hecho de que, de cumplirse los pronósticos del BE, la deuda pública española se situará por encima del peligroso nivel del 90% del PIB, a partir del cual empieza a considerarse que la situación fiscal de un país es insostenible. En consecuencia, todo apunta a que de aquí a pocos meses tendremos un nuevo ajuste presupuestario.

Por desgracia, y por los comentarios que me van llegando, dicho ajuste no adoptará la forma del necesario recorte del gasto. Por el contrario, el Gobierno anda ya dándole vueltas para ver de qué forma puede volver a subir los impuestos. Por lo visto, lo que trama es aplicar impuestos ecológicos de todo tipo, en la idea de que con la excusa de lo verde la cosa será más digerible para la sociedad. El problema es que cuanto más se incrementa la tributación, más se deprime la economía, más empleo se destruye y menos se corrige el déficit público. Lo que habría que hacer, por eso, es meter mano de una vez por todas a los gastos, sobre todo a los de las administraciones territoriales, y más después de lo que estamos viendo en Andalucía, Cataluña, Valencia, etc., porque seguir castigando al sector privado con más impuestos a lo único que conduce es a profundizar y alargar más la crisis y a dificultar la salida de la misma.

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