El presidente de EEUU, Barack Obama, y los republicanos buscarán este viernes un acuerdo de última hora para evitar los recortes del gasto público que deben entrar en vigor ese mismo día, aunque las propuestas de ambas partes para impedirlos continuaban este jueves muy distantes.
Obama y los principales líderes demócratas y republicanos en el Congreso coincidieron hoy en el Capitolio en una ceremonia en honor de la activista afroamericana Rosa Parks y allí conversaron brevemente sobre la reunión del viernes, de acuerdo con el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
Según Carney, el presidente espera tener "una conversación constructiva" con los congresistas en la Casa Blanca y ha demostrado "su voluntad de compromiso" para evitar los recortes con una oferta que combina reducciones de gasto en programas sociales con una reforma fiscal para aumentar los ingresos de la hacienda pública.
A la reunión han sido invitados el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid. También la líder de la minoría demócrata en la cámara baja, Nancy Pelosi, y el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
Los recortes, valorados en más de 85.000 millones de dólares, afectarán fundamentalmente al presupuesto destinado a Defensa y se irán aplicando paulatinamente durante los próximos meses si el Congreso no logra un acuerdo para impedirlos.
Por iniciativa de la Casa Blanca, republicanos y demócratas acordaron en el Congreso en 2011 esos recortes para forzar un acuerdo de largo alcance sobre la reducción del elevado déficit público que todavía no ha llegado.
Obama y los demócratas defienden que para evitar los recortes es necesario un acuerdo que combine reducciones presupuestarias en algunos programas sociales con una reforma fiscal para aumentar la carga impositiva a los ciudadanos más ricos, algo a lo que se oponen los republicanos.
En un comunicado, el senador McConnell indicó hoy que la reunión del viernes con Obama debe ser una oportunidad para mantener el "compromiso" con la reducción del gasto público. "Los estadounidenses no aceptarán otro aumento de impuestos para reemplazar reducciones del gasto ya acordadas", advirtió el republicano. La Casa Blanca y el propio Obama llevan varios días alertando de las nefastas consecuencias que tendrá la aplicación de los recortes.
Tras comparecencias similares de los secretarios de Transporte y de Seguridad Nacional, que subrayaron en días pasados que el tráfico aéreo y la seguridad se verán afectados por los recortes, hoy habló ante la prensa en la Casa Blanca el titular de Educación, Arne Duncan.
Duncan destacó en su intervención que unos 10.000 profesores en todo el país podrían perder sus empleos y que se verán perjudicados programas de atención a niños pobres y con necesidades especiales.
Además, al igual que hizo ayer Obama durante una visita a un astillero en Newport News (Virginia), hoy el nuevo secretario de Defensa, Chuck Hagel, advirtió de las consecuencias de los recortes para su departamento nada más asumir el cargo. Mientras, la agencia de calificación Fitch aseguró hoy que no rebajará su nota a Estados Unidos si llegan a implantarse los recortes, aunque sostuvo que sí afectará a la confianza en el país de cara a que mantenga la máxima calificación actual.
Aunque más del 75% de los estadounidenses es contrario al plan de reducciones automáticos para bajar el déficit, entre quienes se oponen también hay posiciones distintas: un 37% apoya una menor reducción del gasto público, mientras un 39% pide más recortes, según informa Efe.
Así lo refleja una encuesta publicada hoy por The Wall Street Journal y realizada conjuntamente con la cadena NBC News, según la cual solo un 14% de los ciudadanos son partidarios de que se apliquen los recortes, conocidos como "secuestro", tal como están previstos.